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La banca europea tropieza con Reino Unido y Deutsche en su camino a beneficios récord
La banca europea vivió un 2024 eufórico. Los tipos de interés elevados y el progresivo despertar de la actividad crediticia permitieron a las entidades anotarse resultados excelentes, en muchos casos en máximos históricos o cercanos a ellos. Sin embargo, los datos disponibles hasta la fecha —la mayoría de bancos ya publicó sus cuentas anuales— apuntan a que este sector del Viejo Continente va a dos velocidades, con las entidades sureñas a la cabeza de un tren que lleva a las británicas y a las alemanas en el vagón de cola.
La subida de tipos de interés a ambos lados del Atlántico supuso un punto de inflexión para la banca, que en los últimos dos años vio cómo sus márgenes se seguían ensanchando y sus beneficios marcaban aumento de doble dígito. Sin embargo, no todas las economías han seguido el mismo ritmo y, mientras que algunos bancos han alcanzado sus cifras históricas, por el entorno macroeconómico y sus estrategias de expansión, otros aún guerrean por recuperar los resultados previos a la crisis de Lehman Brothers.
La gran banca de España, la más grande de Europa continental por capitalización de mercado —únicamente superada por el conjunto de firmas británicas—, ganó en 2024 más de 31.500 millones, un 20,5% más que el año anterior, dejando atrás los periodos de incertidumbres y crisis de los que aquejaron tras el colapso financiero de 2008. «Las razones tras esta mejoría del negocio son principalmente tres: un aumento de ingresos derivado de una subida de tipos y unas expectativas de que éstos disminuyan a menor ritmo; unos costes controlados tanto de personal como de depósitos y unas comisiones que tras una década de interés cero, no han desaparecido y siguen generando ingresos a las entidades», comentan desde Trea AM.
También en Francia y en Italia, el sector ha obtenido cifras históricas, hasta rozar los 20.500 millones y los 23.000 millones, respectivamente, sumando el beneficio de las mayores entidades en cada país. Intesa SanPaolo, el banco más grande por tamaño en Bolsa, elevó sus ganancias un 11% y desveló que espera hacerlo mejor en 2025. Y en el largo listado de entidades que se apuntaron números récord se encuentra también el galo BNP Paribas, con un resultado por encima de los 11.600 millones, nunca visto en su historia, a pesar de la inestabilidad política local.
La banca alemana y la británica, en cambio, se han quedado rezagadas. Deutsche Bank se anotó en 2024 un beneficio más de un 50% por debajo del récord que registró en 2027, antes de la crisis financiera. Y al otro lado del Canal de La Mancha, Barclays lo hizo mejor que el año previo, pero su beneficio atribuido no superó los máximos de 2021.
Los inversores están expectantes de los resultados de HSBC y Lloyds, que publicarán sus resultados la próxima semana, cerrando la temporada de resultados de la banca europea. Y el consenso de analistas apunta a que el mayor prestamista hipotecario de Gran Bretaña no alcanzará las cifras del año pasado. «El margen de intereses se verá afectado por la recuperación de los precios de los depósitos y por el movimiento de depósitos hacia cuentas a plazo«, afirma Benjamin Toms, analista de RBC.
La que era hasta hace pocos años conocida como la locomotora de Europa y la City de Londres han perdido su brillo. La sensibilidad a los tipos de intereses, el grado de competencia dentro del mercado doméstico y el comportamiento de la economía nacional destacan entre los factores detrás de esta brecha.
Los bancos alemanes y británicos tienen una menor exposición a los movimientos de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). Comparado con sus primos del Sur de Europa, sus carteras están sesgadas por una mayor presencia de hipotecas a tipo fijo que, a diferencia de aquellas a tipo variable, no se reapreciaron con la subida del euríbor. Un fuerte impulso con el que sí contaron la banca española y la italiana, que vieron su margen de intereses dispararse en los últimos dos años.
