Estudio cuestiona la salubridad del calamar – Pulso
CIUDAD DE MÉXICO, junio 30 (EL UNIVERSAL).- Para mantener una buena salud, se nos ha enseñado que debemos seguir tres pilares básicos: hacer ejercicio, evitar el consumo de tabaco o alcohol, y llevar una dieta adecuada. Sin embargo, un reciente estudio ha puesto en tela de juicio la salubridad de uno de los alimentos preferidos de muchos: el calamar.
El calamar es uno de los mariscos más apreciados en varios países, no solo por su sabor sino también por su versatilidad en la cocina. Su precio accesible y las deliciosas recetas que se preparan con él, lo convierten en una elección popular en muchas mesas. Además, es relativamente bajo en calorías, con solo 72 kcal por cada 100 gramos, según datos de la Base de Datos Española de Composición de Alimentos (BEDCA).
A pesar de sus aparentes beneficios, el calamar tiene un lado oscuro. Es uno de los alimentos más ricos en colesterol que existen. Las autoridades alimentarias, tanto de la Unión Europea como de Estados Unidos, recomiendan no superar los 300 mg de colesterol al día. Sin embargo, solo 100 gramos de calamar contienen 187,5 mg de colesterol, lo que significa que una ración puede fácilmente triplicar la ingesta diaria recomendada.
¿Qué impacto en la salud tiene comer calamar?
El colesterol elevado en la dieta es un factor de riesgo significativo para enfermedades cardiovasculares. El consumo excesivo de colesterol puede llevar a la acumulación de placas en las arterias, aumentando el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Por lo tanto, aunque el calamar es un manjar delicioso, su consumo debe ser moderado, especialmente para aquellas personas con predisposición a problemas cardíacos.
El estudio PREDIMED, que ha investigado los efectos de la dieta mediterránea durante décadas, confirma que la alimentación tradicional es rica en nutrientes buenos y baja en los malos, como grasas trans, azúcares y harinas refinadas. No obstante, este mismo estudio revela que no todo es tan perfecto. La dieta mediterránea puede incluir alimentos que, consumidos en exceso, no son tan beneficiosos como se pensaba.