
Oliu pide al Gobierno aclarar si vetará la fusión con BBVA antes de que el accionista de Sabadell decida
Banco Sabadell escala sus mensajes y pone foco en el Gobierno. La entidad quiere que el Ejecutivo desvele si vetará la fusión con BBVA antes de que sus accionistas tengan que decidir sobre la opa porque afectaría al proyecto planeado por el vasco y, por derivada, a la rentabilidad de la operación, y confía en su capacidad de actuación para intervenir en la operación. A su juicio, argumentos tiene, y alude al «bien común». «El Gobierno tendría que ser claro sobre las intenciones al respecto de si va haber o no fusión y, en caso de que no tenga que haber fusión, en qué condiciones de gobierno corporativo se podría tener que llevar la situación para no mermar la competencia», instó el presidente de la entidad vallesana, Josep Oliu, en un encuentro informativo previo a la junta que hoy vuelve a celebrar la entidad en Sabadell por vez primera en ocho años. Tras haber puesto el foco en los remedies de la CNMC, la organización advierte ahora que el Ejecutivo tiene también margen para condicionar la opa.
El consejero delegado del banco, César González-Bueno, deslizó a su vez que la operación «pone en peligro el bienestar de España porque afecta al 70% de su tejido industrial y productivo, que son las pymes», de forma que «hay una responsabilidad de que eso no ocurra», en alusión al rol que toca ejercer a las autoridades con competencia para actuar frente a la situación. Territorios como Cataluña, Asturias –feudos socialistas-, Murcia o la Comunidad Valenciana verían especialmente afectada su disponibilidad de entidades a la hora de otorgar crédito a empresas. «En la fase 3, una de las cosas que se mirarán, entiendo, será la cohesión territorial», dijo Oliu, con el foco puesto especialmente en Cataluña.
La apelación al Ejecutivo tiene lugar cuando se ha extendido en el mercado la idea de que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) puede tener casi cocinado su dictamen, sin utilizar la metodología solicitada por Sabadell y que impondría a BBVA vender negocios. La institución habría desoído las peticiones del banco catalán y seguido los mismos criterios que utilizó para examinar la fusión entre CaixaBank y Bankia, con el análisis por códigos postales para detectar las zonas tensionadas.
El propio consejero delegado de BBVA, Onur Genç, se mostraba optimista esta semana, convencido de que Competencia resolverá sin añadir condiciones a sus compromisos y persuadido de que la ventana de adhesión a la opa se abriría antes de julio. Al contrario del rumbo tomado en otro tipo de uniones de diferentes sectores, los remedies del regulador apuntan a ser temporales y no estructurales, como puede ser la venta de unidades de negocio o carteras de clientes.
«Si eso fuese así, que todavía no está totalmente confirmado, nos parece que verdaderamente hay un problema de competencia y que los remedios que se ponen a ese problema de competencia son insuficientes», lamentó César González-Bueno. El banquero ha juzgado insuficientes, por ineficientes, establecer solo compromisos de «comportamiento» o que fijen condiciones y garantías durante un plazo de tiempo porque acabarán expirando y por la propia dificultad para comprobar su cumplimiento.
González-Bueno mostró comprensión por la decisión de la CNMC de rechazar la personación en el proceso de los 79 interesados que la solicitaron -solo admitió la de Sabadell- porque hubiese hecho inmanejable el proceso, pero arremetió con que no se vaya a tener en cuenta a las empresas, patronales y entidades personadas en el test de mercado si, como denuncian diferentes patronales, no se les consultará: «Si eso fuese así y las informaciones que llegan fuesen las correctas, no nos parecería la conducta más eficaz para la defensa de la competencia en España», denunció.
A su juicio, «hay un problema real para la financiación en España» porque las pymes requieren «que haya cuatro o cinco competidores» y en el país hay cuatro grandes proveedores así, de forma que la desaparición de uno sería «malo para la financiación de la mayor parte del tejido productivo español» y crearía un problema «no reparable» porque, a diferencia de los clientes particulares, no hay otros bancos que puedan ocupar el hueco dejado. A pesar de ser un banco más pequeño, la cartera de pymes del Sabadell es solo marginalmente más pequeña que la que pueden tener los otros tres grandes. Está además muy concentrada en determinadas zonas. «Como es un tema de bien común, alguien debería establecer unas condiciones mínimas para que eso se preservase», demandó, en un velado mensaje al Gobierno si la CNMC no fija condiciones efectivas.
