La OPEP reconoce un golpe devastador para el petróleo… pero una triple amenaza enciende las subidas
El petróleo está atrapado entre dos dinámicas opuestas. La primera, una demanda menor de lo esperado debería arrastrar sus precios. La segunda, las dos grandes guerras que centran la atención del mundo y que pueden poner totalmente en jaque al mercado, están empezando a dar señales realmente preocupantes para el mercado, disparando los precios. Este lunes los inversores han recibido motivos para sumar argumentos a ambas partes. Por un lado, la OPEP ha publicado su informe, donde por primera vez se acerca a la postura planteada por la AIE y comienza a reconocer una demanda menor. Por otro lado, desde Kiev y Teherán han lanzado diversos avisos al mercado.
De momento parece imponerse el factor geopolítico y en la sesión del lunes el precio del barril de referencia en Europa, el Brent, se decide claramente por las subidas con alzas del 1% que le han ayudado a recuperar cómodamente los 80 dólares el barril. Sin embargo, este es un delicado equilibrio, que viene de un mes de julio cargado de caídas, donde el precio del barril ha cedido un 6,45%, asumiendo la tesis de un mundo cada vez menos sediento de oro negro.
La OPEP ‘recula’
En el día de hoy se han conocido las previsiones de la OPEP. Tras decir durante las últimas reuniones que esperaban una demanda más fuerte de lo esperado por otras instituciones, como la AIE, ahora recorta estas perspectivas. Concretamente y de cara a 2024 ha reducido la proyección de crecimiento en 135.000 barriles diarios. Desde la institución hablaban de este cambio como «una ligera revisión refleja datos reales» del primer y segundo trimestre, «así como una suavización de las expectativas sobre el crecimiento de la demanda de petróleo de China en 2024«, según la secretaría de la OPEP con sede en Viena.
Hasta ahora el cártel esperaba que, a lomos de una demanda fuerte y un precio al alza, poder volver producir cada vez más e ir retirando los recortes poco a poco desde octubre, siempre sin desestabilizar al mercado. Sin embargo, China ha sido la clave de todo y, todo parece indicar que su demanda será menos de lo esperado ante un crecimiento económico menos potente. Esto es algo que se está notando ya en sus datos. El primer semestre de 2024 el gigante asiático importó un 11% menos de crudo que el año pasado. Concretamente, las importaciones de petróleo crudo fueron de 11,05 millones de barriles diarios. «Los temores ante una desaceleración de la demanda sobrepasan las tensiones que se viven en Oriente Medio», subrayan los analistas de Banca March.
Pero no es solo China, el temor a una desaceleración de la economía mundial que golpeé el petróleo va más allá de este país. Los últimos datos de empleo en EEUU muestran, finalmente, una ralentización del mercado laboral que ha vuelto a traer el debate de una posible recesión que acabe sacudiendo a todo el mundo. Sin embargo, aunque este escenario está puesto en duda, la realidad es que hay cada vez más argumentos estructurales a favor de un crudo a la baja. Sin embargo, tres grandes amenazas están bailando en un delicado equilibrio para darle la vuelta a esta situación: Israel, Ucrania y las empresas petroleras de EEUU.
La doble amenaza geopolítica
El gran peligro ahora mismo es doble. Por un lado está Ucrania, que ha llevado su ofensiva a otro nivel. Hasta ahora, el país eslavo había decidido emplear una estrategia diferente para debilitar el músculo económico de Rusia. En los últimos meses los drones han volado desde Kiev a las refinerías de su enemigo, una táctica que ha desatado el temor en los mercados mundiales, pero que ya parecía haberse descontado en los precios.
Sin embargo en este frente han sucedido dos nuevos acontecimientos que han vuelto a revolucionarlo todo. Por un lado, Ucrania ha pillado por sorpresa a Rusia con un ataque por todo lo alto en Kursk. Por primera vez la nación liderada por Zelensky entra en territorio ruso en vez de simplemente avanzar dentro de su propio país, invadido. Según el gobernador de Kursk, Alexei Smirnov, Ucrania ya controlaría cerca de 28 poblaciones dentro del país mientras se ha declarado el estado de emergencia.
Esta región era una importante zona de refino y, de hecho, la propia Ucrania ya la atacó con drones a finales de julio. Concretamente logró incendiar dos importantes depósitos petroleros. Las implicaciones de este ataque sobre el mercado energético en general son incluso mayores pues esta región supone una de las líneas de suministro clave para Europa. A través de la misma pasan los gasoductos que llevan esta materia prima a Austria, Hungría y Eslovaquia, tres naciones muy dependientes energéticamente de Moscú.
Concretamente el problema es la ciudad de Sudzha, un centro clave del gas que está siendo sitiado por las tropas de Zelensky. Un promedio de 42 millones de metros cúbicos de gas ruso fluyen a Ucrania cada día, y la ciudad alberga un sistema de medición de gas que mide los suministros que fluyen hacia Europa.
