Dianny Albornoz: hacer periodismo ambiental desde el corazón del Macizo Colombiano
Como si de un presagio se tratara, cuando apenas tenía 13 años Dianny Albornoz Bonilla (Pitalito, 41 años) creó el Club Semillas, un grupo de niños y niñas interesados en los temas medioambientales. Esa fue la semilla de su activismo por el Macizo Colombiano, el lugar donde nacen las cordilleras Central y Oriental, y confluyen tres ecosistemas: andino, amazónico y pacífico. Desde Pitalito ha conseguido generar conciencia ambiental por medio del periodismo comunitario. Su programa de radio Magazín Agenda Ambiental, con alcance en los departamentos de Huila y Cauca, y parte de Caquetá y Putumayo, se ha hecho un lugar entre los habitantes de esa vasta región, que en sus micrófonos se han sentido escuchados y han podido visibilizar las luchas y problemáticas alrededor del cuidado del territorio.
En 2005, mientras cursaba su carrera de Comunicación Social, apareció en una vereda de su municipio un oso andino (conocido también como oso de anteojos), que salió de un bosque cercano a comerse unos cultivos de maíz. El hecho causó conmoción entre los pobladores, que no sabían cómo actuar pese a vivir en una zona en la que este mamífero es emblemático. En su seguimiento a la historia, Albornoz encontró un vacío de conocimiento frente a los temas medioambientales en la región y decidió apostarle a un programa radial. “En ese momento no teníamos redes sociales y se convirtió también en un motor de educación. En algunas escuelas los profesores ponían a los niños a escuchar el programa”, recuerda Albornoz, quien dice que su amor por la naturaleza nació con ella y que se acuerda de cuánto le gustaba el programa de televisión Naturalia.
El éxito de su magacín fue el impulso para que Albornoz decidiera dedicarse plenamente a la conservación y la pedagogía sobre el cuidado del medioambiente. Desde 2008 es la presidenta de la Asociación Alto Yuma, que agrupa procesos comunitarios del sur del Huila enfocados en la protección del Macizo. Así mismo, tomó las riendas de la Cumbre del Macizo Colombiano, un evento que reúne a comunidades locales, expertos y actores institucionales para buscar caminos en la protección de la biodiversidad de la región, que da vida a cinco de los principales ríos que atraviesan el país. La cumbre derivó en los Diálogos con el Territorio, una serie de conversatorios más pequeños y de temas específicos –como los humedales o el monitoreo de biodiversidad– que en época electoral se vuelven foros ambientales con candidatos a las alcaldías y a la Gobernación.
Albornoz también fue la cabeza de ‘Líderes ambientales’, un programa de la Alcaldía de Pitalito que formó a más de un centenar de campesinos como tecnólogos ambientales, y que redundó en siembras –200.000 plantas de chusquines de guadua– y en el libro Atlas de la biodiversidad de Pitalito, cuyo objetivo no solo era ser material de consulta para la academia, sino devolver el conocimiento de este ecosistema a la comunidad. Con esos avances y el impulso de Albornoz, Pitalito se volvió un municipio pionero, porque fue el primero, anota ella, en tener una ruta propia de cambio climático a 2030.
En casi 20 años de trabajo, Albornoz siente que aún tiene una deuda con el ser que inició todo este camino: el oso andino, a quien le dedicó su tesis de maestría. “El oso tiene muchas de las respuestas a los problemas que tenemos en el macizo”. Quiere que su hijo, de 12 años, a quien lleva a reuniones, encuentros y actividades, aprenda a escuchar a la naturaleza, porque a ella le transformó la vida.