
Infraestructura: el cuello de botella que frena la minería argentina | La Opinión Austral
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Por Sabrina Pont
La falta de infraestructura se perfila como un obstáculo crítico para la radicación de inversiones y el desarrollo de los proyectos mineros en marcha. La advertencia la lanzó la Secretaría de Minería de la Nación, desde su Dirección Nacional de Promoción y Economía Minera, con un informe publicado con el nombre de “Requerimientos de infraestructura para el desarrollo del sector minero“.
Los especialistas Melisa Eyraz, Magaly Quintrein y Camilo Hereñú, abordan, en detalle, las necesidades en transporte vial y ferroviario, energía y puertos de exportación y pone en evidencia una paradoja fundamental para el desarrollo del sector: sin infraestructura, la minería no puede expandirse, pero sin minería, la infraestructura difícilmente se construya.
Según proyecciones de la cartera minera, con las inversiones necesarias, las exportaciones mineras podrían cuadruplicarse para 2030 y sextuplicarse en 2035, impulsadas principalmente por el litio y el cobre. Pero sin caminos, energía y logística adecuadas, esto difícilmente pasará.
El hecho de que Karina Milei haya sido quien capitaneó la delegación argentina en la edición 2025 de la Convención de la Asociación de Prospectores y Desarrolladores de Canadá (PDAC), fue leído en el sector empresario como una demostración del interés que existe por las nuevas oportunidades que se pueden dar en este campo.
En la PDAC, la Secretaría de Minería de la Nación presentó la principal herramienta para atraer inversiones: el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), que ofrece beneficios fiscales y estabilidad jurídica a los proyectos de gran escala. Pero no resuelve la falta de infraestructura.
Dividido por regiones, el informe analiza los requerimientos específicos para cada polo minero: el NOA, con su apuesta fuerte en litio y cobre; Cuyo, con cobre y el oro; Patagonia, clave en la producción de oro y plata, y la región Centro, donde la infraestructura de transporte y exportación es determinante. La propuesta incluye obras viales, pasos fronterizos, ampliaciones ferroviarias y proyectos energéticos que, además de sostener la minería, impulsarían el desarrollo económico de las provincias. Más allá del diagnóstico técnico, desde la Dirección reconocen que, sin avances en infraestructura, los anuncios de inversión corren el riesgo de quedar en la nada.
Santa Cruz
En contraste con las otras provincias mineras, Santa Cruz es la que tiene mayor cantidad de minas en producción, aparece apenas mencionada en el informe dentro de la región patagónica. Su única necesidad identificada es el reacondicionamiento de la terminal marítima de Puerto Deseado, mientras que el documento detalla requerimientos más urgentes para otras provincias patagónicas.
De esta observación se desprende una pregunta abierta: ¿Que Santa Cruz no requiera tantas obras como el resto responde a la falta de necesidades reales en infraestructura o a que simplemente no está en el radar como un polo de crecimiento minero? Al menos, en el mediano plazo, Santa Cruz no aparece como una prioridad para la expansión del sector.
Más allá de la infraestructura, el problema de Santa Cruz es otro: la falta de exploración y nuevos proyectos. Paradójicamente, la provincia con más minas en operación no tiene desarrollos en camino que aseguren la continuidad de la actividad. Si bien cuenta con mejor infraestructura que otros distritos, sin nuevos proyectos que justifiquen su ampliación, esa ventaja se convierte en un pasivo. Sin exploración, no hay expansión, y sin expansión, la minería corre el riesgo de estancarse.