Auschwitz y Esma, de escenarios del horror a santuarios de la Memoria
El 27 de enero de 1945, soldados del Ejército soviético liberaron el campo de Auschwitz-Birkenau, en Polonia. Un millón trescientas mil personas habían perecido en este campo de concentración nazi. Ochenta años después, el Memorial de Auschwitz es la institución sobre el Holocausto más importante de Europa. 1.000 personas cada hora visitan el lugar. En el Memorial de Auschwitz, el ‘Turismo de Memoria’ hace honor a la historia.
Cuando los soldados soviéticos entraron en el campo de exterminio Auschwitz -Birkenau encontraron cientos de zapatos amontonados, miles de prendas de vestir tiradas, unas ocho toneladas de cabello humano, personas en condiciones infrahumanas vagando sin rumbo, cadáveres en el suelo y niños atemorizados. La mayoría de los guardias nazis habían huido ante el avance victorioso del Ejército Rojo y solo quedaban 2.819 prisioneros del millón trescientos mil que allí fueron recluidos. Tras la Liberación, algunos de los supervivientes decidieron quedarse y trabajar para que horror nunca se olvide y no se repita.
En ese sentido, el portavoz del memorial en que fue transformado el campo de concentración más grande del Tercer Reich alemán, Pavel Swicki, explicó que “lo especial del Memorial de Auschwitz es que la idea de crear un espacio que conmemore la tragedia de todas las personas que fueron deportadas, asesinadas y que sufrieron en Auschwitz ya estaba entre los prisioneros del campo antes de la liberación”.
Conmemorar, educar y advertir, es el mantra de Sawicki. “Tenemos testimonios de finales del 44 y comienzos del 45 y ya había gente que pensaba en lo que debería pasar con este lugar después, porque la guerra estaba llegando a su fin. Tras la liberación, algunos supervivientes decidieron quedarse aquí para convertir este lugar en una especie de memorial y empezaron a recopilar documentos, objetos personales que sobrevivieron”, sostuvo.
El memorial ocupa 200 hectáreas, con 150 edificios y unas 300 ruinas, incluidos los restos de cámaras de gas y crematorios. También alberga colecciones, archivos y unas 6.000 obras de arte. Se mantiene lo más cerca posible a su estado original.
Turismo de Memoria y Responsabilidad moral con la Historia
En la película “A Real Pain” o “Un dolor real” , estrenada el año pasado, dos estadounidenses viajan a Polonia a encontrarse con sus raíces ancladas en la Segunda Guerra mundial. La idea surgió cuando el director y protagonista Jesse Eissenberg leyó un anuncio online que ofrecía un tour por sitios del Holocausto en Polonia, con almuerzo incluido.
“Si hay una visita imprescindible en un viaje a Polonia, es Auschwitz-Birkenau. En este tour descubriremos la espeluznante historia del campo de concentración más terrorífico del siglo XX”, anuncian las oficinas de turismo que promueven excursiones al Memorial de Auschwitz, el único campo de concentración nazi que funcionó simultáneamente como centro de exterminio sistemático mediante cámaras de gas y el que causó mayor número de víctimas.
Pese a que hoy atrae visitantes de todo el mundo, este símbolo de la monstruosidad del sistema genocida del nazismo no puede considerarse un lugar turístico, al menos no como cualquier otro.
“Por supuesto que el memorial de Auschwitz es para algunos una atracción turística. Vienen a Cracovia, un lugar precioso con una historia muy rica, y su guía les aconseja visitar Auschwitz. Pero hay muchos que vienen con otras motivaciones. Lo hacen porque aquí perdieron a sus familiares u otras razones personales. Y tenemos que encontrar algún tipo de compromiso o equilibrio y hacerlo de la manera más respetuosa”, defienden desde las oficinas de turismo.
Articular turismo con deber de memoria. Esa es la cuestión, sostuvo el portavoz del Memorial de Auschwitz. “Una de las cosas más importantes es que el 90% de nuestros visitantes son guiados por nuestros expertos, nuestros guías, que hablan 20 idiomas. Y después de tres horas y media de visita, sales siendo una persona diferente y este lugar como sitio para el turismo desaparece porque su autenticidad es muy poderosa”, afirmó Sawicki.
Además de los datos, fechas, grupos de víctimas y tipo de torturas, el visitante de Auschwitz se lleva grabado en su memoria algo más importante. “También deberían comprender que la historia de Auschwitz es muy compleja porque tiene significados diferentes según las personas. Esta memoria debería obligarnos a reflexionar sobre nuestro papel en el mundo y nuestra responsabilidad moral. Porque Auschwitz ocurrió hace 80 años, debido a ideologías de odio. Todas estas ideologías están presentes hoy”, sentencia.
Testimonios RFI de la liberación de Auschwitz:
La Esma, engranaje clave del terrorismo de Estado en Argentina
Entre 1976 y 1983, las Fuerzas Armadas de Argentina y sectores poderosos de la sociedad civil instauraron una política de terror basada en un plan sistemático de secuestro, tortura y desaparición forzada de personas. En tres lustros de dictadura cívico militar, se instalaron 700 centros clandestinos de detención en todo el país. La Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en pleno Buenos Aires, fue el engranaje clave del terrorismo de Estado. Allí se secuestró, torturó y recluyó a más de cinco mil detenidos-desaparecidos, sobrevivieron menos de doscientos, y nacieron al menos 34 bebés que, en su mayoría, fueron apropiados
En 2004, el entonces presidente Néstor Kirchner abrió para la gente las puertas de la ex ESMA el 24 de marzo de 2004. Así se transformó en política de Estado la histórica demanda de los organismos defensores de los derechos humanos: Transformar este escenario del horror en un Espacio de Memoria y Derechos Humanos.
Declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 2023, la ex ESMA comprende una treintena de instituciones, una de las más emblemáticas es el Museo Sitio de Memoria situado donde funcionaba el Casino de Oficiales, el que fuese lugar de esparcimiento y descanso de las altas jerarquías de la Armada y, al mismo tiempo, centro clandestino de reclusión en el que se perpetraban los peores crímenes de lesa humanidad.
Los testimonios escritos en el libro de visitas del Museo de Memoria de la ex ESMA dejan entrever los cuestionamientos que suscita su recorrido, los vínculos entre la memoria y la responsabilidad legal y ciudadana de las atrocidades allí cometidas. La resonancia que deja en los visitantes su paso por la ex ESMA como espacio de memoria es testimonio de que este Memorial no es un punto obligado del turismo de masas en Argentina como cualquier otro.
El testimonio y el trabajo de los sobrevivientes y de los organismos de derechos humanos han hecho de Argentina un referente internacional en el campo de la memoria y la consolidación de la democracia. La experiencia argentina permitió impulsar la figura de la desaparición forzada de personas como crimen internacional.
La llamada “motosierra” del presidente argentino Javier Milei ha empezado a socavar la política de Memoria, Verdad y Justicia en Argentina, con despidos masivos, el ahogo financiero de los sitios de memoria y el “cierre por reestructuración” del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, creado en 2008 y que funciona en el antiguo campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
Todo ocurre en un contexto de estigmatización de los organismos de derechos humanos y de difusión de un discurso negacionista de la dictadura desde el mismo Ejecutivo. El desmantelamiento de la institución se suma a una ola de despidos en la Secretaría de Derechos Humanos, que también tiene su sede en el Espacio de Memoria de la ex Esma hace dos años, cuando arrancó el gobierno de Milei, contaba con 1.050 trabajadores. Actualmente quedan 548.