¿Cómo sabe Israel con tanta precisión dónde están sus enemigos? Así funciona la Inteligencia
A lo largo de 2024, la Fuerza Aérea israelí ha atacado a sus enemigos con gran precisión. Saben dónde están gracias a la Unidad Digital del Ejército y de los servicios de Inteligencia. Un subcomandante explica el mecanismo que utilizan.
En una operación de Inteligencia de alto nivel, Israel mató mediante un ataque de precisión al secretario general de Hezbolá, Hasán Nasralá. Lo mismo hizo con el jefe militar de Gaza, Mohamed Deif y con el comandante en jefe de las Fuerzas Especiales iraníes en Damasco. En Teherán mataron al presidente de Hamás, Ismail Haniyeh y a decenas de comandantes libaneses y de Gaza. Todos estos ataques los llevaron a cabo utilizando la llamada ‘Inteligencia en tiempo real’.
El número de políticos y líderes militares identificados y eliminados gracias a la ‘Inteligencia en tiempo real’, entre los que están los principales enemigos de Israel en la región, supera ya el centenar. De esos, el único que falta por localizar es el comandante en jefe en Gaza, Yahya Sinwar.
El éxito de estas misiones ha llevado al máximo líder religioso de Irán a esconderse. La Inteligencia militar israelí ha combinado para llevar a cabo estas misiones el uso de agentes terrestres con herramientas digitales de seguimiento para que las redadas sean cada vez más precisas.
En una entrevista para el medio ‘Israelhayom‘, el subcomandante de la Unidad Digital del Ejército israelí resume los complejos retos del último año. Pese a su dificultad, la Inteligencia ha sabido encontrar soluciones con el desarrollo de esta tecnología de seguimiento de preicisón.
Israel ha desarrollado un sistema pionero que les ha permitido marcar objetivos automáticamente y en tiempo real. «Hemos identificado cientos de objetivos en sólo cuatro días, y hemos pasado de ser una unidad de aviso y alerta temprana a un atacante diario«, afirma.
Los sistemas de Defensa e Inteligencia de Israel están ahora a la altura de los de Estados Unidos, Rusia y China. Parte de la clave del éxito es el secretismo en el desarrollo de sus operaciones, que obedece a una serio preocupación por la posible revelación de información al enemigo. Eso podría amenazar la superioridad de la Inteligencia de Israel respecto a la de sus rivales.
Los Servicios Secretos de Israel no sólo tienen como objetivo eliminar a los líderes enemigos, también hacerse con determinados emplazamientos clave, depósitos, bases militares y armas en Líbano y Gaza. El sistema de Inteligencia también ha desempeñado un papel en las exitosas operaciones de rescate de rehenes en Gaza hasta la fecha.
Inteligencia sin Google ni Facebook
Según el subcomandante, el sistema de Inteligencia ha sufrido cambios drásticos en los últimos tiempos en comparación con las prácticas de las décadas anteriores. Después de 1948, los enemigos de Israel eran Estados y Ejércitos regulares, como los de Egipto, Siria, Jordania e Irak. En aquel contexto, la tarea principal era la de avisar y advertir al Gobierno de los pasos que estos daban. No siempre lo hacían con éxito.
Un ejemplo trágico y aleccionador del frecaso de algunas operaciones de Inteligencia israelí fue la Guerra del Yom Kippur de 1973, que encontró al país hebreo totalmente desprevenido y, aunque terminó con una aplastante victoria militar, no fue fácil levantar cabeza, algo de lo que se encargó la entonces primera ministra israelí Golda Meir.
«Éramos una unidad pasiva que aprendió del Yom Kippur. Trabajábamos sobre avisos al Ejército y eso era todo. Hoy, sin embargo, el espectro es mucho más amplio debido a los planes nucleares de Irán, los Estados hostiles y los Ejércitos terroristas… Es un espectro infinito y no hay una receta única para hacerlo bien», explica el subcomandante.
También recuerda que antes sólo podían trabajar con herramientas que hoy están más anticuadas. Entre los principales pasos de la Inteligencia, la escucha de conversaciones telefónicas. Rastreaban las llamadas entre el entonces presidente egipcio Nasser y el rey jordano Hussein. Ahora, eso no es suficiente. La Inteligencia proporciona a las IDF datos que les permiten tomar decisiones y realizar acciones directas e inmediatas. Llegar a la información importante es cada vez más complicado.
«En la medida de lo posible, hay que mantenerse alejado de los medios digitales y hacer malabarismos entre el ruido interminable de internet y la información importante para separar la pelusa de las semillas verdaderamente valiosas», dice.
