Todo lo que siempre quisiste saber sobre el sexo entre dinosaurios pero nunca te atreviste a preguntar
Los dinosaurios, criaturas majestuosas que habitaron la Tierra hace más de 66 millones de años, no solo nos fascinan por su tamaño y diversidad, sino también por los misterios que rodean su comportamiento. Entre los enigmas más intrigantes, el cómo se reproducían sigue siendo uno de los menos resueltos por la paleontología. A pesar de más de un siglo de investigaciones, todavía no se han encontrado fósiles con órganos reproductivos completamente preservados, lo que complica reconstruir las dinámicas de su vida sexual.
Un hallazgo destacado fue el de un pequeño dinosaurio con una cloaca intacta, una estructura similar a la que hoy presentan aves y cocodrilos, según relatan estudios citados en la revista Scientific American. Este órgano sugeriría que, al igual que sus descendientes modernos, los dinosaurios probablemente tenían un pene o un clítoris. Sin embargo, estas hipótesis carecen de pruebas directas, lo que mantiene abierta la investigación sobre las particularidades anatómicas de estos animales prehistóricos.
La elección de pareja no era un tema trivial entre los dinosaurios, como señala un artículo reciente de Smithsonian Mag que ha reunido varios estudios. Las impresionantes ornamentaciones de especies como el Triceratops o el Styracosaurus parecen estar más vinculadas a la selección sexual que a la defensa contra depredadores. Distintas investigaciones han sugerido que los cuernos y espinas podrían haber servido para atraer compañeros o para enfrentarse a rivales en intensos combates. Estudios de cráneos de Triceratops muestran evidencias de luchas frecuentes, probablemente relacionadas con disputas territoriales o de apareamiento.
Dinosaurios emplumados, como el Anchiornis, pudieron lucir plumas con colores vivos para atraer a sus potenciales parejas
El comportamiento durante la época de cortejo también deja su huella en el registro fósil. En 2016, se descubrieron en Colorado marcas de rasguños en el suelo atribuidas a grandes dinosaurios carnívoros similares al Acrocanthosaurus. Estas «pistas de cortejo» se asemejan a las realizadas por algunas aves modernas para atraer parejas. Rastros similares han sido hallados en Canadá y Corea del Sur, lo que apunta a un patrón generalizado entre los dinosaurios terópodos.
El arte de la seducción
El color y la apariencia también desempeñaron un papel crucial en sus rituales de apareamiento. Dinosaurios emplumados, como el Anchiornis, pudieron lucir plumas con colores vivos para atraer a sus potenciales parejas. Un estudio de 2010 analizó la estructura de melanosomas en las plumas de este dinosaurio y reveló una combinación de tonos negros, blancos y rojos, muy similares a los patrones de algunas aves actuales.
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Enrique Zamorano
Otra especie, el Confuciusornis sanctus, que vivió hace aproximadamente 125 millones de años, también brinda pistas sobre la importancia de los adornos en la selección sexual. Algunos fósiles muestran largas plumas ornamentales en los machos, un rasgo que podría haber sido clave para el cortejo, como sucede con las aves modernas.
Aunque la posibilidad de encontrar dos dinosaurios fosilizados en pleno apareamiento sigue siendo remota, los rastros fósiles podrían revelar nuevos datos sobre sus posturas y comportamientos durante la cópula. Los estudios futuros prometen seguir desentrañando los secretos de la vida privada de estos gigantes del pasado, acercándonos cada vez más a comprender cómo hicieron del Mesozoico su escenario de conquista.
Los dinosaurios, criaturas majestuosas que habitaron la Tierra hace más de 66 millones de años, no solo nos fascinan por su tamaño y diversidad, sino también por los misterios que rodean su comportamiento. Entre los enigmas más intrigantes, el cómo se reproducían sigue siendo uno de los menos resueltos por la paleontología. A pesar de más de un siglo de investigaciones, todavía no se han encontrado fósiles con órganos reproductivos completamente preservados, lo que complica reconstruir las dinámicas de su vida sexual.