La pianista Guadalupe Parrondo recibe la Medalla Bellas Artes de Oro 2023
▲ La pianista Guadalupe Parrondo recibe la presea de manos de Lucina Jiménez, directora del Inbal.Foto Luis Castillo
Ángel Vargas
Periódico La Jornada
Viernes 20 de septiembre de 2024, p. 3
Al recibir anoche la Medalla Bellas Artes de Oro 2023 por su trayectoria musical, Guadalupe Parrondo corroboró, sin proponérselo, la descripción que hizo de ella su amigo y alumno Omar López, a quien correspondió leer la semblanza de la pianista en la ceremonia: que su mundo es y ha sido siempre el piano; es un pacto, un matrimonio pleno, feliz y sin accidentes
.
La maestra dejó de lado los discursos y externó su emoción y gratitud por el galardón, el más importante que confiere el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), con lo que sabe hacer de manera excepcional, mágica
, como se reconoció en el momento: tocando.
Ataviada elegantemente de negro, la insigne y aclamada intérprete extasió con una sublime interpretación de La isla alegre, de Claude Debussy, ante un sepulcral y tenso silencio que detonó en gritos de bravo y atronadores aplausos al final de la ejecución.
Hizo una reverencia, y más tardó en recoger un multicolor ramo de flores conferido por alguien entre la audiencia que en regresar de nuevo al instrumento, ante los rítmicos y ensordecedores palmoteos del público, que de esa manera exigía una pieza más.
La maestra complació la demanda con una subyugante versión del Intermezzo, de Manuel M. Ponce.
Concluida la obra, las ovaciones irrumpieron de nuevo entre quienes llenaron en tres cuartas partes de su capacidad la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Nacida en 1946 en Perú, de padre mexicano y madre peruana, Guadalupe Parrondo fue reconocida por sus siete décadas de trayectoria y sus contribuciones al arte sonoro y la cultura de México. Recibió la presea de manos de Lucina Jiménez, directora general del Inbal, quien la ponderó como una maestra en la extensión plena
de la palabra.
Momentos antes de tocar ese par de temas, la pianista tomó el micrófono para compartir ante los presentes su profesión de fe
, retomada del poema Credo
, del compositor y director de orquesta mexicano Sergio Cárdenas, quien se encontraba entre el público:
La música es un misterio. / En algún momento, / por un momento, / ese misterio nos es revelado. / Es una revelación / cuya fugacidad perturba, / cuya plenitud envuelve y nos posee. / Es un acontecer que cuestiona y desnuda, /que remite a Dios. / La música es Dios. ¿Habrá quien resista su presencia?
, dice ese poema en su parte final.
En la semblanza que Omar López hizo de Guadalupe Parrondo, hilvanó una apretada síntesis de una larga y fructífera trayectoria que han llevado a la maestra, de niña prodigio que tocó su primer concierto con orquesta a los siete años, a ser una de las pianistas más grandes de México y el ámbito internacional, y entre su palmarés contar en tiempos recientes con la medalla al mérito por sus 40 años de catedrática en la Escuela de Música Vida y Movimiento, además de la declaratoria de patrimonio cultural vivo de la Ciudad de México.
Esta medalla de oro, afirmó, es un reconocimiento merecido a todos los años en que Guadalupe ha pensado en piano y sólo en piano, en cómo tener nuevos sonidos, en cómo hacer que el piano suene a todo menos a piano; que suene a colores, a texturas, a sorpresas, a música. Porque lo que extrae esta gran virtuosa es música, sólo música, música en estado de éxtasis, música pura, música absoluta
.