El euríbor, el indicador que más se usa para calcular las cuotas de las hipotecas variables, terminó su racha alcista con el pico máximo del 4,16% en octubre de 2023 para luego descender progresivamente a medida que el mercado iba descontando los recortes de tipos por parte de Fráncfort.
Aunque el BCE empezó a suavizar las condiciones de financiación el pasado junio, el ritmo de abaratamiento del coste del dinero está siendo mucho más lento frente a la más rápida subida de tipos orquestada en los últimos 25 años. La tasa de depósito cerró en un 3% el año pasado y, tras la bajada de enero de un cuarto de punto básico, se sitúa actualmente en un 2,75%. Un nivel aún elevado tras una década de tipos cero o negativos. Además, las maniobras en política monetaria desde que se aplican hasta que tengan un impacto en la economía real tardan algunos meses, por lo que la banca, especialmente aquellas entidades más sensibles a los tipos, siguen beneficiándose de un régimen de financiación estricto.
Alemania, ejemplo de fragmentación
La ferocidad de la competencia y los hábitos de los clientes son otras variables que entran en juego a la hora de analizar el distinto desempeño de las entidades financieras en Europa. Alemania, por ejemplo, es uno de los países más fragmentados, ya que, más allá de los dos grandes prestamistas cotizados, Deutsche Bank y Commerzbank, el sector cuenta con muchos actores más pequeños.
«Los clientes están más acostumbrados a moverse entre bancos en busca de las mejores tasas de interés, mientras que en Italia y en España tienden a ser más fieles a los bancos tradicionales», señala Pablo Gil, analista colaborador con IG Markets. «Son ahorradores más exigentes y que demandan un mayor tipo de interés, porque si no se van a otras entidades, por lo que los bancos se ven obligados a tener que ofrecer algo más», coincide Joaquín Robles, analista de BiG.
Y Reino Unido es desde hace años el corazón de las fintech y de los neobancos que, al ofrecer rentabilidades más atractivas en las cuentas de ahorro, les han quitado cuota de mercado a las entidades más gordas. Ante una competencia más salvaje, los bancos alemanes y británicos se han visto forzados a incrementar los costes de los depósitos, reduciendo así sus márgenes.
El sur de Europa se salva
Los resultados récord de la banca del sur de Europa se debe también a una mejora de su entorno operativo. En los países del Mediterráneo, las entidades han conseguido reducir significativamente su proporción de activos dudosos, lo que ha liberado provisiones que se han trasladado en mayores beneficios. En plena caída del euríbor, que da un respiro a los hipotecados, la tasa de morosidad en España está en mínimos de quince años.
La crisis financiera que estalló en 2008 disparó los impagos, sobre todo en empresas constructoras e inmobiliarias, llenando los balances de la banca de activos tóxicos que inflaron el ratio de morosidad hasta más de un 13% en 2013. Un escenario que hoy parece muy lejano, a pesar de la tensión que supuso el cóctel de la inflación y de la acelerada subida de tipos en el bolsillo de las familias y en las cuentas de las firmas.
La atonía de la economía alemana y británica frente al gran impulso que protagonizó España también contribuyó a pintar un entorno menos favorable para las entidades con sus sedes en Fráncfort y en Londres, que vieron un menor dinamismo en el crédito. Alemania sigue luchando para salir de las arenas movedizas ante la desaceleración de las exportaciones por la demanda de China y la volatilidad de los precios energéticos.
Reino Unido, por su parte, fue uno de los países a los que peor les golpeó la inflación, lo que obligó al banco de Inglaterra a sacar toda su artillería para apaciguarla —los tipos siguen más altos que en la UE, al situarse en un 4,5%—, además de estar pagando aún los factores del Brexit. España, en cambio, más dependiente del sector servicios, avanza a velocidad de crucero, con un crecimiento del Producto Interior Bruto en 2024 por encima del 3%. Una expansión económica que allana el camino para un incremento de la demanda de crédito en el mercado nacional.