En cualquier caso, la invasión de Kursk, que elevó la tensión en el mercado energético, no es el único factor. Ucrania ha llevado este fin de semana los ataques contra refinerías, campos y depósitos a un nuevo nivel. Concretamente, Kiev ha puesto en marcha un ataque contra una plataforma en el Mar Negro, que había sido requisada tras la invasión. El control de esta plataforma es clave porque permite perturbar la navegación y perjudicar el tránsito de la flota petrolera rusa.
Al margen de Ucrania, está Irán. La república islámica de los ayatolás ha entrado en una nueva fase en su escalada bélica con Israel. Todo se ha acelerado desde que el país hebreo acabase con la vida del líder Hamás en suelo persa. Esto es algo que desató la ira de Teherán y llevo a serias amenazas de un ataque abierto. Aunque en principio desde la república chií rebajaron la tensión alegando que no querían una guerra abierta, aunque prometieron represalias. Sin embargo, desde entonces todo ha ido cambiando y el mismo EEUU anunció hoy que está enviando fuerzas militares a la región en previsión de ese ataque.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, «reiteró el compromiso de Estados Unidos de tomar todas las medidas posibles para defender a Israel y destacó el fortalecimiento de la postura y las capacidades de la fuerza militar estadounidense en todo el Medio Oriente a la luz de las crecientes tensiones regionales«, dijo el comunicado, emitido el domingo por el secretario de prensa del Pentágono, mayor general Pat Ryder. Desde Irán ya hablan de este enfrentamiento. Ahmad Bakhshayesh Ardestani, miembro de la Comisión de Seguridad Nacional del Parlamento iraní comentaba, dando por hecho una ofensiva aérea que «será una operación de venganza» diseñada para mantener a las tropas israelíes «es un estado de incertidumbre».
Este eventual ataque se mezcla con un conflicto recrudecido con Hamás, pues la esperanza de un alto al fuego era posible hasta el asesinato de su líder y con Hizbolá. El grupo militar chií, apoyado por Irán, ha vivido también su particular escalada con Israel. Algo que ha llegado a un punto nuevo este agosto con el ataque sobre Beirut lanzado el 30 de julio y una invasión abierta sobre territorio libanés.
«Las tensiones geopolíticas en Oriente Medio siguen siendo el centro de atención»
Este crisol de problemas geopolíticos es la clave que está moviendo el precio del barril ahora mismo. Así lo defiende Eva Manthey, analista de ING, que explica que «las tensiones geopolíticas en Oriente Medio siguen siendo el centro de atención». Pues, «una buena dosis de incertidumbre sobre la respuesta de Irán al asesinato el mes pasado de un alto dirigente de Hamás en Teherán ha apoyado la prima de riesgo del petróleo crudo».
En cualquier caso, estos factores tienen un techo, según otros analistas. «Las primas geopolíticas que se basan en las expectativas de una represalia iraní contra Israel sólo pueden llevar el precio hasta cierto punto», explicaba Harry Tchilinguirian, jefe de investigación del grupo Onyx Capital Group. «El mercado necesita más datos económicos concretos para estabilizarse».
¿EEUU bajando producción?
Por su parte desde el banco neerlandés apuntan a otro factor como peligroso para el precio del barril desde un frente inesperado, EEUU. «Hay indicios de que algunas de las principales refinerías de petróleo de Estados Unidos están restringiendo las operaciones en sus instalaciones este trimestre tras la reducción de los márgenes de beneficio«. En ese sentido señalan que Marathon Petroleum, pues la empresa ha decidido operar sus 13 plantas a un 90% de su utilización. Es decir, se trata de la cifra más baja desde 2020.
Este no es el único caso pues Philips 66 también hará que sus refinerías funcionen al mínimo de un año. PBF Energy también anunció que espera procesar la menor cantidad de crudo en tres años, al tiempo que Valero Energy también espera recortar el procesamiento. Para entender la magnitud de esta decisión, solo las mencionadas suponen cerca del 40% de toda la capacidad de refino de EEUU.
«La producción de ‘fracking’ está más cerca del final que del principio»
«Los márgenes de refinación comprimidos están preparando el terreno para otra ronda de mantenimiento intensivo de las refinerías en los EEUU durante la temporada de otoño», dijo Vikas Dwivedi, estratega global de petróleo y gas de Macquarie. «Esto afectará los balances y puede contribuir a la acumulación de crudo en los EEUU durante el resto del año».
La alta producción de EEUU ha ido la clave sobre la que se ha sostenido el superávit petrolero que ha llevado a la OPEP a fuertes recortes para mantener atado el precio del barril. Es por hecho que una producción ralentizándose puede ser también crítica. Prueba de ello son los últimos datos de la EIA, que mostraban una producción de EEUU cayendo ligeramente de 13,24 millones de barriles a 13,178 millones.
Para la consultora HFIR esto tiene que ver con dos factores, una caída de la rentabilidad, pero sobre todo, unos campos cada vez más maduros. «La producción de ‘fracking’ está más cerca del final que del principio. Los pozos de nivel 1 se están agotando y, si bien los operadores siguen volviéndose más eficientes con el tiempo, las ganancias de eficiencia no podrán compensar la calidad (perdida)».