Más turistas, más emisiones: el impacto del turismo en el medio ambiente global
Cartagena es el puerto líder en Colombia en materia de cruceros y recibe más del 95 % de los barcos que llegan al país.
Foto: Cortesía / Héctor Rico Suárez, Grupo Puerto de Cartagena
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Entre enero y octubre de este año, el Ministerio de Comercio y Turismo anunció que llegaron a Colombia 5′325.486 visitantes no residentes, un 9,4 % más que en el mismo periodo del año anterior. El ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Carlos Reyes Hernández, afirmó que “el mundo está viendo que Colombia tiene un compromiso enorme con promover un turismo responsable y sostenible, que ayude a fortalecer las experiencias de destinos emergentes y, de paso, las economías locales. Hoy en día el turista quiere que le cuenten la historia de los lugares, sus tradiciones y costumbres, y tener un conocimiento más integral”.
Todo esto ha sido celebrado por diversos sectores. Según cifras citadas por la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), entre enero y septiembre de este año, Colombia ha recibido USD $7.444 millones en divisas por turismo, lo que representa un incremento del 14 % con respecto al mismo periodo de 2023. De hecho, la meta del presidente Gustavo Petro apunta a que el país reciba 12 millones de visitantes para 2026. Pero, ¿podría tener esto algún impacto en la huella de carbono del país?
El sector turístico juega un papel clave en el impacto de las emisiones globales de carbono. Esto se debe a diversas actividades asociadas, como el transporte aéreo, que utilizan la mayoría de los turistas, el uso de vehículos privados y la producción de gasolina que alimenta estos medios de transporte. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Organización Mundial del Turismo están guiando a las partes interesadas en el sector hacia el cumplimiento de los objetivos globales: reducir a la mitad las emisiones para 2030 y alcanzar emisiones netas cero lo antes posible. Un paso fundamental en este proceso es identificar la huella de carbono del turismo a nivel mundial, algo en el que un grupo de investigadores ha logrado avances.
En un estudio publicado en Nature, los científicos presentan un análisis de las huellas de carbono del turismo a nivel mundial y nacional entre 2009 y 2020. La investigación utiliza información sobre cómo gastan los turistas en 175 países, incluyendo datos específicos de 62 países y de 113 más sobre el consumo de turismo.
Estos datos se combinan con información de una base de datos llamada GLORIA para calcular las emisiones de carbono generadas por el turismo entre 2009 y 2020. Al juntar toda esta información, los científicos crean una base de datos global que permite calcular de manera precisa las huellas de carbono del turismo, analizando cómo los viajeros gastan dinero en actividades como vuelos internacionales, transporte privado y productos de empresas locales o extranjeras. Lo que encontraron es muy interesante.
El turismo también contamina
El turismo ha crecido más rápido que la economía global, es uno de los primeros hallazgos de la investigación. En 2009, el gasto turístico mundial fue de 3,5 billones de dólares, y en 2019 subió a 6 billones de dólares. Esto significa que ha crecido un 5,5% al año en promedio. Este aumento en el gasto ha generado una huella de carbono de 5,2 gigatoneladas (Gt) de CO2 equivalente en 2019, lo que equivale a aproximadamente el 9% de las emisiones globales causadas por actividades humanas.
De este total, 1,8 Gt provienen directamente de la aviación (52%) y el transporte por carretera (18%). Además, hay emisiones indirectas de 2,5 Gt, provenientes de sectores como los servicios públicos (34%) y la producción de petróleo (14%). También, los vehículos privados contribuyen con 0,9 Gt.
El turismo es un sector con una alta emisión de carbono, escriben los investigadores. Cada dólar ganado en turismo generó 1,02 kg de emisiones en 2019, esto es aproximadamente 4 veces más que el sector de servicios (0,24 kg por cada dólar) y un 30% más que la economía mundial (0,77 kg por cada dólar). La pandemia de covid-19 fue el único evento que redujo drásticamente la huella de carbono del turismo. En 2020, el año más duro de la pandemia, las limitaciones en los viajes internacionales y las reducciones en el turismo interno llevaron a una disminución de las emisiones del turismo de 5,2 Gt a 2,2 Gt en un año.
Pero es posible que eso no vuelva a ocurrir, escriben los autores del estudio. La recuperación del turismo a los niveles previos a la pandemia ha sido rápida. En mayo, un informe del Banco Mundial señalaba que las llegadas de turistas internacionales y la contribución del sector de viajes y turismo al PIB mundial regresarían a los niveles previos a la pandemia este 2024, impulsadas por el levantamiento de las restricciones de viaje relacionadas con el covid-19 y la fuerte demanda acumulada.
