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¿Qué significa la llegada de la primera nave privada a la Luna? ¿Estamos más cerca del turismo lunar?
El alunizaje de Blue Ghost ha abierto una puerta insospechada por completo hace una década: que una empresa privada ponga un pie sobre nuestro satélite natural, una misión que estaba destinada a ser solo parte de las agencias espaciales de algunos, pocos países. Se ha roto un dique y a partir de ahora cada vez más empresas lo harán. Y muy pronto, probablemente antes de 2030, habrá más empresas que agencias que hayan pisado la Luna.
¿Significa esto que llevaremos turistas a la Luna en breve? La realidad es un poco compleja. Hay que tener en cuenta que una cosa es poner en órbita un satélite de unos pocos cientos de kilos y otra completamente diferente es enviar a varias personas, con soportes vitales, a emprender un viaje de una semana como mínimo: 3 días de ida, 3 de vuelta y al menos unas horas allí.
De acuerdo con la NASA, su Programa Artemis lleva cuatro años en desarrollo y necesitará, hasta completarse, 35 mil millones de euros, como mínimo. Si bien esto es apenas un 10% de la fortuna de Elon Musk, no es un cheque que muchos estén dispuestos a firmar… Excepto por el propio Musk, cuyos caprichos lo pueden llevar a ello y más ahora que se ha profundizado su amistad con Donald Trump. Eso es lo que costaría entonces que un turista ponga pie en la Luna. Como mínimo. Y sería un viaje que tomaría varios años para llevarse a cabo.
Afortunadamente hay otras alternativas. A la opción de alunizar, hay que sumarle la posibilidad de realizar una trayectoria que orbite la Luna y una que la rodea sin dar una vuelta completa, por así decirlo.
Dicho esto, si tenemos en cuenta que un vuelo orbital, a cientos de km de altura de la Tierra, cuesta unos 10 millones de euros y dura un total de un día (aunque sí incluye el pasaje y el hotel en la zona de despegue), un viaje orbital a la Luna, costaría 10 veces más, como mínimo. Y si al viaje van varios pasajeros.
Las cifras, nunca mejor dicho, son astronómicas. Pero la realidad es que no son imposibles. Tanto que un informe de la OCDE sugiere que el turismo suborbital podría generar ingresos anuales que oscilarían entre 700 y hasta 4.000 millones de euros a lo largo de esta década. Pero, para llegar a la Luna y pisarla, se necesita mucho más. Tanto que solo un puñado de personas en el mundo se lo podrían permitir.