El IPC de la eurozona cae más de lo esperado hasta el 2,4% y mete presión al BCE para bajar los tipos de interés
La inflación vuelve a traer noticias positivas para la eurozona. El índice de precios al consumo (IPC) desaceleró en marzo del 2,6% interanual al 2,4%, según lo datos preliminares publicados este miércoles por Eurostat. Este retroceso es mayor de lo esperado por el consenso de economistas, que estimaba una mínima caída hasta el 2,5%. Se trata de la lectura más baja desde julio de 2021, lo que corrobora la senda de desinflación vivida en la región desde el pico del 10,6% en octubre de 2022. Lo mismo ha ocurrido con el IPC subyacente (excluye categorías más volátiles como la energía, los alimentos, el alcohol y el tabaco), más persistente y motivo de mayor atención en los últimos meses: desacelera del 3,1% al 2,9%, una décima más de lo esperado. En el caso de la lectura subyacente, es la más baja desde febrero de 2022. Todos estos números meten más presión al Banco Central Europeo (BCE) para bajar pronto los tipos de interés. Sin embargo, parece descartado que el banco central acometa este giro en su reunión de abril y todo indica que lo hará en la de junio.
Los economistas ya contemplaban la posibilidad de un descenso en la inflación mayor de lo esperado dado que las lecturas de marzo bajaron considerablemente en las dos mayores economía de la región, Francia y Alemania. Además, aunque repuntaron, las lecturas de España e Italia lo hicieron menos de lo esperado, lo que ha contribuido a afianzar el relato de desinflación, que, aunado al claro estancamiento de la economía europea, hace que todas las miradas se dirijan a Fráncfort para que el BCE relaje ya el coste del dinero. No obstante, aunque este descenso de la inflación es una buena noticia para el BCE, la rigidez de la inflación de los servicios y la incertidumbre sobre el elevado crecimiento salarial hacen prever a analistas y mercados que la primera bajada de tipos no se producirá hasta junio.
De hecho, la categoría de los servicios, tan ligada a las citadas presiones salariales, ha vuelto a ser uno de los puntos negativos de las cifras de Eurostat. El IPC de los servicios permaneció clavado en el 4% interanual por quinto mes consecutivo, mostrando su persistencia. En lectura intermensual, el avance de los servicios fue de un considerable 0,7%. Otro punto desfavorable ha sido la energía: aunque la categoría sigue en deflación, su retroceso del -1,8% es menor que el del -3,8% registrado en febrero. El efecto base -la comparativa con el dato de hace 12 meses- ha jugado esta vez en contra.
Por el lado contrario, han contribuido al buen dato partidas como los bienes duraderos, que han pasado del 1,6% de febrero a un 1,1%. También han ayudado los alimentos frescos (no procesados), que cayeron de un 6,9% interanual a un 2,1% en febrero y en marzo registraron un -0,4%. En la misma línea, la inflación de los alimentos procesados, el alcohol y el tabaco desaceleró el mes de pasado de un 4,5% a un 3,6%.
«El descenso de la inflación subyacente se debió enteramente a la menor inflación de los bienes industriales no energéticos, ya que la inflación de los servicios se mantuvo en el 4%, como en los últimos cinco meses. La intensidad de la mano de obra en la producción de servicios y el elevado crecimiento salarial hacen que la inflación de los servicios sea mucho más tenaz que la inflación subyacente de los bienes», explica Rory Fennessy, economista sénior de Oxford Economics. «Creemos que el BCE empezará a bajar los tipos en junio. Aunque la inflación subyacente ha disminuido, la obstinación de la inflación de los servicios y el deseo del BCE de disponer de más datos salariales hacen improbable un recorte de los tipos en abril», añade.
«Una Semana Santa adelantada suele significar un repunte de la inflación debido al efecto de las vacaciones, pero esto no aparece en los datos de hoy. Los datos mensuales desestacionalizados muestran un descenso tanto de los bienes como de los servicios en marzo, lo que constituye una señal muy benigna sobre la inflación en la eurozona. Si bien la inflación de los servicios ha sido demasiado alta, lo que ha atraído recientemente la atención del BCE, la lectura de hoy será un alivio para las palomas del Consejo de Gobierno, ya que proporciona cierta tranquilidad de que la inflación nacional se está relajando. Últimamente, las encuestas han arrojado resultados similares, lo que favorece las perspectivas de inflación para los próximos meses», escribe en una nota rápida Bert Colijn, economista sénior de ING.
El analista del banco holandés destaca, sin embargo, que el mercado laboral sigue al rojo vivo. El dato desempleo, también publicado este miércoles por Eurostat, se mantiene en el 6,5%, mínimo histórico desde el inicio de la eurozona en 1999. «El crecimiento salarial ha empezado a retroceder con cautela, pero sigue siendo elevado, y un mercado laboral tenso podría contribuir a ello. Esto podría hacer que la inflación disminuyera más lentamente de lo esperado por el BCE. Por otra parte, con las previsiones del propio banco de que la inflación caiga al 2% el año que viene y al 1,9% en 2026, es poco probable que el mercado laboral retrase mucho los recortes de tipos. Creemos que el mantenimiento de un mercado laboral tenso limitará la cantidad de reducciones que el BCE llevará a cabo en última instancia. Esperamos un 0,75% en total para este año (tres recortes de 25 puntos básicos)», remata Colijn.
Tras el dato de este miércoles, los operadores descuentan en el mercado, además de por completo l primer recorte para junio, tres bajadas seguras para 2024 y más de un 60% de probabilidades a una cuarta. Estas apuestas contrastan con los cuatro recortes para este año que compraba el mercado cuando tuvo lugar la reunión del BCE en marzo y los más de seis que se llegaron a descontar a comienzos de año.
«En abril, es casi seguro que la inflación de los servicios caerá a medida que se revierta el efecto de Pascua anticipada», confía Andrew Kenningham, de Capital Economics. «En general, los datos de hoy son consistentes con el pronóstico del BCE y el nuestro de que la inflación general estará muy cerca del objetivo del 2% en la segunda mitad de este año y que la inflación subyacente caerá de manera constante. Esperamos que las autoridades dejen los tipos sin cambios la próxima semana, pero que comiencen a recortarlos en junio», expone.
Analizando los datos por países, las tendencias divergen. La inflación española se aceleró del 2,9% al 3,2% armonizado (elaborado para el cálculo de la eurozona, independiente del índice nacional) después de que el Gobierno haya eliminado parte del apoyo establecido para controlar los costes de la energía, e Italia también experimentó un repunte (del 0,8% al 1,3%). Mientras tanto, las lecturas alemana y francesa mostraron que la inflación disminuyó por tercer mes: siempre con el dato armonizado, del 2,7% al 2,3% en Alemania y del 3,2% al 2,4% en Francia.