Los países con turismo que más contaminan
Las emisiones de carbono del turismo varían mucho entre países. En 2019, los turistas de Estados Unidos produjeron 1,0 Gt de CO2 equivalente, lo que representa el 19% de las emisiones globales del turismo. Ese mismo año, tres países (Estados Unidos, China con 0,8 Gt, e India con 0,3 Gt) fueron responsables del 39% de las emisiones del turismo en todo el mundo. Los 20 países más emisores, en su mayoría desarrollados y con grandes poblaciones, contribuyeron con 3,9 Gt de CO2, o tres cuartas partes de las emisiones totales del turismo. Además, el análisis muestra que países de Medio Oriente, como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, han aumentado sus emisiones debido al crecimiento del turismo en la última década.
La prosperidad económica determina si las personas viajan y cómo lo hacen. Los diez países con las mayores emisiones de carbono por persona en turismo son economías muy desarrolladas, con un PIB per cápita superior a los 25.000 dólares. En estos países, los ciudadanos generan más de 3,1 toneladas de CO2 por persona debido a sus viajes al extranjero. Por otro lado, los diez países con las huellas de turismo más bajas son economías de bajos ingresos, donde prácticamente no se realizan viajes internacionales.
En estos últimos países, la huella de carbono turística promedio es de solo 0,02 toneladas por persona. La diferencia entre los países con más viajes y los que menos viajan es más de 100 veces mayor.
Grandes desafíos
El sector turístico ha buscado alinearse con el objetivo de limitar el calentamiento global a +1,5 °C, como se describe en el Acuerdo de París, pero los resultados de este estudio revelan grandes desafíos en esa tarea. Para alcanzar los objetivo globales, las 5,2 Gt de emisiones de CO2-e del sector tendrían que reducirse en más del 10% anual hasta el año 2050, estiman los investigadores. ¿Qué se puede hacer?
“Acelerar el crecimiento de la demanda turística plantea claramente un desafío imposible en materia de emisiones si no se cuenta con una tecnología mucho mayor y con cadenas de suministro más eficientes. Esto coincide con las conclusiones de la investigación sobre el decrecimiento, según las cuales las mejoras tecnológicas que podrían anular el crecimiento de la demanda serían extremadamente irreales”, escriben los investigadores. Es decir, aumentar la demanda turística es insostenible desde el punto de vista de las emisiones si no se cuenta con avances tecnológicos mucho mayores y sistemas de suministro más eficientes.
Pero, al mismo tiempo, las mejoras tecnológicas necesarias para compensar el crecimiento de la demanda turística son poco realistas, creen los autores del estudio, lo que resalta la dificultad de manejar este crecimiento sin que impacte negativamente al medio ambiente. En última instancia, es necesario, afirman, definir “umbrales de volumen de turismo” para gestionar el crecimiento de la demanda a fin de frenar las crecientes emisiones del turismo. En teoría, entonces, los países deberían reducir la demanda en turismo
Sin embargo, una simple reducción universal del volumen de turismo en todos los países (por ejemplo, que todos los países reduzcan su demanda turística en un 5%) no es un enfoque ideal, reconocen los investigadores, ya que este procedimiento no representa un enfoque de mitigación justo y equitativo. En ese sentido, no sería justo pedirle a todos los países que reduzcan su demanda turística de manera uniforme, ya que esto no tendría en cuenta las diferencias económicas y sociales entre los países.
Por el contrario, los investigadores creen entonces que estas estrategias son más urgentes en el caso de los veinte destinos turísticos con mayores emisiones del mundo, especialmente Estados Unidos, China e India. Estos países han desarrollado grandes mercados de turismo interno y receptor con un alto crecimiento de la demanda en diferentes períodos de tiempo. El análisis de escenarios indica que si los 20 principales destinos hubieran reducido su tasa de crecimiento del turismo en un 1% anual entre 2009 y 2019 (del 5,9% al 4,9% de crecimiento anual), podrían haber logrado una reducción de 0,38 Gt de emisiones de CO2-e en 2019. Esto por sí solo habría representado una reducción del 7% de las emisiones mundiales del turismo.
Habría también otros caminos. El transporte aéreo, por ejemplo, sigue siendo el talón de Aquiles de las emisiones del turismo mundial. Limitar el crecimiento continuo de la demanda de transporte aéreo, especialmente en viajes internacionales de larga distancia, permitiría lograr resultados que son deseables desde el punto de vista climático y social. “Es urgente considerar medidas específicas como impuestos al CO2, presupuestos de carbono y obligaciones de combustible alternativo en un esfuerzo por controlar las futuras emisiones de los viajes aéreos”, escriben los investigadores.
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