Stellantis eleva la inversión de la industria automovilística en España a 20.000 millones
A pesar de que las ventas de coches eléctricos apenas suponen el 5,5% del total en lo que va de año en España, las inversiones en el vehículo de cero emisiones no cesan en el país. La última en confirmar sus planes en la Península Ibérica ha sido Stellantis que, de la mano de la china CATL, erigirá una factoría de baterías junto a su planta de Figueruelas (Zaragoza). Con la obra, la inversión en grandes proyectos de automóviles limpios rebasa los 19.000 millones y se sitúa ampliamente por encima de los 20.000 millones de euros si se tiene en cuenta el reguero de inversiones de un calado inferior, al que se torna casi imposible seguir el rastro.
El último impulso a la industria llega con la firma de un acuerdo entre Stellantis y CATL para invertir 4.100 millones de euros en una joint venture que construirá la planta de baterías de litio-ferrofosfato (LFP) en Zaragoza. Con una capacidad de 50 GWh, será la más grande de España y alimentará a las diferentes marcas del grupo: Peugeot, Citroën, Opel, Fiat o Alfa Romeo.
Para este proyecto, el gigante automovilístico ha recibido 55 millones de euros de fondos europeos. Se cerró a pesar de la dimisión del consejero delegado del grupo, Carlos Tavares, que renunció la pasada semana. También se sortearon las reticencias del Gobierno chino, que se enfrenta a la Unión Europea por los aranceles impuestos a los coches eléctricos fabricados con ayudas en el gigante asiático.
Precisamente la entrada de los vehículos chinos, sumado a un consumo deprimido y a los altos costes de producción, es el principal reto al que se enfrentan los fabricantes europeos. Sin ir más lejos, la propia Stellantis se ha enfrentado a huelgas en Italia por frenar la actividad y despidió en verano a 1.200 personas en Michigan. El control de costes era una de las prioridades de Tavares; más tras anunciar una rebaja de previsiones al pasar de una perspectiva de cash flow negativo de 5.000 millones a una de -10.000 millones para 2024.
Una situación similar atraviesa Volkswagen AG, responsable de la mitad de la inversión en marcha en España gracias a su plan Future Fast Forward, con el que destinará 10.000 millones a electrificar la planta de Seat en Martorell (Barcelona), la de Volkswagen en Navarra y erigirá una factoría de baterías en Sagunto. Entre los proveedores -que aportarán 3.000 millones de esos 10.000 millones- se encuentran Gestamp, Valeo, Gonvarri o Celsa.
A pesar de tener ya a medio camino proyectos como la planta de ensamblaje de Martorell, el grupo avisa de que la lenta implementación del coche eléctrico en España puede impactar en sus planes. «Nosotros estamos cumpliendo y haciendo los deberes y necesitamos una colaboración del sector público con infraestructuras e incentivos», advirtió Wayne Griffiths, CEO de Seat, en una entrevista con elEconomista.es. «Mi preocupación es llenar nuestra fábrica. Y hacerlo de coches eléctricos. Si no hay demanda de coche eléctrico y tienes que bajar la producción tendrás un problema con el empleo», añadió.
También Mercedes Benz despliega en Vitoria su plan de ampliación y transformación de instalaciones para la fabricación del vehículo eléctrico a partir de 2026, con lo que se convierte en una fábrica estratégica para la multinacional alemana siete décadas después de su llegada a Euskadi. Una iniciativa que supondrá una inversión superior a 1.000 millones y que traccionará a todo el ecosistema de proveedores de automoción español. La planta vasca tiene una plantilla de 5.000 personas y genera un empleo indirecto de 30.000 trabajadores, enmarcados en una cadena de proveedores de 800 empresas en toda España, unas 400 en Euskadi.
China se fija en España
La inversión china juega también un papel protagonista en el éxito español. Tanto con operaciones vinculadas al coche eléctrico como no. La más representativa son los 2.500 millones en Navalmoral de la Mata (Cáceres) para erigir una gigafactoría de baterías de litio. El plan del grupo chino se basa en el desarrollo y la fabricación de baterías desde una planta de cero emisiones, integrada en diferentes plataformas eléctricas, incluyendo un sistema de baterías extraíbles y adaptadas para otros modelos de movilidad. Además, el mismo grupo tiene otros 1.000 millones reservados para un centro de electrolizadores.
Fabricará directamente automóviles Chery, que se instalará en la antigua planta de Nissan en la Zona Franca de Barcelona con una inversión de 400 millones. Formó una joint venture con la firma española Ebro, que será la que iniciará la producción. La china decidió retrasar un año el inicio de su producción propia, hasta otoño de 2025.
A ambas plantas habría que sumar la instalación de neumáticos de Sentury Tire en As Pontes (A Coruña), que contempla 750 contrataciones y un montante que supera los 530 millones de euros.
En esta transformación industrial, la administración ha decidido jugar también sus cartas. Más allá de los fondos Next Generation EU, son varios los proyectos impulsados directamente desde la esfera pública. Basquevolt prevé fabricar baterías para vehículos eléctricos en 2027. Requerirá de 700 millones de inversión y creará 800 empleos cuando esté a pleno rendimiento. Basquevolt, iniciativa público-privada impulsada por el Gobierno Vasco, prevé poner en marcha una línea de producción de 1 GWh de celdas de litio sólido para baterías de vehículos eléctricos a finales de 2025 y fabricar baterías en serie en 2027.
Sobre la mesa, además, están por confirmar el proyecto de baterías que Inobat plantea en Valladolid e incluso la fábrica que Tesla sopesa instalar en Valencia.