¿El cerebro está lleno de microplástico? Estas son las concentraciones- Grupo Milenio
Ciudad de México /
Los microplásticos se mantienen en expansión: alimentos procesados, frutas, verduras, agua, semen, sangre y leche materna ya son territorio invadido. La presencia de estas partículas de menos de 5 milímetros supone una amenaza para la salud humana.
Para conocer más sobre la exposición a estos contaminantes, un grupo multidisciplinar de investigadores estadounidenses analizó la presencia de micro y nano plásticos en 52 cadáveres humanos.
Anteriormente ya se había confirmado que el plástico microscópico había sido detectado en pulmones, intestinos y placentas. Con los resultados recientes, publicados el 3 de febrero en la revista Nature Medicine, se suma más evidencia sobre su capacidad para llegar a diferentes partes del cuerpo como el hígado, riñones e incluso el cerebro.
Las concentraciones en el hígado y el riñón de las muestras de 2024 fueron similares, con promedios de 433 y 404 microgramos por gramo, respectivamente. Estos valores superan los hallados en placentas y testículos en estudios previos.
Sin embargo, las muestras de cerebro (todas recuperadas de la corteza frontal) fueron las que mostraron concentraciones mucho más altas: en las de 2016, los valores intermedios fueron de 3 mil 345 microgramos y 4 mil 917 microgramos por gramo en 2024, algunos resultados incluso eran 30 veces superiores a los obtenidos en hígado y riñón.
La cifra no es para menos, especialmente por el proceso que supone la llegada de estas partículas: tienen que atravesar la pared intestinal, ser transportados por sangre y luego traspasar la barrera hematoencefálica, una membrana que protege al cerebro.
Aunque no está claro cómo llegaron ahí, los expertos detallaron que la mayoría de los micro fragmentos de plástico hallados estaban hechos de polietileno, un material ampliamente utilizado en envases de alimentos y bebidas y el componente más común de la basura plástica.
Los resultados indican que de 2016 a 204, es decir, en solo ocho años, la cantidad de contaminantes en los cerebros aumentó, lo que estaría relacionado con el incremento de uso y producción de plásticos que se ha registrado en el último medio siglo.
Por ahora, si bien los datos presentados son un buen punto de partida, se requiere estudiar más muestras para considerar el número como representativo. Además, y como explica el profesor de toxicología ambiental de la Universidad Heriot-Watt, Theodore B. Henry, hay diversas desventajas en el método utilizado en esta investigación .
“(…) debido a que los polímeros plásticos presentes se desintegran en pequeños fragmentos en el proceso, no es posible determinar el tamaño, las características o la cantidad de partículas presentes en la muestra original”, explicó a Science Media Centre.
“La dosis hace el veneno”
Los autores de la investigación detectaron mayores niveles de partículas de plástico en cerebros de personas con demencia, sin embargo, no se ha confirmado que la primera condición sea la causa.
De hecho, aún no está claro hasta qué punto los micro y nano plásticos causan daño o toxicidad en el cuerpo humano, pese a las sospechas de que el impacto podría ser proporcional al de las concentraciones: “la dosis hace al veneno”, señala el estudio encabezado por investigadores de la Universidad de Nuevo México.
Por ahora la mayoría de los efectos comprobables se han documentado en cultivos celulares y animales como los ratones. Una investigación reciente, publicada en Science Advances, encontró que las células inmunitarias del cerebro de los roedores terminaban ‘devorando’ los microplásticos, lo que incrementa el riesgo de formación de coágulos.
Según los autores, las micropartículas que circulaban en el torrente sanguíneo eran absorbidas por algunas células, lo que provocaba obstrucciones en los capilares de la corteza cerebral.
Los ‘tapone’, que parecen pequeños coágulos, causan una disminución del flujo sanguíneo, problemas neurológicos y afectan indirectamente la función de los tejidos al bloquear las células y alterar la circulación local.
Microplásticos en investigación
En este sentido, más de una especialista concuerda en que se requieren más investigaciones, ya que aún hay muchas preguntas sin resolver: por ejemplo, si los microplásticos se acumulan a lo largo de la vida o se desechan.
Asimismo, algunos científicos, reiteran la necesidad de analizar qué otras partículas alcanzan al cerebro, ya que si los microplásticos pueden acceder a él, en teoría, también podrían hacerlo otro tipo de contaminantes.
LHM