SAF, un combustible para un proyecto de país
El informe «¿Cómo hacer de España el líder europeo de SAF? Hoja de ruta para la descarbonización del transporte aéreo», impulsado por Cepsa, Iberia, Iberia Express, Vueling y Biocirc (Asociación Española de Biocircularidad), contiene 16 medidas económicas, regulatorias y de colaboración público-privada para impulsar la producción y el consumo de los combustibles sostenibles de aviación (SAF). Esta alternativa al queroseno tradicional permite reducir el impacto ambiental del sector aéreo mediante la disminución de emisiones de CO2- para, según este informe, «posicionar a España a la cabeza europea de esta nueva tecnología y del turismo sostenible». Al potencial de reducción de emisiones se suma el impacto económico y social que podría suponer para España el impulso a la producción y el consumo de este combustible. Para ello, piden al Gobierno ayudas multimillonarias para que no recaiga en el usuario los 5.000 millones extra que costará descarbonizar las emisiones de la aeronaves.
Las cinco empresas lanzan estas propuestas en la convicción de que fomentar esta tecnología, además de la facilitar la transición energética del sector del transporte aéreo y su reducción de emisiones, haría posible la autonomía energética y pondría a España en cabeza de esta un mercado en el que hay una carrera global por el primer puesto.
Por ello, estas compañías, que representan a todos los agentes de la cadena de valor desde la materia prima al consumo, proponen que ese impulso sea un proyecto de país y abogan por adoptar un pacto entre el Gobierno y el sector que sitúe este vector energético entre las prioridades de la agenda de política energética e industrial. Adicionalmente, España se posicionaría como un hub europeo y a la cabeza del turismo sostenible.
En palabras de Marco Sansavini, presidente y CEO de Iberia, «no debemos dejar pasar esta gran oportunidad de país. Llamamos al Gobierno central y a todas las administraciones públicas a unir fuerzas en una estrategia nacional de SAF. Es la ocasión perfecta para impulsar la reindustrialización de España, crear empleo y riqueza y descarbonizar un sector tan difícil como la aviación».
Qué es el SAF
El combustible sostenible para la aviación, o SAF por sus siglas en inglés, se produce a partir de materias primas renovables no derivadas del petróleo: residuos orgánicos y desechos de jardín municipales, biomasa leñosa, grasas/aceites y otras materias primas. Es decir, un ejemplo perfecto de cómo la economía circular permite dar una solución al problema de los residuos. Permite reducir el 90% las emisiones respecto al queroseno y en todo su ciclo de vida y se puede utilizar sin modificar los motores de los aviones ni las infraestructuras de los aeropuertos; de hecho, ya se está utilizando. Por tanto, se considera necesario para cumplir con la legislación y los objetivos europeos en materia de emisiones de gases de efecto invernadero.
Uno de lo puntos más potentes a favor de la producción nacional de este combustible lo apunta Teresa Parejo, directora de Sostenibilidad de Iberia: «la enorme riqueza de residuos forestales y agrícolas, que son los que se emplean para producir SAF biológico». Y añade «además, España va camino de encabezar la producción de hidrógeno verde, que se utilizará también en la producción SAF sintético. Es decir, el país tiene todo lo que se necesita para ser una gran potencia productora».
Propuestas
El informe cifra en 30 las plantas de producción necesarias para abastecer la demanda actual y futura de este combustible -prevista en cinco millones de toneladas en 2050-, así como desarrollar tecnologías de producción innovadoras. En términos de empleo, el proceso generaría 270.000 puestos de trabajo, muchos de ellos muy diseminados en las zonas rurales, en ese plazo.
Igualmente, destaca que el desarrollo de esta industria podría tener un impacto de 13 000 millones de euros en el PIB español solo por la construcción de las plantas, a lo que también se sumarían 42 851 millones de euros por la operación de estas hasta 2050.
Pero, actualmente, el precio, entre tres y cinco veces más caro que el queroseno de origen fósil, es un hándicap. Para que sea una solución sostenible y viable a corto plazo, la propuesta es asumir de forma conjunta las inversiones necesarias y el incremento de costes de producción de SAF.
Desarrollo de tecnologías y despliegue de instalaciones industriales que aprovechen el potencial de materia prima existente en todo el territorio nacional para satisfacer la demanda interna supone inversión. La nueva industria requeriría invertir 22.000 millones de euros, además de marcos regulatorios seguros para los agentes involucrados, permitiéndoles invertir con confianza en esta industria emergente.
También proponen agilizar los permisos y autorizaciones para establecer las infraestructuras necesarias a lo largo de la cadena de valor, junto a subvenciones e incentivos fiscales y la creación de un fondo de 300 millones anuales con ingresos procedentes de las subastas de los derechos de emisión. Más el apoyo, la implicación y la coordinación de todos los niveles de las administraciones públicas, así como las alianzas público-privadas que impulsen la producción y el consumo de SAF.