
El papa Francisco aparece para la bendición ‘Urbi et Orbi’ en la Plaza de San Pedro
El silencio era tal en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, a las 12:00 en punto de este Domingo de Resurrección, que se escuchaba sólo a los niños. Casi 40.000 personas han estado a la espera de ver aparecer al papa Francisco para asistir a la bendición Urbi et Orbi, a la ciudad de Roma y al mundo, en ocasión de la Pascua, el día más importante para la Iglesia Católica. Una fecha que, no sólo por primera vez en 8 años coincide también con la Pascua ortodoxa; sino que tiene lugar, tras 25 años, en pleno Jubileo de la Esperanza.
En cuanto ha aparecido por el balcón central de la Basílica de San Pedro, los miles de romanos, peregrinos y turistas han arrancado, emocionados, un aplauso. A Francisco se le ha visto ya sin cánulas nasales y ha podido lanzar su mensaje ante los fieles: «Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!», ante el júbilo de los miles de presentes. Tras estas palabras, el Santo Padre ha dejado que el discurso lo leyera el maestro de ceremonias monseñor Diego Giovanni Ravelli.
Tras haber impartido la bendición Urbi et Orbi, el Papa ha dado una nueva sorpresa al subirse al papamóvil, algo que no hacía desde hace meses, para saludar a todos los fieles presentes no sólo alrededor de no sólo de la Plaza de San Pedro, sino también en el comienzo de la contigua Vía de la Conciliación, donde miles de personas, de todas las edades, hacían fotos y vídeos con sus móviles para tener guardado el recuerdo de un papa Francisco que, no obstante su larga hospitalización hace unas semanas, está lanzando un mensaje de cercanía y presencia en el día más importante para los católicos.
En el texto leído por Ravelli, Francisco realizó un llamamiento a todas las partes para que «cese el fuego» en Gaza y «que se liberen los rehenes y se preste ayuda a la gente, que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz». «Me siento cercano al sufrimiento de los cristianos en Palestina y en Israel, así como a todo el pueblo israelí y a todo el pueblo palestino», escribió Francisco.
El Papa rechazó «la carrera general al rearme» e insto «a usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen el desarrollo». «La paz tampoco es posible sin un verdadero desarme. La exigencia que cada pueblo tiene de proveer a su propia defensa no puede transformarse en una carrera general al rearme», aseveró Francisco.
«Encuentro privado» con JD Vance
Adeás, el papa Francisco recibió este domingo al vicepresidente estadounidense JD Vance en un «encuentro privado» de «unos minutos, el tiempo para intercambiarse la felicitación por la Pascua», que tuvo lugar «poco después de las 11:30» en la residencia de Santa Marta, según ha anunciado el Vaticano.
La visita de Vance se produce dos meses después de que estallaran tensiones diplomáticas entre El Vaticano y Estados Unidos por las duras críticas de Francisco a la política migratoria de la administración de Donald Trump.
Por primera vez desde que fue elegido en 2013, el Pontífice ha faltado a la mayoría de las citas de la Semana Santa, como el Via Crucis cerca del Coliseo el pasado viernes y la vigilia pascual del sábado por la noche.
Pero el sábado, poco antes de la vigilia, hizo una breve aparición pública en la basílica de San Pedro para rezar frente a la imagen de la Virgen y luego saludó a varios fieles y repartió golosinas entre los niños.
El sábado por la noche, el cardenal italiano Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, presidió la vigilia pascual a la luz de miles de cirios que iluminaron los alrededores de la basílica de San Pedro.
El único compromiso que ha atendido Jorge Bergoglio esta Semana Santa fue la visita a una prisión del centro de Roma, el pasado jueves, donde se reunió con unos 70 reos. Es algo que hace cada año.
Al ser preguntado por periodistas sobre cómo está viviendo la Pascua de este año, Francisco, que debe guardar estricto reposo durante dos meses, respondió, con voz jadeante: «Vivo [la Pascua] como puedo».