La UNAM estudiará la atmósfera durante el eclipse, sus resultados ayudarán a prevenir catástrofes informáticas
El eclipse total de Sol que ocurrirá el 8 de abril será aprovechado por investigadores del Laboratorio Nacional de Clima Espacial (Lance) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en los estados mexicanos de Sinaloa y Nuevo León. Bajo la sombra de la Luna, medirán cómo la repentina reducción de radiación solar modifica la alta atmósfera de la Tierra, que incluya, a su vez, a la ionósfera. Sus mediciones ayudarán a entender mejor el clima espacial y a prevenir problema serios en herramientas y dispositivos cruciales dentro y fuera del planeta.
Lo que sucede en esta región de la atmósfera, compuesta de electrones y que empieza entre los 60 y 80 kilómetros sobre la superficie terrestre, es interesante porque la humanidad la utiliza constantemente para reflejar y refractar ondas de radio. Los cambios que ocurren en ella pueden afectar las comunicaciones a larga distancia y los sistemas de navegación satelital, lo que no solo podría dificultar que las personas encuentren direcciones o sus servicio de delivery, sino que también podría causar problemas en herramientas financieras que dependen de la precisión de los sistemas de posicionamiento global, en el tráfico aéreo y en la navegación marítima.
Las propiedades de la alta atmósfera que, como un espejo, usamos para rebotar ondas de radio, varían constantemente. A veces es más gruesa, a veces más delgada; a veces más estable, a veces más agitada. Las fluctuaciones dependen, principalmente, de la interacción entre la atmósfera y las partículas que el viento solar hace llegar hasta ella.
La incidencia del Sol en la alta atmósfera deja muchos electrones libres. La variación de densidad de electrones sobre México durante el eclipse es lo que medirá el equipo de Lance a diferentes alturas de la atmósfera alta. Los datos podrían servir para prevenir problemas futuros en equipos dentro y fuera de la atmósfera.
“Si es más denso o menos denso, de eso depende el funcionamiento correcto de diferentes sistemas, en particular de los satelitales”, dice la física Maria Alexandra Sergeeva, quien es investigadora por México del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y tecnologías (Conahcyt) adscrita al Lance. Sergeeva. “Es importante realizar estudios regionales. Es lo que hacemos en el Lance: proveer esta información para la nación y para los sectores industriales”, precisa
Lo que ocurre en la alta atmósfera importa
“El primer satélite se lanzó en 1957, el primer hombre salió al espacio en 1961, la primer mujer en 1963, no tenemos ni 100 años de época satelital y ya somos dependientes de las señales de satélites y de otras tecnologías. Conocer qué ocurre en el espacio cercano a la Tierra, que incluye alta atmósfera, es importante porque somos más vulnerables que en siglos pasados y cada década crece la dependencia”, comenta Maria Alexandra Sergeeva.
A finales del año pasado, según relata la científica, una serie de eventos en el Sol resultó en la pérdida de satélites y causó fallos en sistemas tecnológicos. Además, debido al cambio en las condiciones de propagación de ondas de radio, algunas regiones experimentaron interrupción o degradación de la comunicación por radio, lo que afectó a sistemas tecnológicos como los de tiempo preciso, fundamentales para las operaciones bancarias. El error de posicionamiento global fue tan grande que algunos vuelos tuvieron que ser cancelados o desviados.
“En algunos momentos la radiación solar fue tan cruel que los astronautas en la estación internacional espacial tenían que entrar en el módulo especial, que tiene protección contra radiación para evitar sufrir daños físicos”.
Un asunto de clima espacial
El eclipse es una oportunidad única. La NASA señala que, a diferencia de lo que ocurre al nivel del suelo, los efectos de la “falsa noche” se amplifican 100 veces en la capa conductora de electricidad de nuestra atmósfera.
Sergeeva explica que, constantemente, en la superficie el Sol ocurren distintos eventos explosivos que emiten partículas hacia el espacio, algunas en dirección nuestra. Después, entre el Sol y la Tierra, el viento solar las mueve y las aproxima al planeta. El material que proviene del Sol, señala, viaja con diferentes velocidades, tiene distintas cargas y diversas densidades de material. Cuando se acerca, interactúa con el campo magnético de la Tierra.