Revela Damián Ortega las entrañas de Estridentópolis
▲ Piezas de papel hechas por Damián Ortega que se incluyeron en Estridentópolis, muestra de la galería Adrian Rosenfeld en San Francisco, EU.Foto cortesía de kurimanzutto y Adrian Rosenfeld
Reyes Martínez Torrijos
Periódico La Jornada
Jueves 20 de junio de 2024, p. 4
El artista Damián Ortega sostuvo que se identificaba más con la historia de la caricatura en México que con la de la pintura; significaba desechar la idea del arte, como lo que se estaba haciendo en las escuelas o que estábamos viendo en espacios, galerías o museos
. Así lo dijo en la presentación del libro Estridentópolis (RM) en el Palacio de Bellas Artes.
El volumen explora las ideas del movimiento estridentista de principios del siglo XX que permean la obra de Ortega, principalmente la ciudad utópica Estridentópolis. A través de la revisión de material de archivo, dibujos, collages, fotografías y bocetos se compone una especie de cuaderno de trabajo del proyecto que reunió alrededor de 50 obras.
El creador recordó que tras un momento de crisis escolar, trabajó con el caricaturista Rafael Barajas El Fisgón. “Un momento muy lúcido, iniciando con un personaje, y estaba ese mundo de exponentes que estaban haciendo una nueva caricatura en México.
Yo entendía y me identificaba mucho más con la caricatura que con la historia de la pintura en México: Naranjo, Helio Flores, Ahumada y toda la gente que estaba haciendo cartón; mucho más que con Cuevas, Felguérez o lo que estaba sucediendo con La Ruptura, que ya era una institución.
La caricatura, continuó Ortega (Ciudad de México, 1967), “era una forma que tenía distribución y estaba el arte en la calle y no en un espacio protegido. Se hablaba mucho de arte político; sin embargo, se presentaba dentro de un contexto muy cerrado. Era radical la presencia de la caricatura. Estaba La Jornada, que era una presencia de cuestionamiento diario”.
Fue la época en que el artista Abraham Cruzvillegas abrió el mundo de la poesía a Damián Ortega, quien se enganchó con ese género literario, la urbanidad y la vanguardia. Luego de realizar una exposición donde utilizó mucho cemento, el artista pensó que la pieza no podía ser solamente el material del que estaba construida, sino que tenía que ver con los desechos que estaba generando como un excedente
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Ortega recortó los sacos en su taller para hacer figuras y experimentar: vino la idea de hacer Judas utilizando el papel como papel maché, así como uniformes, textiles y dibujos abstractos. De ahí la idea de retomar ese espíritu, con imaginación y ánimo de vanguardia o de cuestionamiento de las convenciones
.
Refirió que en Estridentópolis, junto con el diseñador Alejandro Magallanes, incluimos todo este bagaje que hace muy rica la lectura de las piezas, porque no sólo estás viendo el resultado, sino de dónde viene y adónde va y lo que pasará en el futuro. El arte es un momento que viene desde hace mucho antes y terminará mucho después. Le dio toda esa frescura y esa ligereza
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Además, se incluyó un ensayo de la historiadora de arte Lynda Klich, que fue verdaderamente rico en buscar tantas referencias, en ser tan minucioso. Fue como traer la historia de este arte poco reconocido y no tan abundante hasta el presente. Fue un placer hacer este texto en colectivo
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Por su parte, Klich comentó que “el encuentro con la Estridentópolis de Ortega supone un viaje del pasado y del presente, una lucha entre lo monumental y lo efímero, una meditación sobre lo grandioso y lo humilde. En conjunto, las más de 50 obras que componen el conjunto reúnen lo extraordinario y lo mundano.
“Las prendas hechas de papel materializan los cuerpos de los trabajadores, al tiempo que señalan su individualidad; por lo tanto, la Estridentópolis de Ortega no sólo evocó el potencial y la moralidad revolucionaria, señalada por Manuel Maples Arce, sino también transmite la desalentadora visión de su fracaso. En otras palabras, condensa las paradojas de las realidades vividas.
“Estridentópolis participa en la historia del arte, la arquitectura y el diseño, por un lado, y la revolución, utopías y moralidades inacabadas. Los significados cambiantes hacen que la Estridentópolis de Ortega en el siglo XXI adquieran un significado muy distinto a la del siglo anterior. La ciudad construida por Ortega expone sus entrañas.”