El FMI aprobó la última revisión del programa, llegan US$800 millones y Milei ahora va por fondos frescos
WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó la octava revisión del programa con la Argentina, un avance que dejó otra señal de respaldo de la comunidad internacional al gobierno de Javier Milei y despejó el camino para avanzar hacia una nueva negociación con el organismo en busca de fondos frescos que permitan afianzar la recuperación de la economía y acelerar la salida del cepo.
El Directorio Ejecutivo del Fondo dio luz verde este jueves, en Washington, al acuerdo técnico forjado entre el staff del organismo y las autoridades argentinas el mes pasado y liberó un nuevo giro por alrededor de US$800 millones, informó el organismo en un comunicado, un desembolso que permitirá afrontar los próximos pagos de la deuda sin socavar la recomposición de las reservas del Banco Central.
“El programa sigue firmemente encaminado, habiéndose cumplido con margen todos los criterios cuantitativos de rendimiento para finales de marzo de 2024″, ponderó el Fondo en un comunicado.
Al brindar un nuevo respaldo a la Argentina, el board dejó la misma combinación de elogios y reclamos que ha ofrecido el FMI en sus mensajes públicos sobre el nuevo rumbo del país: destacó los “sólidos avances” que logró el gobierno de Milei, pero a la vez reclamó “mejorar la calidad del ajuste fiscal, iniciar pasos hacia un marco mejorado de política monetaria y cambiaria, e implementar la agenda estructural” para desbloquear la inversión, el crecimiento y la mejora del empleo formal. Además, los directores indicaron que “será necesario proseguir los esfuerzos para apoyar a los más vulnerables, ampliar el apoyo político y garantizar la agilidad en la formulación de las políticas”, según el comunicado.
Más allá de esos llamados de atención, el nuevo hito ratificó la sintonía vigente entre el Fondo Monetario y la administración de Milei, un vínculo que se ha sustentado en el giro en el rumbo económico, el fuerte ajuste fiscal y la determinación del oficialismo de corregir cueste lo que cueste los desequilibrios heredados de los gobiernos anteriores para encarrilar la economía.
El Gobierno ofreció -en un comunicado conjunto del Ministerio de Economía y el Banco Central difundido tras el anuncio del Fondo- una hoja de ruta sobre los próximos pasos de la política económica.
Con la aprobación de la Ley Bases en el Congreso y el efecto pleno sobre las cuentas fiscales de las medidas adoptadas, el Gobierno espera “iniciar una reducción significativa de los impuestos más distorsivos”, comenzando por el impuesto PAIS. Además, el Gobierno reiteró que presentará un nuevo programa monetario a fines de este mes y el Banco Central “continuará conduciendo la política monetaria de manera flexible, prudente y pragmática”. Y ratificó que el Central “contempla avanzar en la liberación de controles cambiarios y en una mayor flexibilidad cambiaria siempre y cuando estas medidas no impliquen riesgos excesivos” para la estabilización de la economía.
“El proceso lo definirán las propias autoridades de la Argentina contemplando la evolución de las variables económicas relevantes, quienes compartirán con el FMI los parámetros que serán monitoreados, sin incluir compromisos de fechas o medidas específicas”, indicó el comunicado oficial.
Fue la segunda votación favorable que logra el gobierno de Milei en el board del FMI. La primera ocurrió en febrero, cuando el Fondo aprobó los cambios en la política económica implementados por la administración libertaria, que permitieron reflotar el acuerdo firmado por el gobierno de Alberto Fernández.
El comunicado del Fondo estiró los mismos elogios y advertencias que el organismo ha ofrecido sobre la política económica de Milei en los últimos meses, ponderando la determinación del oficialismo con el ajuste y los resultados obtenidos por el cambio de rumbo, pero a la vez recordando la necesidad de hacer retoques en las políticas para darle sustentabilidad a la estabilización de la economía, sin descuidar la protección de la población más débil. Sin embargo, el Gobierno sostuvo que “el equilibrio fiscal se alcanzó sin descuidar a la población más vulnerable, reforzando en forma significativa los programas sociales que, sin intermediarios, llegan en forma directa a los beneficiarios”.
El nuevo aval llegó justo después de que el Gobierno logró su primer triunfo en el Congreso con la aprobación de la Ley Bases en el Senado. Ese avance, sin embargo, quedó despojado de un capítulo altamente relevante en las discusiones con el Fondo: la decisión de los senadores de estirar el recorte del impuesto a las ganancias para los salarios más altos –una herencia del “plan platita” de Sergio Massa–, una medida que, de haber sido aprobada junto con otras iniciativas fiscales que también fueron dadas de baja por el Senado, le hubiera dado mayor sustentabilidad y equidad al ajuste, tal como reclamó el Directorio.
Con el nuevo respaldo del board, Milei y el equipo económico que comanda el ministro de Economía, Luis Caputo, emprenderán ahora una misión bastante más compleja: lograr que el Fondo apruebe un nuevo programa con fondos frescos para apuntalar el plan económico y acelerar la salida del cepo.
La visión predominante en Estados Unidos es que el board –controlado por los socios del G7, en particular, Estados Unidos– necesita aún más certezas sobre el programa económico de Milei antes de volver a firmar un cheque para la Argentina, algo que ya hizo con el gobierno de Mauricio Macri y el de Alberto Fernández sin resultados positivos.
Aunque la aprobación de la Ley Bases le aportó credibilidad a la capacidad política del Gobierno para implementar reformas, la restitución del impuesto a las ganancias era crítica para mejorar el ajuste fiscal, y todavía quedan interrogantes irresueltos sobre el futuro de la política económica, en particular, cómo funcionará la competencia de monedas, si Milei insistirá o no con la dolarización, y cómo será el camino de salida del cepo.
El Fondo ha dicho hasta ahora que cualquier discusión sobre un nuevo programa es “prematura”, un indicativo de que esa discusión puede prolongarse por varios meses más.