“Diente de León Cósmico”: Encuentran una nebulosa misteriosa de 900 años de antigüedad
En algún lugar del espacio profundo, hay una hermosa “maleza” cósmica, lanzando su “polen” a velocidades deslumbrantes desde su núcleo. Durante casi 900 años, la explosión masiva en el espacio que causó esta expansión fue un misterio. Ahora, un telescopio de última generación nos da la mejor vista hasta ahora de este fenómeno.
La “maleza” es en realidad una nebulosa llamada Pa 30, y su forma es peculiar. En 2023, astrónomos de Dartmouth College y de la Universidad Estatal de Luisiana describieron la materia expulsada de la explosión formando filamentos que brotan desde el centro, como el soplido de un diente de león. Tras esa investigación, otros astrónomos han logrado mapear estos filamentos por primera vez.
El interés de la humanidad en esta nebulosa se remonta al año 1181, cuando astrónomos en Japón y China registraron la aparición de una nueva estrella. Seis meses después, desapareció, pero no fue olvidada. En 2013, un astrónomo aficionado llamado Dana Patchick examinaba imágenes tomadas por el Wide-field Infrared Survey Explorer de la NASA, un telescopio espacial infrarrojo ya fuera de servicio. Identificó una nebulosa en la región espacial donde podría haber estado esa estrella, a unos 7,500 años luz de la Tierra, en la constelación de Casiopea. En la década siguiente, los astrónomos concluyeron que la nebulosa Pa 30 probablemente era el remanente de una supernova, que aquellos antiguos astrónomos habían presenciado.
¿Qué son las nebulosas?
Las nebulosas son brillantes colecciones de materia, como gas ionizado y polvo espacial, de tamaño frecuentemente gigantesco. Sin embargo, no todas las nebulosas son iguales; algunas se componen de los restos de estrellas que mueren en explosiones masivas. Este fue el caso de la nebulosa Pa 30, y algunos de sus resultados son únicos entre las nebulosas conocidas. En su núcleo permanece un remanente de la estrella que la originó, con una temperatura superficial de 360,000 grados Fahrenheit (200,000 grados Celsius). Para comparar, la superficie de nuestro Sol es de unos 10,000 grados Fahrenheit (5,500 grados Celsius). Esta estrella también lanza material a una velocidad sorprendente de 620 millas (1,000 kilómetros) por segundo.
“Descubrimos que el material en los filamentos se está expandiendo balísticamente,” dijo Tim Cunningham, miembro de la NASA en el Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, en un comunicado. “Esto significa que el material no ha sido ralentizado ni acelerado desde la explosión. A partir de las velocidades medidas, mirando hacia atrás en el tiempo, se puede ubicar la explosión casi exactamente en el año 1181.”
Cunningham y su equipo querían comprender mejor la forma de esos filamentos. Utilizaron un dispositivo en Hawái llamado el Keck Cosmic Web Imager (KCWI), que detecta la luz en el espectro visible. Los diferentes colores se mueven con distintas cantidades de energía: el azul, por ejemplo, tiene niveles de energía relativamente altos en comparación con el rojo. Esta diferencia de energía permitió a los astrónomos mapear qué materia se movía hacia la Tierra y cuál se alejaba. El resultado fue un mapa 3D de los filamentos de la nebulosa. La forma es asimétrica, lo que sugiere que la explosión original también fue asimétrica. Además, hay una extraña cavidad sin materia, de hasta 3 años luz de ancho, entre el remanente de la estrella en el centro y los filamentos, probablemente debido a la explosión que destruyó todo lo que estaba demasiado cerca de su centro. (Cabe señalar que Pa 30 no es el único cuerpo celeste con una forma extraña).
“Una imagen estándar del remanente de supernova sería como una foto estática de un espectáculo de fuegos artificiales,” explicó Christopher Martin, profesor de física en Caltech, quien trabajó en el estudio posterior, publicado en The Astrophysical Journal Letters. “KCWI nos da algo más como una ‘película’, ya que podemos medir el movimiento de las brasas de la explosión mientras se dispersan desde la explosión central.”
La pregunta que queda es por qué esta nebulosa adoptó esta forma. Cunningham sugirió que podría deberse a una onda de choque que condensó el polvo acelerado en haces, pero nada es seguro. Aún después de casi un milenio, algunos misterios continúan sin resolverse.
Este artículo ha sido traducido de Gizmodo US por Lucas Handley. Aquí podrás encontrar la versión original.