Coreografía invita a reflexionar sobre la conexión humana tras la pandemia
▲ La obra Noyollo Opus 52 se estrenará el 10 de julio en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.Foto cortesía de la compañía Danza Visual
Fabiola Palapa Quijas
Periódico La Jornada
Jueves 4 de julio de 2024, p. 4
A partir de la obra musical Liebeslieder Waltzes op. 52, de Johannes Brahms, el brasileño Fernando Melo creó la propuesta coreográfica Noyollo Opus 52, que invita a reflexionar sobre la conexión humana tras la pandemia de covid en 2020.
La obra de danza, música y ópera, que se estrenará el 10 de julio en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, es un viaje emocional de autoexploración y empatía a cargo de la Compañía Danza Visual.
En entrevista con La Jornada, Patricia Marín, fundadora y codirectora de la agrupación dancística, comentó que la coproducción con el coreógrafo Fernando Melo, ex director de la Göteborgsoperans Danskompani, tuvo como germen la pandemia, queríamos hablar de cómo nos volveríamos a reconectar, no sabíamos realmente qué pasaría con las reuniones y el rencuentro con las familias y las personas en el trabajo
.
Para este proyecto, el coreógrafo brasileño que radica en Suecia desarrolló una idea en torno a la conexión humana, porque quería que el público experimentara la sensación de conexión. “Él siempre piensa en un porqué en sus creaciones y en este caso logró transmitir a todos los que trabajamos en la pieza esa pasión por conectar con el público desde un lugar muy particular. Básicamente es la idea del rencuentro después de lo que se vivió en la pandemia, esa sensación de vernos y sentir al otro.
Fernando Melo tiene una bondad de trabajar con los cuerpos, no diseña movimiento, él trabaja pensando en la arquitectura y se enfoca en el elemento escenográfico y aquí utiliza un escenario giratorio.
Detalló que el artista Mauricio Ascencio diseñó la plataforma que gira 360 grados, junto con unos paneles de madera que pesan alrededor de 15 kilos cada uno, para hacer una analogía del movimiento rotatorio.
Los paneles de madera ayudan a fortalecer la dramaturgia de Melo acerca de la conexión humana y la división que se presentó justamente en la pandemia
, agregó Patricia Marín.
De acuerdo con la codirectora, la protagonista en el escenario se encuentra entre dos paneles, está aislada en sus imaginarios y ve a la gente que está del otro lado del muro, pero no puede conectar con ellos de manera natural
.
En escena, añadió Marín, se mueven los paneles de un lado a otro, construyendo espacios y escenarios diferentes. Melo transforma el ambiente y genera imágenes poéticas con la protagonista que busca conectar con los que están del otro lado del muro.
Se crea una simbiosis maravillosa. El bailarín se mueve de una manera muy particular, hay una especie de conexión corporal con la madera y con la protagonista. Es una unión muy sofisticada y sutil, con muchos detalles. Por ejemplo, en una escena estamos rodando y todos nos conectamos a partir de la cabeza.
Bajo la dirección de Fernando Melo, Patricia Marín, Leonardo Beltrán y Rogelio Marín, esta obra redefine la música de Brahms de manera cautivadora y única. Los cantantes memorizaron la partitura con el objetivo de poder desplazarse en el escenario
, indicó la codirectora de Danza Visual.
En Noyollo, que significa corazón en náhuatl, participan los bailarines Patricia Marín, Anivdelab Ponce de León, Samantha Nevaréz, Tlathui Maza, Jonathan Alavés y Fernando Zárate, así como los cantantes Paola Danae, Wendy Oviedo, Rogelio Marín, Pablo Aranday, y los pianistas James Pullés y Karina Peña.
La obra se estrenará el miércoles 10 de julio a las 20 horas en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro Histórico, Metro Allende). Posteriormente se presentará el 27 de julio en el Museo Barroco de Puebla, y los días 2, 3 y 4 de agosto en el Teatro Raúl Flores Canelo del Centro Nacional de las Artes. La temporada finalizará la última semana de agosto, en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.