La intensa semana de Maduro y Boric
Esta semana, Nicolás Maduro apareció en su programa “Con Maduro+” y con un tono amigable le hizo una invitación al mandatario chileno: “Le digo públicamente al Presidente Gabriel Boric, si usted quiere hablar de estos temas, conversemos personalmente”.
Fue una invitación inesperada. En un momento en que las relaciones entre ambos países pasan por uno de sus momentos más bajos y en una semana en que la agenda internacional se tomó la hoja de ruta de La Moneda.
Comenzó el 13 de abril, cuando el embajador de Chile en Caracas, el socialista Jaime Gazmuri (80), llegó al país tras ser “llamado a informar”, lo que en jerga diplomática se interpreta como una sensación de molestia hacia otro país. La citación a Gazmuri ocurre tras la bizarra declaración del canciller venezolano Yván Gil quien afirmó que el Tren de Aragua era una invención mediática.
“Si hay un problema y nosotros los venezolanos podemos ayudar en algo para resolverlo, Presidente Boric, estamos en la disposición absoluta”, reiteró el mandatario venezolano, con algo de sorna.
«Las agresiones, burlas y ninguneos de los gobernantes venezolanos contra los presidentes de Chile es una historia larga».
José Rodríguez Elizondo
Sus palabras de buena crianza llegaron hasta ahí, porque luego le asestó un golpe profundo al exPresidente Sebastián Piñera recordando su ida a Cúcuta en febrero del 2019 a respaldar al opositor Juan Guaidó. “¿Quién se llevó para Chile a estos delincuentes?, ¿Quién los conoció, los contrató y los apoyó en Cúcuta para invadir Venezuela el 23 de febrero de 2019? El recientemente fallecido, que en paz descanse, el Presidente Sebastián Piñera, la derecha chilena”.
El Presidente Boric recogió el guante con prontitud y respondió casi de inmediato en medio de una pauta con la prensa. “No tengo problema en conversar con Maduro, mi rol es conversar con quien sea necesario para buscar justicia y combatir el crimen organizado”.
Sus palabras recibieron críticas desde la oposición y también hubo voces en contra desde el oficialismo. “Con los dictadores no se dialoga”, espetó un diputado.
Maduro eligió muy bien el momento de hablar. Sabe que aunque el Presidente Boric es de izquierda, es uno de los más críticos a las violaciones a los derechos humanos y a la falta de democracia en su país. Pero vienen elecciones presidenciales en Venezuela y Maduro ha demostrado que quiere continuar en el poder, cueste lo que cueste. Es un estratega y sabe que la relación con Chile la debe mantener y en paz.
El Tren de Aragua
Es por ello que las declaraciones del fiscal Héctor Barros, quien investiga el secuestro y asesinato del exteniente Ronald Ojeda, afirmando que el crimen se organizó desde Venezuela, abrieron una profunda grieta entre Caracas y Santiago.
Los llamados a cortar relaciones con ese país no tardaron en asomarse desde Chile Vamos y Republicanos. Pero en el mundo diplomático primó la cordura.
Un avezado y exalto dignatario de la cancillería chilena de los gobiernos de la Concertación, no concibe cómo a alguien sensato se le puede ocurrir que con todos los problemas migratorios y políticos que tenemos con Venezuela, estamos en posición de romper relaciones. “La cooperación con Venezuela es clave: están los indocumentados, las bandas criminales, las carencias democráticas del régimen, hasta el estilo personalista de Maduro que aplica al manejo de sus relaciones internacionales debemos enfrentarlo con diplomacia”, afirmó.
El exsubsecretario de RREE y exembajador en Perú, Cristián Barros afirma que le gustaría pensar que la situación del ex teniente Ojeda se aclarará, pero tiene sus dudas. “¿Existe en Venezuela una justicia independiente que pueda investigar? Esto se va a alargar, pero Chile podría llevarlo a la justicia internacional”, sostuvo.
En tanto, el analista José Rodríguez Elizondo aseguró que “las agresiones, burlas y ninguneos de los gobernantes venezolanos contra los presidentes de Chile es una historia larga. Ahí está Hugo Chávez con sus mofas sobre la ideología de Ricardo Lagos y culmina con Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, que maltratan a Michelle Bachelet e insultan a Sebastián Piñera y a Gabriel Boric”.
El tema migrante
Según el Servicio Nacional de Migraciones, hay 532.715 venezolanos en Chile que son ciudadanos regulares o están en proceso de serlo, y hay 161 mil que son irregulares. Otro tanto, 1.329 para ser exactos, tienen orden de expulsión del país. Pero dicho trámite no se ha podido realizar porque el gobierno venezolano les ha negado la entrada.
Tras la crisis diplomática de estas dos últimas semanas, la cancillería venezolana comunicó el jueves 18 que recibiría un vuelo chárter con 150 expulsados venezolanos desde Chile en mayo: fue su píldora para la distensión. El gobierno aspira a que estos vuelos sean regulares durante todo el año y así hacer frente al problema de seguridad que afecta al país.
Era la idea que había tras el convenio de cooperación policial que firmó en enero de este año el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, con el Ministerio del Interior de Venezuela. Pero dicho acuerdo no ha podido ejecutarse. Según explica el subsecretario, las capacitaciones mutuas, la generación de alertas tempranas a los modus operandi con que operan las bandas criminales, el mantenimiento de una lista de prófugos de la justicia y el intercambio de antecedentes penales de sujetos investigados no se han realizado porque Venezuela no ha nombrado a su contraparte para realizarlo.
A medida que pasan los días la molestia contra Maduro y su Gobierno persiste. Y seguirá así hasta que no se aclare lo que pasó con el exteniente Ronald Ojeda. Mientras eso no suceda, la tensión continuará y los deseos de algunos de cortar relaciones con Venezuela no cesarán.
El excanciller de Pinochet, Hernán Felipe Errázuriz, pone paños fríos. “No estoy con aquellos que dicen que Gazmuri debe volver a Chile. Todavía hay tiempo para que las cosas mejoren, él lleva menos de un año. Habría que enviar de regreso a Gazmuri a Caracas con instrucciones claras”, sostuvo.