El organismo presidido por Cani Fernandez tiene que elevar su resolución al ministerio de Economia, que dispondrá de 15 para decidir si lo lleva al Consejo de Ministros. La ley establece que el Ejecutivo podría exigir otras condiciones por motivos de interés general, diferentes a las de competencia. Un hecho que no se descarta en la propia institución. «El Gobierno español tiene la responsabilidad, y el catalán también, de velar por la visión para el futuro del tejido empresarial. Las pymes son una parte muy importante del tejido productivo», remarcó Oliu.
Ambos banqueros dan bajas probabilidades de éxito a la transacción porque el precio no reconoce el valor del Sabadell y recordaron que el presidente de BBVA, Carlos Torres, ya dejó claro desde el principio, en la carta que envió al consejo del vallesano antes de que valorase la oferta, que no lo subiría cerrando así la puerta a cualquier negociación porque penalizaría el valor bursátil de BBVA.
Pero en la situación actual pidieron luz y taquígrafos y máxima transparencia de cara al inversor para saber sobre qué decide, incluyendo si el Gobierno vetará o no la fusión. Oliu justificó la demanda en que el consejo de administración de Sabadell debe velar por que los accionistas tengan «toda la información para poder tomar las decisiones de una manera bien informada y no se lleven a engaño» si la finalmente la opa se abre camino, sobre todo, porque el proyecto ha mutado desde que BBVA lanzó su ofensiva hace ahora diez meses.
Desconfianza en las sinergias que augura BBVA
El banquero denunció que el grupo vasco ya reconoce el escenario de no fusión como una probabilidad en la documentación enviada al supervisor de los mercados de EEUU (SEC), lo que imposibilitaría obtener el retorno y los 850 millones de sinergias en ahorros que cifró por absorber Sabadell. «Pensar que esta operación sin fusión tiene las mismas sinergias que con fusión. Hombre, hay que ser del género inteligente para poderlo ver así o tener algunas cosas escondidas muy muy importantes que yo no sé ver, la verdad», ironizó. Ya no solo por la reestructuración, sino por los costes de inversión en tecnología necesarios.
La simple hipótesis de contemplar mantener Sabadell independiente ha conducido a BBVA a prever ahora un impacto de 62 puntos básicos en su ratio de capital de máxima calidad CET1, 18 puntos básicos superior a su previsión inicial, y expuso que podría escalar. Oliu agregó que el accionista debe saber que hay «un riesgo muy importante de sinergias negativas» porque los clientes «rechazan mayoritariamente» la operación y se irían «en favor de la competencia que podrían ser realmente los verdaderos beneficiarios de esta operación».
Contrapuso los «altos» riesgos de ejecución de la integración con un plan estratégico que Sabadell ultima con mayores objetivos financieros y deslizó la elevada exposición de BBVA a mercados emergentes: «El accionista de Banco Sabadell tiene que saber que cuando acepta un canje convierte su riesgo España por un riesgo mezclado de varios países y asume otros riesgos de capital ante posibles devaluaciones que vayan sucediendo en los países donde está un banco multinacional (…) En Sabadell, su principal proyecto, es invertir los ahorros de los clientes españoles en el bienestar y en el progreso de las empresas españolas, de las pymes españolas», elaboró.
«En el tema de valor hay mucho que decir, hoy solo vemos riesgos», zanjó, convencido de que la opa hoy no convence al inversor porque infravalora el banco, algo que, en su opinión, lo atestigua que Banco Sabadell lleve alrededor de un mes cotizando por encima del canje accionarial propuesto.
Si naufraga la opa, Oliu descartó que vaya a embarcarase al día siguiente en buscar una operación corporativa: «El día 2 vamos a seguir como hasta ahora. Es un día normal. Si esto ocurre habrá un cómo una inyección de optimismo en la red del banco y en los empleados del banco, que evidentemente, pues pensamos que si ahora vamos bien, el día dos iremos mejor.
Al ser cuestionado sobre si buscará forjar un núcleo duro que le guarezca de volver a recibir una opa hostil, expuso que «el más duro de los núcleos duros es el conjunto de minoritarios que dan soporte al banco» y que no quieren que BBVA engulla Sabadell, y que atribuyó al buen desempeño de los resultados y la entrega de elevados dividendos.