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El futuro de los corales depende de dos científicas y su 'arca de Noé' en México – WIRED
Cuando eso ocurre, los corales de la misma especie se sincronizan y liberan miles y miles de gametos al mismo tiempo. El oleaje rompe la bolsita del gameto y el esperma busca al óvulo, y el óvulo al esperma. “Es una orgía”, me dijo alguna vez Lorenzo Álvarez. Una vez que ocurre la fecundación, se forma un pólipo que nadará hasta encontrar el mejor lugar para fijarse en el sedimento y empezar a desarrollar su esqueleto calcáreo que, al paso de muchos años, será un arrecife.
Lo que hacen Anastazia, Victoria y su pequeño equipo de trabajo es ir a los arrecifes unos días antes del desove. Colocan una red en forma cónica, en cuya punta hay un hoyo en el que embonan tubos recolectores. Cuando salen los gametos, tienden a flotar hasta el recipiente.
“Nosotros recolectamos una cantidad discreta de gametos, aproximadamente, cinco o, máximo, 10 mililitros. Aquí en el laboratorio, los trasladamos a un volumen de agua más pequeño, los separamos y unos los cruzamos, hacemos fertilización asistida, y otros son los que congelamos, pero solo los espermas”, explica Victoria Grosso, originaria de Colombia, donde estudió Biología marina, pero que luego migró a México, en 2006, para hacer su posgrado en la UNAM, y luego su posdoctorado en el Instituto, donde se quedó a trabajar.
Para la congelación se necesita agregar una solución, un criopreservador, que enfría a ritmo de descenso de 20 grados por minuto, hasta llegar a los -196°. Luego se meterán en aquellos cilindros chaparros, llenos de nitrógeno líquido, que garantizará su preservación por años, décadas o siglos, lo que sea necesario.
En cualquier momento se pueden descongelar, a baño maría. Después de esto, los espermas siguen con vida y pueden reproducirse con óvulos. De hecho, esto ya ha pasado, pues Anastazia y Victoria ya han realizado la reproducción asistida con espermas descongelados y obtenido éxito, pues han conseguido pólipos que conservan en el laboratorio hasta que crecen lo suficiente como para irlos a plantar al fondo del mar.