Sudán: los hospitales de El Fasher cierran uno tras otro por los combates y la huida de la población
“Hacemos todo lo posible por prestar apoyo, pero la situación en El Fasher es caótica”, afirma Lacharité. “Toda la ciudad es insegura y las comunicaciones suelen estar cortadas, lo que dificulta enormemente la circulación, la evaluación de las necesidades y la organización de suministros y apoyo. Nuestro personal también se ha visto desplazado por los combates, y algunos colegas también han perdido sus casas en los bombardeos, así que todo el mundo está intentando salir adelante”.
MSF estamos trasladando nuestros servicios de atención materna y neonatal del hospital del Sur a nuestro hospital de campaña en el campo de Zamzam, a 15 km de la ciudad. Incluso antes del cierre del hospital del Sur, cada vez menos mujeres podían acudir al hospital debido a los intensos combates en la zona.
La gente también huye de distintas partes de la ciudad en busca de seguridad, y nuestros equipos han visto llegar a personas a Zamzam y más allá, a zonas como Sortoni y Rokero, en Jebel Marra.
“Nuestros equipos han visto grupos de personas en la carretera, huyendo de la ciudad y yendo hacia Zamzam”, dice Lacharité. “Todavía no tenemos una estimación clara de cuántas personas han abandonado El Fasher, pero parece que decenas de miles se han ido hacia Zamzam”.
En el campo de desplazados de Zamzam, donde se estima que ya residen unas 300.000 personas, MSF hemos dado respuesta a una catastrófica crisis de desnutrición, prestando atención a través de dos clínicas y un hospital de campaña. Los estudios nutricionales realizados en enero, y de nuevo en marzo y abril, revelaron tasas de desnutrición que duplicaban el umbral de emergencia entre los niños y niñas, con resultados similares entre las mujeres embarazadas y lactantes, lo que indica una crisis masiva y potencialmente mortal en el campo de Zamzam.
“En el caos actual creado por el conflicto, no podemos reevaluar los índices nutricionales del campo, evaluar las nuevas necesidades ni determinar el número de nuevas personas que llegan”, afirma Michel-Olivier Lacharité. “El conflicto ha afectado a nuestros equipos; algunos han evacuado y están trabajando a distancia, mientras que muchos de los que quedan también han sido desplazados. Están haciendo todo lo que pueden para mantener las actividades en marcha y abrir la nueva maternidad, al tiempo que garantizan su propia seguridad y necesidades. Esta situación hace muy difícil obtener información actualizada, pero dadas las tasas de desnutrición previas, el aumento de los desplazamientos de personas y las nuevas dificultades creadas por los intensos combates para acceder a los alimentos debido a los problemas de seguridad y las disrupciones del mercado, es probable que la situación sea alarmante. Sin duda se necesita una respuesta masiva a gran escala”, concluye.