“La minería desplaza a los pueblos indígenas” de la Amazonía – Correo del Caroní
La minería está causando daños irreparables a la Amazonia y uno de ellos es el desplazamiento de los pueblos indígenas en los estados Amazonas y Bolívar.
La actividad minera no para de crecer en Venezuela. En los últimos días, en el estado Bolívar, una mina en La Paragua se vino abajo y hay 30 fallecidos y más de 100 heridos, según las autoridades locales.
Ante este escenario, el Grupo de Investigaciones de la Amazonía (Griam) trabaja para documentar y denunciar los daños que está generando la práctica minera en los territorios protegidos.
En días recientes presentaron el panorama socioambiental del estado Amazonas en el que describen el contexto de afectación al sur del país.
Vilisa Morón es bióloga e integrante del Grupo de Investigaciones de la Amazonía y contó en el programa Háblame bajito, que transmite Radio Fe y Alegría Noticias, el impacto de la minería en esta región del país.
¿Cómo ha incidido la minería en los pueblos indígenas de la Amazonía venezolana?
La especialista apuntó que la Amazonía comprende los estados Amazonas, Bolívar y parte del territorio del Esequibo, todo lo que está al sur del río Orinoco.
Venezuela, hasta hace 15 años, protegió la biodiversidad de la Amazonía porque era un Estado rentista y solo sacaba petróleo en la plataforma del atlántico y al norte del Orinoco.
Como parte del contexto, es importante destacar que la mayor cantidad de pueblos indígenas están al sur del Orinoco y que este territorio fue declarado el Arco Minero en el 2016.
Esta política del Gobierno trajo consecuencias muy negativas ambientales y culturales.
En la actualidad, no solo el Estado está explotando las minas, sino también grupos irregulares y consorcios que desplazan a las comunidades para sacar oro, diamante, coltán y otros minerales.
La minería al norte
La especialista también recordó que antes solo se planificó la minería en el norte de Bolívar con las empresas básicas en Ciudad Guayana.
Hoy la minería se explota en La Paragua, en el Caura y en el Parque Nacional Canaima, en Bolívar. Mientras que en el caso de Amazonas, hay minas en el Alto Orinoco, en las cabeceras de los ríos.
La práctica minera está generando la contaminación y la sedimentación de los ríos. Desde el punto de vista cultural hay grupos ajenos al territorio. “La minería desplaza a los pueblos indígenas”, sentenció Morón. La minería es destructiva: causa deforestación, daña los suelos y contamina las aguas, denuncia la especialista.
De igual forma advirtió, “recuperar la biodiversidad de una zona destruida por la minería es muy difícil” y que puede tardar muchos años.
El mercurio y el riesgo para la vida río abajo
En las minas se utiliza mercurio para separar el oro y su utilización es un peligro para la vida. Este es un metal pesado que contamina el agua y mata la biodiversidad del río, el suelo y lo peces.
La contaminación por mercurio puede llegar hasta unos 100 kilómetros rio abajo, alertó Vilisa Morón.
Se han encontrado rastros de mercurio en el suelo y en los pescados que consumen los habitantes del estado Amazonas.
Minería en áreas protegidas
Las prácticas mineras están ocurriendo en áreas protegidas como el Parque Nacional Canaima, que es patrimonio de la humanidad. No solo Venezuela es responsable del resguardo de esta zona.
Hay más de mil hectáreas con minas en el parque, pero ¿Cómo ocurre la minería en esta zona?
También ocurre en la reserva de biosfera Alto Orinoco-Casiquiare. En este lugar donde vive el pueblo yanomami, yekuana y otros a los que llegan personas ajenas, con ritmos de vida y costumbres distintas que llevan enfermedades para las que no están preparados los pueblos originarios.
El riesgo de las minas para los trabajadores
El caso de La Paragua es una muestra de cómo la minería es un peligro para las personas. Un derrumbe puede atentar contra la vida de los trabajadores.
Yorgi Arciniega, alcalde de La Paragua (municipio Angostura) del estado Bolívar, dijo a CNN que la cifra de muertos, tras el derrumbe ocurrido en la mina de oro Bulla Loca, ascendió a 30, mientras que otras 100 personas permanecían sepultadas hasta el momento de la entrevista este miércoles 22 de febrero al mediodía.