La Unidad está dirigida por dos personas
La división está entre el ‘oficial A’ y el ‘oficial Y’. El primero se encarga de hacer llegar la información a Israel y el segundo de manejarla. Es una cantidad ingente de datos que llegan cada día de muchas fuentes (ordenadores, teléfonos móviles, correspondencia, aplicaciones, etc…), requieren de descodificación y, sobre todo, de una gran capacidad para establecer prioridades entre lo importante y lo que no lo es.
«Hay tecnología en el mundo para aprovechar las masas de datos. Pero no puedo acudir a Google, Facebook o Microsoft para que una empresa como esas me ayude. En este mundo, cada organización de Inteligencia está sola y tiene que construir su propio conjunto de herramientas«.
No existe un problema a la hora de recabar datos, la tarea más complicada es la de cribado de los mismos. Según la experiencia del subcomandante, cuyo nombre no se puede revelar por seguridad, para localizar a uno de sus objetivos, antes se ha debido hacer un procedimiento de recopilación de datos a escala masiva que ha podido durar años.
El enemigo está aprendiendo y sería un error fatal subestimarlo
«Se trata de una competición de aprendizaje, porque el enemigo no es idiota en absoluto. Es muy inteligente, evoluciona y aprende, y además es muy audaz. Ve cosas, hace preguntas y quiere entender exactamente cómo llegamos a un objetivo concreto y cómo lo alcanzamos. Es un desafío constante que nos obliga a mantenernos activos», afirma el subcomandante.
El «enemigo» también dispone de un arsenal sofisticado de tecnología, por lo que en Gaza, por ejemplo, una de las principales tareas del Ejército fue capturar los servidores y el almacenamiento de datos de Hamás. Los servicios de seguridad israelíes también han atacado los servidores informáticos del grupo terrorista para extraer datos como contraseñas, códigos o redes de contacto.
El adversario despreció durante mucho tiempo las capacidades y los esfuerzos de aprendizaje de Israel, hasta 2010, cuando un programa malicioso llamado Stuxnet se infiltró en los ordenadores de la instalación nuclear iraní de Natanz, dañando las centrifugadoras de enriquecimiento de uranio.
El Estado persa tuvo entonces que reiniciar su programa nuclear casi desde cero y, por primera vez en su historia, se vio obligado a negociar con Occidente en el marco del acuerdo JCPOA.
Desde entonces, ha habido varios sabotajes exitosos contra Natanz y otras instalaciones nucleares. Irán ha comprendido que las capacidades de Israel son mucho más amplias de lo que pensaban y que van más allá del mero uso de agentes a sueldo para el trabajo sobre campo.
«El mundo ha salido de la era del ‘ciberdisturbio’ de Assange y Snowden. Ahora todo el mundo está al tanto de todo, por lo que la Unidad Digital israelí debe seguir evolucionando», afirma.
Afortunadamente para Israel, el sector tecnológico avanza hacia más plataformas y más conexiones, lo que ofrece a su Inteligencia nuevas opciones potenciales de ataque. Deben hacerlo sin ningún contacto con empresas privadas creadas para atacar y recopilar datos. Esto ha impedido que Fuerzas e intereses externos obtengan información sobre el funcionamiento del sistema.
¿Cómo funciona esto en la práctica?
Todas las operaciones de esta Unidad se aprueban en los niveles más altos de las IDF y del Gobierno. Por lo general, se fijan objetivos para los que hay que recopilar información relevante para futuros ataques.
El comandante cita como ejemplo la identificación de fosos de lanzamiento de misiles. «Esto requiere la detección de daños en el terreno con mucha antelación. Alguien, en algún lugar, está cavando, moviendo la tierra, tal vez cubriendo la fosa para ocultar su función, y luego abandonándola. La fosa está esperando a ser utilizada, pero su existencia puede ser detectada y debe destruirse.
«Para ello se utiliza un algoritmo muy pesado, basado en datos visuales procedentes de diversos dispositivos, desde satélites a sistemas de infrarrojos. El sistema identifica la alteración del suelo. A partir de ahí, depende del Ejército ordenar un ataque en el momento oportuno».
El proceso no ha hecho más que empezar
El subcomandante cree que no estamos al final de la revolución cibernética, sino en medio de ella, y que el futuro es casi imprevisible. A pesar de los rápidos avances, quedan muchas preguntas sin respuesta.
Algunas cuestiones de Inteligencia son muy difíciles y casi imposibles de formular, y es imposible decir lo cerca o lejos que pueda estar la solución. En parte porque la otra parte es muy consciente de la amenaza, está aprendiendo, está evolucionando, lo que obliga a la Unidad Digital israelí a realizar siempre nuevos esfuerzos.