'La comunidad indígena de la Sierra Nevada viene comprando terrenos en la parte baja …
Ati Gunnawi Viviam Villafaña tiene 26 años y vive en Santa Marta, la ciudad donde nació y vivió gran parte de su vida antes de irse a Bogotá. En la capital se convirtió en politóloga con énfasis en resolución de conflictos e investigación para la paz de la Pontificia Universidad Javeriana y empezó a consolidar un camino como una de las lideresas indígenas de Colombia con mayor proyección y reconocimiento a nivel internacional.
Villafaña, del pueblo arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta, fue reconocida por Forbes Colombia como una de las 100 Mujeres Poderosas de 2023 y durante los últimos años ha participado en los grandes encuentros climáticos del planeta como la Conferencia Climática (formalmente denominada 52a sesión de los órganos subsidiarios a la CMNUCC o SB52) en Bonn (Alemania) o la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Glasgow (Escocia) COP26.
El próximo domingo 28 de abril, a las 4:00 p.m. en la Sala Jorge Isaacs, Villafaña estará participando en el marco de la Filbo del conversatorio ‘La Sierra Nevada de Santa Marta: territorio ancestral y escenario literario’, donde hablará junto con otros expertos de lo que implica este ecosistema y su conservación y de las acciones que la comunidad indígena adelanta para protegerlo, como el establecimiento de “pueblos talanquera”, que son una barrera para la entrada del turismo masivo a la zona o la compra de predios en las faldas de la montaña, para recuperar los territorios donde sus antepasados vivían “antes de la llegada de la evangelización”.
¿Qué es la Sierra Nevada de Santa Marta para ustedes como comunidad indígena que la habitan y qué han visto que le ha venido pasando o afectando?
Yo pertenezco al pueblo arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta y si uno lo ubicara en el mapa de Colombia, por ejemplo, uno vería que nosotros como pueblo indígenas de la Sierra Nevada consideramos como el territorio sagrado, es un triángulo al norte del país. Un triángulo que además cuenta con tres departamentos: La Guajira, el Magdalena y el César. Y ha sido el lugar demarcado por nosotros históricamente como la línea negra. En la Sierra Nevada de Santa Marta, ha habido una serie de importantes afectaciones. Esas afectaciones tienen que ver con el tráfico, cultivo y venta de la hoja de coca y procesada también, que ha marcado además el conflicto interno a lo largo de los años. Luego, también se suma a eso los monocultivos de plátano, de guineo, en esas zonas, que son productos principalmente de exportación. Entonces, esas grandes concentraciones de monocultivo en esas zonas también han sido afectaciones para el recurso hídrico. La Sierra Nueva de Santa Marta, puntualmente, si se fijara uno, es un lugar muy importante, sobre todo porque es un reservorio de agua. Estamos hablando de que solo esa zona surte agua de más de 1,5 millones personas en las ciudades grandes de los departamentos que te acabo de mencionar. Y como población indígena en esta zona, nuestra responsabilidad es poder conservar y restaurar los ecosistemas claves que hay ahí. Son cinco pisos térmicos que van desde la zona costera, las zonas más bajas, el ecosistema marino, hasta los picos más altos, las puertas de la zona nevada, que más o menos está el ecosistema de páramo. Entonces, nuestra responsabilidad ha sido habitar el territorio, pero también proteger los ecosistemas en amenaza, del deshielo, por ejemplo, de la capa glacial.
¿Qué tanto se está restaurando la Sierra Nevada desde la comunidad indígena?
Y solo un margen muy pequeño, 30 a 20 por ciento del lugar, se utiliza para cultivos de pancoger. Entonces, ese 20 por ciento que te menciono es donde se asientan las familias, siembran sus alimentos, pastan algunas vacas, algunas mulas, caballos, etcétera, que sostienen la economía familiar. Es así como a lo largo de los años se ha venido trabajando todo el tema de protección de estas áreas a través de la compra de tierra.
Luego, más adelante, se han unido iniciativas importantísimas, desde Conservación Internacional y el Ministerio de Ambiente, para restaurar zonas en las que los árboles han disminuido bastante por la tala indiscriminada. Entonces, se han puesto la estrategia para que se monten viveros familiares y se asigne a las familias una cantidad de árboles frutales y autóctonos de la zona para luego volver a resembrar en esos lugares. La tercera estrategia, que es la que me gustaría destacar, porque en eso estoy trabajando actualmente, es la que tiene que ver con la energía solar.
Nosotros, en nuestra gestión política del territorio, consideramos que hay unos asentamientos que se llaman pueblos talanqueras, y los pueblos talanqueras son aquellos pueblos que se han destinado dentro de la Sierra Nevada de Santa Marta para habitar familias indígenas y que puedan tener acceso, por ejemplo, a la energía eléctrica, mayor contacto con las comunidades que están vecinas o colindantes del lugar para evitar que el turismo pueda llegar a las zonas sagradas más altas y pueda ir a cumplir también los ecosistemas delicados. Los pueblos talanquera me gusta denominarlos como muros de contención, a ese cambio que puede haber en la Sierra. Ahora, hay un proyecto puntualmente que se llama Terra Initiative. Terra surge de la mano de Greenwood, que vienen trabajando en este proyecto hace más de cinco años. Nosotros, desde el lado del Magdalena, nos unimos hace dos años, para pensarnos cómo sería un escenario en el que podamos nosotros como población indígena hacer venta de energía.
