Solar Orbiter capta las imágenes de mayor resolución del Sol
El Sol, fuente de luz y vida para la Tierra, ha revelado secretos inéditos gracias a la misión Solar Orbiter. Esta sonda, lanzada al espacio en 2020 por la Agencia Espacial Europea (ESA) en colaboración con la NASA, ha captado imágenes de la superficie solar con una resolución sin precedentes.
Equipado con seis instrumentos avanzados, Solar Orbiter ha permitido observar la dinámica del campo magnético, el plasma caliente y las manchas solares, proporcionando datos clave para la ciencia solar.
Un acercamiento sin precedentes
El 22 de marzo de 2023, Solar Orbiter se situó a 74 millones de kilómetros del Sol, una distancia considerablemente corta en términos astronómicos.
Desde esa posición, los instrumentos de la sonda tomaron imágenes en luz visible y ultravioleta, ofreciendo un mosaico detallado del disco solar. Cada instantánea, capturada por el Generador de Imágenes Polarimétrico y Heliosísmico (PHI) y el Generador de Imágenes Ultravioletas Extremas (EUI), requirió rotaciones y ajustes precisos para cubrir toda la superficie visible de la estrella.
Daniel Müller, científico principal del proyecto, destacó que estas imágenes permiten explorar «desde las escalas más pequeñas hasta las más grandes» de la dinámica solar. El campo magnético del Sol, pieza clave para entender su comportamiento, se refleja con gran detalle en los magnetogramas creados por el PHI.
La fotosfera: una superficie viva y cambiante
Las imágenes en luz visible de la fotosfera, la capa más externa del Sol, muestran una superficie granular compuesta por plasma caliente y en constante movimiento, con temperaturas entre 4.500 y 6.000 °C. Esta actividad está impulsada por la zona de convección del interior solar, donde el plasma se agita de forma similar al magma terrestre.
En estas imágenes destacan las manchas solares, áreas más frías y oscuras que contrastan con el brillo circundante. Estas manchas, impulsadas por intensos campos magnéticos, pueden alcanzar el tamaño de la Tierra y son indicadores de alta actividad solar.
Los magnetogramas del PHI han permitido mapear la concentración del campo magnético en estas regiones, mostrando cómo interrumpen el flujo de calor desde el interior del Sol hacia la fotosfera.
La corona: un enigma ardiente
El EUI ha captado imágenes de la corona solar, la capa más externa y caliente de nuestra estrella, con temperaturas que alcanzan el millón de grados Celsius. Estas observaciones son cruciales para entender por qué la corona es significativamente más caliente que la fotosfera, un misterio que intriga a los científicos desde hace décadas.
Las imágenes muestran plasma brillante sobresaliendo de las manchas solares y destacan la interacción entre el campo magnético y la atmósfera exterior.
Avances en la comprensión del ciclo solar
La misión Solar Orbiter se desarrolla en un momento clave, ya que el Sol ha alcanzado su máximo solar, el pico de actividad en su ciclo de 11 años.
Durante esta fase, los polos magnéticos del Sol se invierten, intensificando fenómenos como las tormentas solares y las eyecciones de masa coronal, que pueden afectar a la Tierra al alterar sistemas de comunicación, redes eléctricas y satélites.
Además, estas tormentas generan espectaculares auroras boreales y australes al interactuar con el campo magnético terrestre. El análisis detallado de estas erupciones permitirá mejorar la predicción de la meteorología espacial, una prioridad para mitigar sus efectos en la tecnología y las futuras misiones espaciales.
Una mirada hacia el futuro
El próximo 24 de diciembre, la sonda Parker Solar, otro proyecto destacado de la NASA, se acercará a solo 6,2 millones de kilómetros de la superficie solar.
Aunque no cuenta con cámaras para captar imágenes debido a la proximidad extrema, sus datos complementarán las observaciones de Solar Orbiter, ofreciendo una visión integral de la actividad solar.
Solar Orbiter continúa revelando detalles fascinantes del Sol, aportando información esencial para entender los procesos que gobiernan nuestra estrella. Estas imágenes de alta resolución, resultado de una colaboración internacional, son un avance crucial en el estudio de uno de los fenómenos más complejos del universo.