Ribereños abandonan la captura de pulpo en Progreso por pagos muy bajos – Diario de Yucatán
PROGRESO.— A pesar de que el precio del pulpo está en uno de sus mejores momentos en la actual temporada, ya que se vende por encima de $160 el kilo, no todos son beneficiados, pues esta cifra solo se maneja en las fábricas.
Los afectados son los pescadores ribereños, quienes se lanzan al mar para capturar el molusco. Les pagan alrededor de $110 y $120 el ejemplar grande como máximo y $60 el chico.
Aunque en las congeladoras se paga bien por el octópodo, no todos los hombres de mar acuden a ellas y se atienen a los precios que se desembolsan en la zona de la playa, donde acuden ciudadanos para comprar.
Ribereños abandonan la pesca de pulpo en Progreso
De hecho, algunos ribereños han dejado de pescar el pulpo al darse cuenta de la poca rentabilidad que les genera la actividad, porque invierten más de lo que ganan realmente.
Para zarpar en la captura, un pescador ribereño se debe abastecer de carnada. En el caso del llamado “ocol”, el kilo está a $180, pero hay quienes llevan de tres a cinco kilos.
Por otro lado, el “moro” y el “masquil” se venden en $130 el kilo y la jaiba en $85, siendo la última la más económica.
Además, se debe desembolsar $500 de combustible para el motor y para aquellos que realizarán su primer viaje deben considerar $200 extras para el aceite. Incluso deben gastar otros $200 para el desayuno y almuerzo.
Difícil recuperar los gastos para salir a la pesca
De esta forma, un viaje desde Progreso puede costar cerca de $1,200 y $1,300, gasto que rara vez se recupera, dado que en ocasiones no se capturan los volúmenes suficientes para obtener ganancias, lo que ocasiona que muchos pescadores vivan al día.
Para tener buenos ingresos tendrían que capturar entre 40 y 50 kilos por viaje, pero una gran mayoría de los ribereños apenas pescan 10 kilos de molusco en sus jornadas, que varían de acuerdo a cada hombre de mar.
Por ejemplo, muchos zarpan a las 2 o 3 de la mañana y regresan a la costa a las 8 o 9 de la mañana, mientras otros salen a las 7 de la mañana y vuelven hasta la tarde.— Abraham Raz Herrera