
Desde hoy, Bellas Artes recibe al público con el espíritu radical de los impresionistas
Desde hoy, Bellas Artes recibe al público con el espíritu radical de los impresionistas
▲ Imagen captada durante el recorrido para medios de comunicación.Foto Roberto García Ortiz
Eirinet Gómez
Periódico La Jornada
Martes 25 de marzo de 2025, p. 3
Un paisaje natural en tonos azules y verdes, que recrea las montañas del Valle Buona, Italia, cerca de Bordighera, Italia, obra de Claude Monet, da la bienvenida a la exposición La revolución impresionista: De Monet a Matisse del Museo de Arte de Dallas, que estará abierta al público desde hoy y hasta el 27 de julio, en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Se espera que la muestra reciba más de 300 mil visitantes.
Durante un recorrido para medios, Nicole R. Myers, jefa de curaduría e investigación del Museo de Arte de Dallas (MAD), señaló que “cuando la mayoría de la gente escucha impresionismo, piensa en los estanques de Monet o en las bailarinas de Edgar Degas.
Pareciera que este arte siempre fue popular, que siempre estuvo colgado en instituciones como ésta, que los artistas eran famosos en su tiempo. Eso no podría estar más lejos de la verdad. El impresionismo fue un colectivo de artistas que se unieron porque su estilo era controvertido, radical e innovador para ser apoyado por el Estado
, explicó.
La muestra, dividida en cuatro núcleos, se inicia con Rebeldes con causa, donde sobresalen obras como El Pont Neuf (1871), de Claude Monet, y Place du Théâtre Français: Efecto de niebla (1897), de Camille Pissarro.
Ellos no estaban interesados en los detalles, mostraban profundidad, volumen, y eliminaron el negro de su paleta de colores, le dieron brillo
, agregó Myers.
En el apartado Notas de campo destacan El río Sena en París (1927), de Paul Signac, una representación del Sena con toques de color aplicados en puntos o pinceladas cortas, y Valle Buona, cerca de Bordighera (1884), de Claude Monet, en el que predominan las pinceladas vibrantes.
Una de las piezas más populares de la colección es El estanque de nenúfares (nubes) (1903), de Monet. La composición es abierta, se coloca al observador en medio del agua; es como flotar. Un pintor tradicional habrían puesto una roca, un barco, te hubieran hecho saber donde se sitúan; aquí vemos algo radical
, comentó.
Recordó que durante una subasta en 1917, los asistentes pensaron que el cuadro estaba al revés.
En el módulo Efectos secundarios destacan Gavillas de trigo (1890), de Van Gogh, donde se observa un campo de trigo recién cosechado, e I Raro te Oviri (Debajo del pandano) (1891), de Paul Gauguin, escena de la vida cotidiana de las mujeres tahitianas, en un entorno natural exuberante.
Aunque Van Gogh y Gauguin son considerados posimpresionistas, están incluidos en esta exposición porque su estilo y técnica tienen raíces en el impresionismo.
Para siempre, núcleo que cierra la muestra, aloja obras como Naturaleza muerta: Ramo de flores y frutero, de Henri Matisse, cuadro de colores vibrantes, y Barcos pesqueros en L’Estaque, de André Derain, escena con barcos pesqueros flotando en una bahía, donde predominan colores intensos.
Según la curadora, en esta sección se muestra cómo el legado del impresionismo sentó las bases para movimientos como el cubismo, el fauvismo y el expresionismo.
Joshua Sánchez, curador en jefe del Museo del Palacio de Bellas Artes, señaló que la exposición La revolución impresionista…, que reúne 45 obras de la colección del MAD, entre ellas dos esculturas, enfatiza el aspecto revolucionario de los artistas, quienes se rebelaron contra los cánones de la academia, para plasmar la vida moderna con pinceladas sueltas y vibrantes.
La muestra permanecerá hasta el 27 de julio, y puede visitarse de martes a domingo de 10 a 18 horas; cuenta con textos de sala, tableros en Braille, audios, una línea de tiempo y pantallas táctiles para dar contexto sobre la exposición.