
La apuesta de Merz para el «regreso» de Alemania a Europa
Berlín (Euractiv.com/.es) – El destino de Europa está, en parte, en manos de dieciséis políticos alemanes.
Ese es el número de negociadores que diseñarán la futura política europea de la mayor y más poblada economía del continente, al tiempo que los democristianos (CDU/PPE) y los socialdemócratas (SPD/S&D) intentan contrarreloj desde esta semana cerrar un acuerdo de coalición para antes de Semana Santa.
Tras el acuerdo de esta semana entre CDU, SPD y Verdes con vistas a intentar aprobar el multimillonario paquete de inversiones, financiado con deuda y esquivando el estricto “freno” constitucional, destinado a infraestructuras y defensa, también le toca el turno a la nueva política europea de Berlín.
Aunque los máximos esfuerzos están centrados en cuadrar los detalles de la nueva “gran coalición”, los temas de la Unión Europea (UE) en esta ocasión adquieren gran relevancia.
Tras tres años de una política europea tibia, y en ocasiones errática en el apoyo de Berlín a la defensa de Ucrania (por ejemplo el rechazo a enviar los ultramodernos misiles alemanes Taurus) con el Canciller saliente, Olaf Scholz (SPD), Merz quiere que Berlín asuma un papel de liderazgo, reforzando además el –ahora a medio gas- “motor franco-alemán”.
¿Cuál es su apuesta Un rediseño institucional que otorgue más peso a la política europea en el entramado institucional alemán.
Otorgando mayor protagonismo a la política europea se evitaría el bloqueo crónico de los sucesivos gobiernos de coalición (como el de la extinta “coalición semáforo” del SPD, liberales del FDP y Verdes) que en los últimos años ha alejado a Berlín del centro de gravedad en las decisiones de la UE.
Pero también es probable que ello sea un reto añadido durante las negociaciones para formar una nueva coalición.
Sin embargo, en opinión de Merz el fracaso no es una opción.
«Si Alemania permanece en silencio, (en los grandes temas de la agenda europea) también dañaremos la capacidad de acción de la UE en su conjunto», señaló en enero pasado el líder de la CDU en un discurso para explicar sus directrices futuras en política exterior.
La voluntad de Merz por recuperar la iniciativa de Berlín en la construcción comunitaria es probablemente compartida, quizás en silencio, por muchos en el seno del SPD.
En algunos sectores del partido se percibía en los últimos tiempos un claro descontento por la pobre imagen “europea” de la última coalición tricolor en Bruselas y también en París.
Dado que la decisión sobre cuestiones que atañen a la UE está repartida entre varios partidos y ministerios, esa fragmentación ha sido un lastre por lo menos desde los prístinos tiempos de las «Grandes Coaliciones», con la ex Canciller Angela Merkel (CDU).
Mientras que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, goza casi de plenos poderes en materia de política europea, el Canciller alemán tiene que hacer juegos malabares para encontrar un consenso en el seno del ejecutivo.
Cuando los socios de una coalición en Berlín no logran acordar una posición común sobre un determinado asunto clave de política comunitaria, Alemania tiene que abstenerse en las votaciones del Consejo (jefes de Estado y de Gobierno) en Bruselas, un bloqueo que ha sido bautizado como «voto alemán».
Un asunto delicado como la reforma migratoria de la UE, que tiene aristas diversas que afectan a más de un ministerio, tiene que obtener el visto bueno de todos los Departamentos implicados. En el caso de la política migratoria tiene que contar con el plácet de los ministros de Asuntos Exteriores e Interior.
Pero también la responsabilidad de la coordinación está fragmentada.
El departamento para la UE en la Cancillería puede intervenir para dirimir conflictos políticos entre las partes; pero el Ministerio de Asuntos Exteriores y el de Economía se encargan de la coordinación entre ministerios, según explican fuentes oficiales.
