Grandes firmas del motor acuden a cierres y despidos ante competencia china y la baja demanda
La cada vez la menor demanda y la feroz competencia, junto a la lenta penetración de los vehículos eléctricos, están desencadenando anuncios de recortes de empleos y cierres de plantas por parte de fabricantes tradicionales del sector, como Volkswagen o Nissan.
Volkswagen, la mayor automovilística de Europa, ganó en los nueve primeros meses del año un 33% menos por la caída de sus ventas en China y se plantea cierres de plantas en Alemania, que, según los sindicatos, afectarían a tres de sus diez fábricas en el país.
Su director financiero, Arno Antlitz, ha señalado que la competencia se ha intensificado, la transformación a la movilidad eléctrica está siendo más lenta de la esperada y los precios están bajo presión, al haber una oferta elevada para una demanda mermada.
En España, el grupo alemán, dueño de la marca Seat y con planta en Martorell (Barcelona), tiene también una fábrica de la marca Volkswagen en el polígono navarro de Landaben, donde el presidente del comité de empresa, Alfredo Morales, ve con preocupación la posible «onda expansiva» del anuncio de cierres en Alemania.
El ministro de Industria, Jordi Hereu, no cree que los problemas de Volkswagen puedan repercutir en la planta de Seat en Martorell porque las fábricas en España tienen una alta productividad.
Nissan recortará 9.000 empleos
También Nissan ha anunciado esta misma semana un recorte de 9.000 empleos y una reducción de su capacidad de producción global del 20% para mejorar su rentabilidad, tras ganar un 93,5% menos en el semestre por el descenso de las ventas y una demanda decreciente.
El segundo mayor fabricante japonés del sector, e integrante de la alianza con Renault y Mitsubishi, tiene plantas de fabricación de autopartes en Ávila y Cantabria, que no se verán afectadas por esa reducción.
También hará cambios en su cúpula directiva, recortará la remuneración de sus altos ejecutivos y venderá una décima parte del 34,01% que tiene en su socio Mitsubishi Motors.
Según analistas, Nissan se enfrenta en el mercado chino a una competencia cada vez más agresiva y a ello se une que acumula un inventario creciente de vehículos sin vender.
Desde el grupo Stellantis, con marcas como Alfa Romeo, Fiat, Lancia, Maserati, Jeep, Chrysler, Dodge, Peugeot, Citroën y Opel, entre otras, la visión también es pesimista.
Su facturación cayó el 18% en los nueve primeros meses del año, debido a la transición por la llegada de nuevos modelos y a la reducción de inventarios, sobre todo en EEUU.
Su consejero delegado, Carlos Tavares decía en octubre al diario económico Les Echos, al ser preguntado si se planea cerrar plantas o vender alguna marca, que «no hay que excluir nada».
«Si los chinos se hacen con el 10% del mercado en Europa al término de su ofensiva, eso son 1,5 millones de coches. Equivale a siete plantas de montaje. Los constructores europeos tendrán que cerrarlas o venderlas a los chinos», manifestó.
A su juicio,»el cierre de fronteras a los productos chinos es «una trampa», porque «se saltarán las barreras invirtiendo en plantas en Europa» en parte con «subvenciones estatales» de su país «a bajo coste».
Movilizaciones en Italia y EEUU
En este contexto, se intensifican las movilizaciones de los sindicatos en países como Italia, donde en octubre hubo una huelga para reivindicar la protección del empleo y denunciar la falta de inversiones en las fábricas italianas de Stellantis, que en 2021 absorbió Fiat.
Desde octubre, Stellantis ha cesado temporalmente la producción de su modelo eléctrico Fiat 500 en Mirafiori (Turín), y este mes suspende la fabricación de vehículos en las plantas de Pomigliano d’Arco, Termoli o Pratola Serra.
En España, la Confederación Intersindical Galega ha anunciado un paro para el 28 de noviembre en Galicia, donde Stellantis tiene la fábrica de Citröen en Vigo, que afectará también a empresas de componentes.
Y es que los proveedores no son ajenos a esta crisis. Por ejemplo, Gestamp ha ganado un 44% menos en los primeros nueve meses.
En Estados Unidos, una de las tradicionales potencias automovilísticas, tampoco faltan los despidos y conflictos laborales. Stellantis despedirá en enero a 1.100 trabajadores de la planta de Jeep en Toledo (Ohio).
El poderoso sindicato United Auto Workers (UAW) paralizó en 2023 durante meses la producción en las plantas de General Motors, Ford y Stellantis, los denominados grandes de Detroit, y lograron pronunciados aumentos salariales.
En EEUU también está Tesla, del multimillonario Elon Musk, que ha sido un gran apoyo del presidente electo, Donald Trump, en su retorno a la Casa Blanca. Ganó en los dos estados que tienen al automóvil como principal motor económico: Míchigan y Ohio.
Sus resultados tampoco están siendo buenos: en los nueve meses ganó un 32,4% menos interanual y prepara lanzar nuevos modelos, incluidos algunos más asequibles, que empezarán a aparecer en la primera mitad de 2025.
Está previsto que, con Trump en la Casa Blanca, haya menos restricciones con las emisiones, se deje de promover la producción de vehículos eléctricos y se fortalezcan los aranceles a los vehículos chinos. También podría favorecer la conducción autónoma, en la que Musk tiene puestas sus esperanzas.
La potente industria china y los aranceles
Por su parte, la industria automotriz china se está imponiendo, sobre todo en el vehículo eléctrico, en el que domina toda la cadena de valor, desde la fabricación de coches hasta baterías o semiconductores.
Una de sus marcas señeras, BYD, ganó un 80% más en 2023 y llegó a desbancar a Tesla como mayor vendedor mundial de eléctricos puros.
Los modelos chinos ya llegan al mercado europeo y los fabricantes van instalando fábricas en el continente. Así, en la antigua fábrica de Nissan en la Zona Franca de Barcelona se va a producir el modelo eléctrico Omoda 5, del chino Chery, así como los modelos S700 y S800.
La pujanza china ha desencadenado una guerra comercial entre China y la UE, después de que ésta haya impuesto aranceles a la importación de eléctricos chinos por los subsidios que reciben
A su vez, China -donde fabricantes europeos hacen algunos de sus modelos por tener más próximas, por ejemplo, las fábricas de baterías- estudia imponer aranceles a vehículos de combustible de gran cilindrada que importa de la UE, a la que ha demandado ante la Organización Mundial del Comercio