La minería salvó un Cesar quebrado | Columna de Amat – El Heraldo
Hace un tiempo quería escribir sobre este tema que, aunque se le ha dado poca importancia, es muy común ver análisis erróneos en los que se afirma que la minería del carbón en el departamento del Cesar llegó para acabar con la industria agropecuaria y las actividades económicas de la época.
El departamento del Cesar en la década de los 60´s tenía como principal actividad económica al sector agropecuario, el cual, repercutía en el 60% de su economía. La bonanza algodonera también fue una bonanza económica, el cual también, atrajo migrantes de otras regiones a trabajar en el campo. Para esta época la minería en el Cesar era casi inexistente. El sector agropecuario apalancado por el algodón tuvo su gran crisis a partir de 1980 (época que aún en el Cesar no había actividad minera importante), debido a factores externos como baja en el precio del algodón, devaluación del peso colombiano, la política comercial del país y poca innovación y tecnología en los procesos que los hizo incompetitivos. El segundo producto agrícola era el arroz, el cual tuvo de cierta forma la misma suerte, aumento en sus costos de producción y el ingreso de arroz proveniente de Venezuela más económico.
A inicios de los 90, La ganadería empezó a liderar el sector productivo, al mismo tiempo, en un momento oportuno, donde la economía del departamento decrecía a tasas importantes a comparación con la media nacional, empieza a crecer la actividad minera del carbón, permitiendo al departamento nuevamente ampliar su matriz productiva, salir de la crisis y poner nuevamente en positivo su participación en el PIB nacional.
La aparición de la minería del carbón no limitó, ni quebró la actividad ganadera (resultante de la quiebra del agro), de hecho, la ganadería ha venido siempre creciente hasta la fecha, significó el 50% del total del aporte del sector agropecuario entre 2000 y 2016. Si revisamos el histórico del sector agropecuario del departamento, en el 2005 aportó 884 mil millones de pesos y en el 2022 aportó 3.1 billones, un crecimiento de 4 veces. A diferencia la minería aportó para el 2005 2.46 billones de pesos y en el 2022 aportó 20.7 billones de pesos, un crecimiento de un poco más de 8 veces.
Para explicarlo mejor, en el 2005 el sector agropecuario aportaba el 2.3% del PIB departamental mientras que la minería el 6.6%. Para el 2022 (17 años después) el agropecuario el 8% mientras que la minería el 56%, esto solo quiere decir, que, por su propia esencia y necesidad energética mundial, la minería creció más rápido que otras actividades, pero en ninguno de los escenarios, la actividad minera frustró un despegue más rápido de otras actividades, todo lo contrario, generó mayor ingreso público, tanto así que el segundo renglón económico del PIB departamental es la administración pública con 11%. ¿Por qué no se apalancaron otras actividades económicas? Debemos entonces aceptar nuestro oportunismo político y la falta de planeación. ¡brutos hemos sido!
Director Observatorio de Transición Energética del Caribe – OTEC, Universidad Areandina.