También comparten con la Cancillería la responsabilidad de preparar las cumbres (Consejos Europeos), al tiempo que un ministro supeditado al Ministerio de Asuntos Exteriores supervisa las carteras de reforma y ampliación de la UE.
Ello otorga al Ministerio de Asuntos Exteriores -que suele estar en manos de un socio menor en una coalición- gran influencia en los asuntos de la UE.
Un complejo “cubo de Rubik” en Berlín
Se trata de un verdadero mosaico de responsabilidades superpuestas que a menudo ha dejado poco espacio a Berlín para presentar una visión europea coherente.
La complejidad de ese “cubo de Rubik” en la toma de decisiones se agravó durante el mandato de Scholz, que mantuvo un conflicto casi permanente con el FDP y los Verdes.
«En esta última legislatura, a casi todos los ministros [les faltó] sentido de Europa», explica a Euractiv.de una fuente del SPD, al tiempo que apunta al distanciamiento de Scholz respecto a los temas europeos, dado su perfil más “atlantista”.
En repetidas ocasiones, los socios de la extinta coalición tricolor deshojaron la margarita sobre asuntos políticos clave de la UE, dilatando una decisión final de Berlín para, finalmente, abstenerse de mover ficha alegando falta de consenso entre las partes.
El ejemplo más notorio de ello fue la propuesta de la UE de prohibir la venta de coches nuevos de gasolina, en una negociación totalmente acordada en Bruselas, pero que quedó bloqueada cuando Alemania se retiró justo antes de la votación final debido a un veto interno del FDP.
El hecho de que Alemania, una potencia automovilística mundial, no hubiera intervenido antes dejó perplejos e irritados a muchos países de la UE.
Con Merz, ¿vuelve Alemania a Europa?
Merz ha prometido enmendar esos errores del pasado.
En ese sentido, entre sus propuestas para impulsar la nueva política europea de Berlín figura un ambicioso rediseño institucional, tal como esbozó en enero.
El primer pilar de su reforma será crear un nuevo y poderoso Consejo de Seguridad Nacional, que quiere convertir en «el centro de gravedad de la toma de decisiones colectiva del Gobierno sobre todas las principales cuestiones de política exterior, de seguridad, de desarrollo y europea».
El segundo pilar pasa por concentrar toda la capacidad de decisión de la política europea de Alemania en manos del Canciller.
¿El problema? Conseguir que sus socios de coalición lo apoyen.
La creación de un Consejo de Seguridad es probablemente la parte menos controvertida, ya que el SPD intentó en ocasiones anteriores crear una institución de este tipo, aunque los Verdes lo vetaron.
Pero dado que es altamente probable que el SPD reclame la cartera de Asuntos Exteriores, no parece fácil que los socialdemócratas acepten delegar esas competencias y transferirlas directamente a Merz.
«Creo que nos opondríamos con fuerza», afirma una fuente del SPD.
«Seríamos poco inteligentes si dejáramos la política europea enteramente en manos de los democristianos, porque la política europea es también muy importante para los ámbitos cruciales de la economía y la energía», agrega.
Numerosos analistas políticos consideran que Merz tiene ante sí la oportunidad de mejorar la coordinación de la política europea. La nueva cúpula del SPD también tiene interés en reforzar el liderazgo de Alemania en la UE, según destaca un análisis de los investigadores Johannes Lindner, Thu Nguyen y Jannik Jansen, del Centro Jacques Delors.
«Sin embargo, la centralización total (de las competencias en política europea) en la Cancillería no será posible, aunque sólo sea por [la independencia ministerial] y la necesidad de coordinación entre la CDU/CSU y el SPD», explica Lindner a Euractiv-Berlín.
En su opinión, mucho dependerá de la capacidad de los ministros para mejorar la coordinación entre ellos.
«Las negociaciones de coalición son ahora una primera prueba de lo cerca que están unos de otros en las cuestiones más importantes de la política europea», subraya el investigador.
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[Editado por BTS/Euractiv.com y Fernando Heller/Euractiv.es]