Intel está en crisis
Después de 4 años liderando la carrera de los chips, y más de 40 años de experiencia en el mercado tecnológico, la gigante Intel cae de la cima. Pat Gelsinger dimitió del cargo de director general de la empresa; el anuncio oficial habla de una «jubilación». La decisión llega en un momento particularmente delicado para la compañía, que bajo su dirección afrontó dificultades en términos de ingresos y cuotas de mercado.
Gelsinger será sustituido de forma interina por David Zinsner, actual director financiero de Intel, y por Michelle Johnston Holthaus, jefa de la división de productos de Intel. Frank Yeary, presidente independiente del consejo de administración, también asumirá el papel de presidente ejecutivo interino durante el perÍodo de transición. El reto de Intel será encontrar un nuevo exponente capaz de sacarla de dificultades.
La era Gelsinger en Intel
Gelsinger comenzó su carrera en Intel en los años 80, destacando como jefe arquitecto del procesador Intel 80486 de cuarta generación, lanzado en 1989. En 2001 se convirtió en director de tecnología, contribuyendo al desarrollo de tecnologías clave como Wi-Fi, USB y las familias de procesadores Intel Core y Xeon. Tras dejar la empresa durante unos años en 2009, fue llamado de nuevo como CEO en 2021, con la tarea específica de estabilizar la empresa y relanzarla tras un periodo difícil.
Durante su mandato, trazó ambiciosos planes de inversión y construcción de nuevas instalaciones de producción, con el objetivo de alcanzar a los competidores asiáticos, en particular Taiwan Semiconductor Manufacturing Company Limited (TSMC, por sus siglas en inglés) y Samsung. Entre sus iniciativas figuraba presionar al Congreso de EE UU para que subsidiara la producción nacional de chips. Gracias a la Ley de Chips, el Departamento de Comercio asignó a Intel hasta 7,860 millones de dólares para promover la producción de semiconductores.
A pesar de los constantes esfuerzos, Gelsinger no consiguió sus objetivos: los resultados de la empresa fueron decepcionantes, con una caída del 25% de los ingresos procedentes de los chips para PC en 2022 y una pérdida de cuota de mercado en los centros de datos a favor de Advanced Micro Devices (AMD, por sus siglas en inglés), un importante competidor estadounidense. La profunda fase de crisis para Intel podría culminar con pérdidas récord que los analistas estiman en 3,680 millones de dólares al término de 2024. Según Bloomberg, la situación llevó a Gelsinger a una encrucijada: irse o ser echado.
La crítica situación arrastró a la empresa a un arriesgado plan de reestructuración que contempla el recorte del 15% de los puestos de trabajo y un programa de contención de costos de 10,000 millones de dólares. Además, en septiembre de 2024 surgieron rumores sobre un posible intento de adquisición por parte de la competidora Qualcomm.
El futuro de la empresa
El dúo Zinsner y Holthaus se enfrentará a complejos retos para devolver Intel a la senda de la rentabilidad. Paralelamente, el consejo ya inició la búsqueda del sucesor de Gelsinger: «Con el liderazgo de Dave y Michelle, seguiremos actuando con urgencia en nuestras prioridades», subrayó Frank Yeary, presidente del consejo. Estas prioridades incluyen simplificar y reforzar la cartera de productos de la empresa, avanzar en las capacidades de fabricación y fundición, al tiempo que optimizamos los gastos de explotación y los gastos de capital. «El objetivo es que Intel sea más ágil, sencilla y eficiente», concluye Yeary.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.