El protocolo ‘made in Spain’ creado por el CSIC que prevé la eficacia de las terapias contra el cáncer
Recibir un diagnóstico de cáncer es, probablemente, una de las cosas más difíciles a las que puede enfrentarse una persona. La parte buena es que el avance de la ciencia y la medicina propicia que cada vez se pueda combatir mejor y con más probabilidades de éxito.
En la última década se ha progresado mucho con el uso de la inmunoterapia, un tratamiento que consiste en mejorar el sistema inmunitario para ayudar al cuerpo a encontrar y destruir las células tumorales. Ahora, María Alieva, investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas Sols-Morreale (IIBM-CSIC), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha desarrollado un protocolo que permite prever cómo van a funcionar este tipo de terapias contra el cáncer de un paciente.
El protocolo, bautizado como BEHAV3D, es fruto del trabajo conjunto entre el IIBM y el Prinses Maxima Center for Pediatric Oncology de Holanda. La revista Nature Protocols lo ha seleccionado recientemente como protocolo de la semana por su efectividad.
Se trata de un plataforma que genera videos 3D que, a su vez, se analizan con métodos computacionales para identificar cómo las células empleadas en inmunoterapia consiguen matar las células tumorales. Para la investigación han utilizado muestras de tumores de pacientes, crecidos como mini-tumores, llamados organoides, y células inmunitarias modificadas genéticamente para combatirlo.
Este sistema les ha permitido representar el efecto de las terapias inmunocelulares en distintos pacientes e incluso investigar diferencias entre subpoblaciones tumorales de la misma persona. Poder representar esa variabilidad hace el protocolo muy robusto para estudiar qué tipo de tratamiento funcionaría mejor y en qué tipo de casos, afirma Alieva. Además, permite acercarse un poco más a la medicina personalizada “Permite evaluar cómo respondería un paciente a un tratamiento concreto”, cuenta la investigadora del CSIC.
Esto también permitiría estimar cómo de variable es el tumor. Los profesionales podrían adelantarse a los casos en los que el paciente comienza teniendo una buena respuesta a la terapia, pero en medio del proceso deja de surtir efecto contra el cáncer. Gracias a este sistema se podrían prever también aspectos como estos y estudiar la posibilidad de combinar distintos tratamientos para combatir la enfermedad de una forma más eficaz, destaca la investigadora.
El equipo dirigido por la científica del IIBM ha podido observar diversos patrones en el comportamiento de las células inmunitarias diseñadas mientras se combaten muestras tumorales derivadas de pacientes. Esto les permite conocer cómo responden los tumores a distintos tratamientos, pero también cómo actúa cada célula. No todas se comportan de la misma manera, unas son más efectivas y acaban con el grueso de los mini-tumores o incluso con todo. Otras, por el contrario solo atacan a una parte pequeña de las células cancerosas o directamente no actúan.
Alieva explica que conseguir llegar a este punto es muy importante porque, a pesar de que hay muchos tipos de inmunoterapias, todavía no se conoce la forma exacta de cómo actúan los distintos tipos de células que se emplean. Por qué en ocasiones consiguen acabar con el cáncer contra el que se aplican y por qué otras veces “Si consigues elegir o mejorar un producto para que un número pequeño de células inmunes sean capaces de matar muchas células tumorales, al fin y al cabo eso será más eficiente”, añade la científica.
Una de las cosas que han observado es que al emplear estas células contra tumores sólidos (como el de mama) algunas de ellas se quedan enganchadas a su alrededor, empiezan a escanear toda la estructura y consiguen destruirla completamente. Otros tipos de cáncer con el que lo han probado, amplía Alieva, es el de cabeza y cuello, de cerebro con muestras de pacientes pediátricos y con la leucemia linfocítica aguda. Los dos primeros son también tumores sólidos y el último es líquido.
Otro punto fuerte del estudio es que han conseguido realizarlo ‘in vitro’. Este método es mucho más rápido que la experimentación en animales (normalmente en ratones) y las cantidades de tejido y células que se pueden evaluar son mayores. Además, este protocolo, al no necesitar realizar ninguna modificación genética, permite combinar cualquier tumor con cualquier célula inmunitaria de manera sencilla y rápida.
Alieva subraya que el protocolo es muy accesible para cualquier investigador: “Ni siquiera requiere un equipamiento, digamos, extremadamente costoso”. Sin embargo, siguen trabajando para facilitar todavía más su acceso, automatizar más el proceso y hacerlo más rápido, desde un punto de vista analítico. “Hay potencial de implementar este tipo de técnica en medicina personalizada”, cuenta.
Para poder hacer algo así hace falta poder adaptarlo a los microscopios disponibles en los hospitales y poder analizar los datos de manera sencilla y automatizada, que no requiera conocimientos de programación, por ejemplo. Además, estos detalles facilitarían que se pudiera implementar a mayor escala.
Para poder seguir avanzando en esta y otra muchas investigaciones, reclama la investigadora, es primordial conseguir que las autoridades competentes faciliten los procesos y reduzcan la burocracia necesaria para poner en marcha las investigaciones. Según Alieva, es su mayor limitación, casi más que la financiación, que también es menor que en el extranjero, recalca. “La excelencia científica de nuestro país pierde el tiempo en tareas administrativas irrelevantes que impiden avanzar en la investigación y limitan la capacidad para destacar en el ámbito internacional ”, se queja.