Eloísa García Guerrero se sumerge en la Costa da Morte, en La Coruña
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 5 de septiembre de 2024, p. 3
Madrid. La fotógrafa mexicana Eloísa García Guerrero se sumergió en uno de los rincones más abruptos y volcánicos la península ibérica, la gallega Costa da Morte, donde documentó los vaivenes de las aves migratorios, el relieve de las rocas avasalladas sin tregua por la fuerza volcánica del mar Atlántico y el sonido del vacío, que sólo se interrumpía cuando emergía la voz de los acantilados
. Ese trabajo vio la luz con la presentación del libro A Costa da Morte, que se presentó en la Casa de México en Madrid y que fue la antesala de una exposición en la que se mostrará la obra al completo, prevista para enero en la capital de España.
Esa franja de mar y tierra es de una belleza imponente, pero también es un lugar peligroso para navegar, donde se tiene el registro del mayor número de naufragios en la historia, más de cien en sólo un siglo, debido sobre todo a las intensas lluvias, que vuelven al mar bravo e inhóspito; además, sus decenas de acantilados muchas veces se mimetizan con los vaivenes de las olas y con el paisaje borroso que producen las tormentas. De ahí su nombre, Costa de la Muerte.
Eloísa García Guerrero se embarcó en este proyecto en diciembre de 2020, cuando el mundo resentía los estragos de la pandemia de covid-19. De ahí su interés por esta costa, en parte intrigada por su nombre, pero también atraída por las leyendas de marineros errantes y de naufragios épicos.
Cuando llegué era de noche y caía una tormenta impresionante. El lugar me provocó de inmediato muchas emociones y desde el primer momento me sentí inspirada, como nunca antes en mi vida
, relató la fotógrafa durante la presentación de su libro, que además cuenta con dos relatos literarios de la escritora gallega-mexicana Elisa Queijeiro y otro más de la narradora gallega María Asunción Cancela Silva. Entre las tres, por medio de las fotografías de Eloísa García, se sumergieron en lo que ellas mismas llamaron los sonidos del vacío
y la voz de los acantilados
que sólo se escuchan en ese rincón de Galicia.
▲ El interés por visitar la Costa de la Muerte surgió durante la pandemia de covid-19, en parte intrigada por su nombre, pero también atraída por las leyendas de marineros errantes y de naufragios épicos.Foto cortesía de la fotógrafa
El hilo conductor del proyecto fueron las aves, con las que siempre he tenido una conexión especial
, explicó la artista, quien con sus imágenes capturó numerosos instantes enigmáticos en los que se mezclan la furia del mar, la presencia perenne del cielo y sus cambios constantes, así como el aleteo de las aves migratorias, que evocan la vida en ese paisaje en ocasiones espectral. Son imágenes que me recuerdan las mejores obras del Romanticismo o las pinturas más melancólicas de Friedrich
, explicó el historiador Javier García Luengo, quien también participó en la presentación.
Éste es el segundo libro de la fotógrafa mexicana, después de haber publicado y expuesto su trabajo 707 días en Argelia, en el que documentó su larga estancia en ese país.
La obra completa de A Costa da Morte se expondrá a partir del 8 de enero del próximo año en la Casa de Galicia en Madrid.