Ahí, digamos, ese proyecto es muy novedoso y único en su especie, porque los pueblos indígenas, si bien han sido beneficiarios, el pueblo urbano también ha sido beneficiario de energía de paneles solares y de capacidad técnica para poder tener energía solar, ha sido más en un contexto de autosostenimiento. Pero en este caso estamos hablando de un proyecto que nos permita hacer venta a través de contratos de compra de energía a largo plazo, entre 10 y 15 años, a comunidades aledañas a esos pueblos talanquera.
¿Cómo funciona, dónde quedan y cuáles son estos pueblos talanquera?
Para que cumpla estas características lo que se ha hecho es que de la mano de las autoridades espirituales se consulta cuál es la mejor salida para evitar que esta visión, mucho más como desde el desarrollismo, nos llevara a tocar las zonas más sagradas, las zonas más altas. Nos hemos encontrado que por fortuna una forma de poder contener esa intención de llegar a las zonas más altas y evitar que ciertas dinámicas propias de la comunidad mucho más tradicionales puedan verse afectadas es a través de estos pueblos talanquera. Entonces es un poco como acordonar la zona para evitar que ese turismo perjudicial, masificado, que no es deseable, sobre todo en ecosistemas delicados como los ecosistemas de páramo.
Los pueblos talanquera en el mundo no arhuaco, el mundo no indígena, pueden contar con un sistema distinto, un poco más mestizo, entonces se habita esa zona y los pueblos talanquera han venido funcionando muy bien en ese sentido, porque se ha logrado contener, aunque no es suficiente. Ahorita hablábamos de las amenazas y de los espacios críticos y el turismo es también una de esas amenazas.
Yo creo que el turismo tiene muchas bondades, me parece un espacio muy importante para abrir la oportunidad del diálogo y enseñar directamente que la Sierra Nevada de Santa Marta internamente es el sustento cosmogónico de una comunidad que vive tan alto, que tiene los mamos, pero que también hay otros líderes y mujeres que se están desarrollando en ese espacio, que tiene estas estrategias de recuperación en las zonas dentro de la línea negra y el turismo ha sido parte de esa respuesta importantísima para poder hacer pedagogía. Pero luego hay un turismo perjudicial que es además ilegal, porque ofertan paquetes turísticos para llegar a los nevados.
Y quiero ser muy empática en este sentido y es que no está permitido llegar a las zonas altas para hacer ningún tipo de turismo en los picos nevados. Eso requiere un nivel de permiso para entender cuál es el objetivo de llegar ahí, más allá de hacer algún tipo de senderismo en esas zonas. Son muy limitadas las posibilidades, precisamente porque son ecosistemas en peligro. De ahí vienen los reservorios de agua, las lagunas de las zonas más altas y eso hay que ser conscientes de que hay que tener un nivel de cuidado inmenso.
También habla de la compra de tierra como una estrategia de conservación. ¿Cómo ha sido eso?
Y si uno revisara la cosmogonía que sustenta esa relación, uno se da cuenta de que, en efecto, para nosotros el mar significa la madre, y que es importantísimo cuidar esas zonas. Luego, cuando hubo tanta presión desde el periodo colonial, lo que se hizo fue habitar las zonas más altas, pero también hubo misiones evangelizadoras que llegaron a esa zona y la respuesta para contenerlo, para evitar la matanza, como se estaba dando en la evangelización y demás, es que nos fuimos subiendo más alto a la montaña y evitando las zonas más bajas, perdiendo toda posibilidad conservar nuestras zonas y territorios más abajo.
Luego la idea hoy día, después de la nueva configuración del territorio a partir de estos procesos históricos, ha sido volver a esas zonas, volver a proteger esos puntos sagrados que son claves para entender la Sierra Nevada como un todo. Pasa que la Sierra Nevada no se puede entender como pedazos parcializados de la tierra o parcelados. Se entiende que la Sierra Nevada es un conjunto, es un elemento que representa padres y madres espirituales que trabajan en conjunto.
Nosotros, por ejemplo, entendemos que el Sol es una representación de un padre. También están las madres, las montañas, el agua. Cada elemento tiene un nivel de sacralidad porque trabajan de manera conjunta.
¿Cómo entender entonces todas esas complejidades de la Sierra Nevada?
Esa pregunta me permite hablar de lo que vamos a hablar en el panel que va a tener lugar el próximo 28 de abril en la Filbo. Allí vamos a ver las miradas distintas que se le pueden hacer a la Sierra Nevada y los diferentes acercamientos que se pueden dar. Juan Martín Fierro, quien participa en el panel, a través de su libro Madre Sierra, también explora su perspectiva de cómo entender la Sierra Nevada de Santa Marta desde la belleza biofísica, pero también desde el conflicto y las guerras que han marcado parte de la historia de esta zona. Nosotros desde la Sierra Nevada de Santa Marta hemos dado una defensa desde hace muchos años de ese espacio sagrado.
EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE
@CAICEDOUCROS | @ELTIEMPOVERDE