Día Internacional de Luna: por qué se celebra el 20 de julio y otros 10 datos curiosos
La Luna, el único satélite natural de la Tierra, capta constantemente la curiosidad de la humanidad desde tiempos inmemoriales. Con su brillante presencia en el cielo nocturno y su influencia en las mareas terrestres, es objeto de profunda investigación científica y fuente de inspiración cultural.
Su existencia es tan importante que desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decretaron una efeméride en su honor a partir de la resolución 76/76 sobre “Cooperación internacional en la utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos” realizada en 2021.
El Día Internacional de la Luna se celebra anualmente el 20 de julio para conmemorar un hito histórico: la llegada del ser humano a la Luna en 1969. Esta fecha emblemática marca el momento en que Neil Armstrong y Buzz Aldrin se convirtieron en las primeras personas en caminar sobre la superficie lunar.
Durante este día especial, el objetivo de las organizaciones es aumentar la conciencia sobre la importancia de la Luna en la ciencia. Además, desde la ONU invitan a reflexionar sobre el futuro de la exploración espacial y las posibilidades de establecer una presencia sostenible en el vecino celestial en las próximas décadas.
La Luna alberga una serie de datos fascinantes que despiertan el interés tanto de científicos como de aficionados del espacio. Desde su influencia en el clima terrestre hasta su composición geológica única, cada aspecto del satélite ofrece un vistazo intrigante hacia los misterios del sistema solar y de todo el espacio exterior.
En todo el sistema solar se estima que hay más de 200 satélites naturales, es decir, cuerpos celestes que orbitan alrededor de planetas. Entre todos ellos, el de mayor tamaño es una de las lunas de Júpiter, Ganímedes, con un radio de 2.631 kilómetros.
La Luna, con su radio de 1.740 kilómetros, se encuentra en el top 5 de los satélites más grandes de todo el sistema planetario. Debido a su gran tamaño y su cercanía es que es tan visible y brillante en el cielo nocturno.
Los eclipses solares totales suelen ocurrir en la Tierra, pero no en otros planetas, al menos no de la misma manera. Esto se debe a que, si bien la Luna es 400 veces más pequeña que el Sol, se encuentra a su vez 400 veces más cerca de la Tierra. Esto permite que, en ciertos tramos de la órbita elíptica terrestre, el satélite se interponga entre el Sol y el planeta y genere una interrupción casi total de la luz emitida por el astro durante varios minutos. Además, este fenómeno también deja expuesta la corona solar y permite que se realicen estudios científicos sobre su composición y comportamiento.
Los procesos mediante los cuales se originan las atmósferas pueden provenir de la creación misma del planeta, como es el caso de los gigantes gaseosos, o de la actividad volcánica o impactos de meteoritos.
La Luna no presentó las condiciones necesarias para generar una acumulación de gas a su alrededor. Sin embargo, posee una delgada capa de gases dispersos, llamada exósfera, que no es lo suficientemente espesa para ser considerada como una “atmósfera”. Es debido a esto que los expertos explican que el satélite está rodeado por vacío.
La rotación sincrónica de la Luna genera que solamente se pueda ver uno de sus lados desde la Tierra. Esto significa que el período de rotación sobre sí misma es igual a su período orbital alrededor de la Tierra, aproximadamente 27.3 días. Como consecuencia, la Luna siempre muestra la misma cara hacia el planeta, y deja una parte oculta que permanece invisible para los observadores terrestres.
Desde la NASA explican que “algunas personas llaman al lado oculto, el hemisferio que nunca vemos desde la Tierra, el “lado oscuro”, pero eso es engañoso. A medida que la Luna orbita la Tierra, diferentes partes están a la luz del sol o en la oscuridad en diferentes momentos”. A ese cambio de iluminación, desde el planeta se lo interpreta como las “fases de la Luna”.
El clima es notablemente diferente al de la Tierra debido a su exosfera extremadamente tenue y la ausencia de un campo magnético protector, ya que el suyo es muy débil. Esto significa que la Luna está expuesta directamente a la radiación solar y cósmica, lo que genera un entorno hostil para la vida como la conocemos. También suele ser impactada por meteoroides.
El satélite recibe vientos solares, eyecciones de masa de la corona del Sol y rayos cósmicos provenientes de otros rincones de la Vía Láctea que lo cargan con energía y radiación. Además, la falta de atmósfera impide la regulación térmica, lo que hace que la superficie lunar experimente una notable variación de temperatura entre el lado iluminado por el Sol y el lado en sombra.
El fenómeno del alejamiento de la Luna es un proceso gradual en el cual el satélite natural se distancia lentamente de la Tierra a razón de aproximadamente 3.8 centímetros por año. Este movimiento se debe principalmente a las interacciones gravitacionales entre la Tierra y la Luna, que generan un intercambio de energía y momentum angular.
A medida que la rotación de la Tierra se ralentiza debido a la fuerza que ejercen las grandes masas oceánicas, la de la Luna se acelera. Esto genera una fuerza centrífuga que la empuja hacia afuera. Sin embargo, el proceso es lento y no generará cambios notables en el futuro cercano.
La Luna ejerce una influencia significativa tanto en la órbita terrestre como en el clima. Gracias a su masa considerable, el satélite tiene un impacto en la Tierra al ejercer una fuerza gravitatoria que causa variaciones en la forma y la inclinación, y la estabiliza en su eje.
Esta interacción también modula el clima al afectar a las mareas terrestres. De esta manera influencia patrones climáticos y afecta la distribución de las corrientes oceánicas, lo que a su vez impacta en la formación de nubes y en todo el sistema climático.
Si bien en un principio se pensaba que el agua de la Luna solo se encontraba congelada en sus polos, investigaciones posteriores mostraron que la presencia de hidratación se extiende por todo el satélite, no solamente en lugares fríos debido a la falta de luz solar.
Cuando pequeños objetos, como meteoroides y micrometeoroides, golpean su superficie, partículas de agua son liberadas. Esto se debe a que la capa hidratada se encuentra recubierta por suelo seco.
La ausencia de atmósfera también causa una variación de temperaturas intensa. Con valores que oscilan entre extremos de calor durante el día y frío intenso durante la noche, la superficie lunar experimenta cambios drásticos que alcanzan hasta 121 °C en el lado iluminado por el Sol y menos de -133 °C en la oscuridad.
En ciertos cráteres profundos que permanecen en las sombras, el orbitador Lunar Reconnaissance de la NASA registró temperaturas por debajo de los -246°C donde se encuentran masas de hielo antiguas.
Los terremotos lunares son eventos sísmicos que ocurren en la superficie lunar provocados principalmente por el ajuste de la corteza debido al efecto gravitacional de la Tierra, o al enfriamiento y contracción del interior del satélite, y pueden durar hasta alrededor de media hora. Aunque son menos frecuentes y de menor magnitud que los terremotos terrestres, estos fenómenos proporcionan información sobre la geología lunar y la evolución de su estructura interna.