Estrés hídrico en México: por qué podría encarecer el agua
Uno de los aspectos más preocupantes en relación con la escasez de agua a nivel mundial es que quienes menos pueden pagar por el recurso son los que destinan un porcentaje mayor de sus ingresos para acceder a este. Aunado a ello, el agua, desde un punto de vista, puede considerarse como una mercancía, cuya valoración monetaria expresa su escasez, según un artículo publicado en Gaceta UNAM.
A su vez, la disminución de agua se relaciona con el estrés hídrico, el cual mide la proporción de extracción en relación con la disponibilidad de agua. Factores como el crecimiento demográfico, económico, el cambio climático y la degradación de ecosistemas, agudizan este problema. Esta problemática afecta a una cuarta parte de la población mundial y podría incidir en el desplazamiento de millones de personas en búsqueda de tener acceso al recurso, de no frenarse sus causas.
En vista de esto, el costo del agua ha sido utilizado para limitar su consumo. Cabe resaltar, en México la Comisión Nacional del Agua (Conagua), otorga concesiones a cada entidad de acuerdo con los costos de abastecimiento de agua. Incluyendo tanto su captación, potabilización y traslado como el alcantarillado y tratamiento de aguas residuales. De esto, podría argumentarse que en México el agua no tiene costo, sino que se paga por los costos de llevar el agua a hogares y empresas. En lo referente a la Ciudad de México, las cuencas de abastecimiento se encuentran lejos, lo cual implica un costo elevado por su abastecimiento.
Con el estrés hídrico, se ha registrado un incremento de hasta 35% en el pago de agua en 165 colonias del Valle de México. Esto en aquellos casos donde los hogares excedan un consumo de 60 mil litros en un período de seis meses. De modo que el costo del agua es utilizado como un medio para regular su consumo y disminuir su explotación intensiva.
La UNAM refiere que el agua es considerado un bien inelástico, es decir, su demanda disminuye poco pese al alza en su costo, dado que es un bien necesario. Sin embargo, la institución confirma que el precio puede inducir cambios en el comportamiento de consumo de los usuarios, pues el aumento en la tarifa es significativo.
De este modo, prevén, las comunidades con mayor escasez de agua comenzarán a tomar medidas para disminuir su consumo. Como lo son, la reparación de fugas, cambio de muebles por ahorradores, baños cortos, entre otras. No obstante, la economista Karina Caballero alerta, considerar el agua un bien comerciable pone un derecho humano en manos de instituciones financieras. De forma que los factores como el cambio climático y el estrés hídrico se aborda desde una perspectiva económica y no una que atiende a garantizar los derechos humanos.
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