Recorrer tumbas insignes, un peregrinaje de admiración y duelo
Alondra Flores Soto
Periódico La Jornada
Viernes 1º de noviembre de 2024, p. 4
Un peregrinaje de duelo y admiración mueve a miles de personas a donde yacen aquellos personajes famosos que dejaron huella en la historia de la humanidad. Desde el faraón Tutankamon hasta el rey del rocanrol, Elvis Presley, las visitas a sus tumbas sirven para rendir homenaje a los ídolos, sentir un vínculo o recordarlos en cercanía del vestigio material de su paso por este mundo. Pasear entre cementerios algunas veces se hace simplemente para apreciar la belleza enigmática y la tranquilidad que reina entre piedras ruinosas y ángeles acongojados.
Cees Noteeboom, uno de los mejores cronistas de viajes, visitó a sus muertos amados
, donde reposan algunos artistas de la palabra. Por ejemplo, Neruda, en Chile; Kawabata, en Japón; Shelley, en Roma, o Proust, en París, para dialogar con ellos. En el libro Tumbas de poetas y pensadores (Siruela) conjuntó sus pensamientos y relatos de sus recorridos, textos acompañados por las fotografías de Simone Sassen.
¿Por qué visitamos la tumba de alguien a quien no hemos conocido en absoluto? Porque aún nos dice algo, algo que sigue resonando en nuestros oídos, que hemos retenido e incluso no hemos olvidado
, señala el autor holandés.
Cuando se trata de tumbas, todo es irracional. Llevamos flores a nadie, arrancamos los hierbajos para nadie y aquel por quien vamos no sabe que estamos allí. Sin embargo, lo hacemos.
Cada día llegan más de medio millón de personas a la tumba de Elvis en el jardín de la Meditación de la mansión Graceland, en Memphis, su lugar de residencia durante los últimos años de vida y adonde fueron trasladados los restos del cantante y actor estadunidense fallecido en 1977.
Otros roqueros que reciben tal fervor son Jim Morrison, de The Doors; el memorial a Kurt Cobain, del grupo Nirvana, quien carece de tumba porque sus cenizas fueron esparcidas, o el maestro del reggae Bob Marley.
La escritora argentina Mariana Enriquez es una de estas turistas de la muerte
, quien en su afición estética y de historias de horror también narró sus viajes a panteones en el libro de crónicas Alguien camina sobre tu tumba. Visito cementerios como visito museos. Para mí, son lugares que guardan la historia
, comentó la autora en su paso por la Universidad Nacional Autónoma de México, institución que publicó una edición de este libro.
Uno de los mausoleos más majestuosos en la historia de la humanidad es el Taj Mahal, en India, que encierra un tributo de amor y luto edificado en el siglo XVII por el emperador musulmán Shah Jajhan. La construcción de mármol blanco es una visita obligada entre los atractivos del país asiático; recibe unas 8 millones de personas al año.
Otra de las tumbas más famosas es la de Tutánkamón, en Egipto. Fue descubierta en 1922 en el Valle de los Reyes, con el sarcófago de oro macizo, los restos del faraón, una máscara de oro y piedras preciosas. Significó el hallazgo de un tesoro de la arqueología y ha causado fascinación desde entonces, incluidos los mitos que rodean a la tumba, la cual actualmente resguarda a la momia del gobernante.
▲ Lecho funerario de un cementerio español; la tumba de Shakespeare, en la Iglesia de la Santísima Trinidad, en Stratford-on-Avon, Inglaterra, y un sepulcro en el panteón de Nuestra Señora de La Almudena, en Madrid.
Sepulcros y sus misterios
El contexto arqueológico e histórico también conciernen a la tumba de Monte Albán, uno de los hitos en México. Alfonso Caso fue el autor del espectacular hallazgo funerario en los Valles Centrales de Oaxaca, en 1931. Un hermoso pectoral de oro y una máscara de obsidiana fueron encontrados entre los objetos de la ofrenda prehispánica.
Al acudir a la abadía de West-minster, en Londres, no sólo se llega a una magnífica iglesia gótica con cientos de años de historia, donde se han coronado la mayoría de los monarcas. También es un recinto sepulcral para la realeza, poetas, científicos y artistas, entre ellos Isaac Newton, Charles Darwin y Stephen Hawking, Henry Purcell, Geoffrey Chaucer y Charles Dickens.
William Shakespeare, probablemente el inglés más célebre, es objeto de veneración con la visita a su tumba en la iglesia de la Santísima Trinidad en Stratford-upon-Avon. Esculpida en piedra se inscribió una advertencia: Abstente de cavar el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldito el que remueva mis huesos
.
Otra tumba que encierra un misterio es la de Edgar Allan Poe, el maestro del terror. No solamente los hechos que envolvieron su muerte, ocurrida el 7 de octubre de 1849, son una incógnita. Finalmente, sus restos yacen bajo un monumento en el cementerio de Westminster, en Baltimore, Estados Unidos, ya que originalmente fue enterrado sin lápida. Por seis décadas, una persona, cuya identidad se desconoce, dejó en su tumba, en cada cumpleaños del autor, es decir, cada el 19 de enero, tres rosas y una botella de coñac. La última visita tuvo lugar en 2009.
Uno de los cementerios más famosos es el Père Lachaise, el más grande de París. Resultado de su prestigio y las figuras que resguarda incita la visita de unos 2 millones de turistas al año; incluso, se venden mapas y guías para localizar la ubicación de algunos de sus residentes, entre los que se encuentran el compositor polaco Frederic Chopin, los novelistas franceses Honoré de Balzac y Marcel Proust, el escritor irlandés Oscar Wilde, el ex presidente mexicano Porfirio Díaz, Edith Piaf y el admirado Jim Morrison.
Los visitantes se retratan, toman algunos minutos para meditar, dejan flores y objetos con los que veneran con admiración a las luminarias que dejaron una estela en el mundo.
Por eso vamos allí: para oír esas palabras en el silencio de la muerte y a pesar de la muerte
, dice Cees Nooteboom.