
Descubrimiento nunca antes visto que reescribe los mapas de la galaxia: ¿Un túnel secreto entre estrellas?
Un reciente hallazgo ha dejado perplejos a los científicos: un canal invisible une nuestra región del cosmos con una zona distante de la Vía Láctea. Este túnel cósmico, descubierto gracias a observaciones de rayos X, conecta la burbuja caliente que rodea el sistema solar con otra en la constelación de Centauro. El descubrimiento podría transformar por completo nuestra concepción del espacio interestelar.
La burbuja solar y su inesperada conexión
Durante décadas, se supo que el sistema solar se encuentra inmerso en una estructura de gas caliente llamada Burbuja Caliente Local (LHB). Esta región, generada por antiguas supernovas, se extiende unos 1.000 años luz y emite rayos X de baja energía. Sin embargo, lo que no se sospechaba era que esta burbuja no está aislada.
Utilizando el telescopio espacial eROSITA, un equipo del Instituto Max Planck ha detectado que la LHB se prolonga hacia el norte galáctico y conecta con una superburbuja situada en la constelación de Centauro. Lo más intrigante es que esta conexión se manifiesta como un auténtico túnel de gas interestelar, completamente desconocido hasta ahora.
Un mapa tridimensional y una nueva visión del cosmos

Para construir esta reveladora imagen del entorno cósmico, los científicos dividieron el cielo en 2.000 secciones y analizaron cuidadosamente los rayos X. Al combinar esta información con la ubicación de nubes moleculares frías, lograron crear el primer mapa tridimensional detallado de la burbuja.
Gracias a la posición orbital de eROSITA, a más de un millón de kilómetros de la Tierra, se evitó la distorsión que genera nuestra atmósfera, revelando estructuras que antes pasaban desapercibidas. El resultado: una red de túneles moldeada por eventos estelares como vientos, chorros de estrellas jóvenes y explosiones de supernovas.
¿Una red oculta en la Vía Láctea?

Lo más fascinante de este hallazgo es que podría no tratarse de un caso aislado. Otro canal, en la dirección de Canis Majoris, conecta la burbuja solar con la nebulosa Gum, lo que indica que estos túneles podrían formar una vasta red galáctica interconectada.
Además, se descubrió que el Sol apenas ingresó en la LHB hace unos millones de años, ocupando por casualidad una posición central dentro de ella. Esta coincidencia sugiere que aún estamos en una etapa temprana de comprender la dinámica de nuestro entorno galáctico.
Una galaxia mucho más conectada de lo que creíamos
El descubrimiento de este túnel interestelar no solo redefine lo que sabíamos sobre la Burbuja Caliente Local, sino que sugiere que vivimos en una red de estructuras mucho más amplia. Estos corredores, esculpidos por la energía de las estrellas, podrían ser la clave para entender cómo evoluciona y respira la Vía Láctea. Una vez más, el universo demuestra que sus secretos están más cerca de lo que pensábamos… solo hay que saber dónde mirar.