
Detectan una de las mayores estructuras espaciales jamás vistas cerca del Sistema Solar
Un equipo internacional de científicos ha empleado una innovadora técnica de detección para descubrir Eos, una colosal nube de hidrógeno situada a solo 300 años luz de la Tierra. Eos había permanecido oculta cerca del sistema solar hasta que la nueva tecnología usada por los investigadores logró detectar su débil brillo ultravioleta. Esta nube es una de las estructuras más grandes jamás observadas en el espacio y de las más cercanas a la Tierra y al Sol.
Eos tiene forma de media luna. Está situada en el borde de la Burbuja Local que abarca nuestro sistema solar y los científicos estiman que tiene unas 40 lunas de diámetro y una masa aproximadamente 3.400 veces la del Sol.
“Esto abre nuevas posibilidades para el estudio del universo molecular”, explica Blakesley Burkhart, profesor del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad Rutgers y director del equipo de investigación que ha publicado sus resultados recientemente en la revista Nature Astronomy. La técnica creada por el equipo ha permitido ver por primera vez una nube molecular en el espacio.
Cómo se descubrió Eos
A pesar de su enorme tamaño y relativa proximidad a la Tierra, la nube ha pasado desapercibida durante tanto tiempo porque en su mayor parte está compuesta de ‘CO-oscura’. Esto quiere decir que carece del monóxido de carbono que se suele utilizar para identificar este tipo de estructuras mediante observaciones convencionales de radio e infrarrojos, asegura el equipo.
Esta característica la hizo completamente invisible a los métodos de detección tradicionales. Sin embargo, la técnica de detección creada por los investigadores se sale de lo convencional.
El equipo usó los datos de un espectrógrafo del ultravioleta lejano llamado FIMS-SPEAR, que llevan disponibles desde 2023. Burkhart se topó con ellos por casualidad. “Era como si estuviera esperando a ser descubierto”, señaló el investigador.
Como explica el equipo, un espectrógrafo de ultravioleta lejano descompone la luz ultravioleta lejana emitida por un material en las longitudes de onda que la componen, al igual que un prisma lo hace con la luz visible, creando un espectro que los científicos pueden analizar. Esta es la primera vez que se usa esta tecnología para buscar este tipo de estructuras cósmicas.
“Se trata de la primera nube molecular descubierta buscando directamente la emisión de hidrógeno molecular en el ultravioleta lejano”, explica Burkhart. “Los datos muestran moléculas de hidrógeno brillantes detectadas por fluorescencia en el ultravioleta lejano. Esta nube brilla literalmente en la oscuridad”.
Una nube tan antigua como el universo
La técnica de detección descubierta en esta investigación podría cambiar radicalmente nuestra comprensión del universo. “El uso de la técnica de emisión de fluorescencia en el ultravioleta lejano podría reescribir nuestra comprensión del medio interestelar, descubriendo nubes ocultas en toda la galaxia e incluso hasta los límites más lejanos detectables del amanecer cósmico”, asegura Thavisha Dharmawardena, investigadora de la Universidad de Nueva York y coautora del estudio.
El hidrógeno que se encuentra actualmente en la nube Eos existía ya en la época del Big Bang y acabó cayendo sobre nuestra galaxia y fusionándose cerca del Sol, dicen los investigadores. “Estos átomos de hidrógeno han recorrido un largo camino de 13.600 millones de años”, asegura Burkhart
El equipo ya está ampliando su búsqueda y podría haber identificado las moléculas de hidrógeno más alejadas del Sol utilizando el telescopio espacial James Webb.
“Cuando miramos a través de nuestros telescopios, captamos sistemas solares enteros en pleno proceso de formación, pero no sabemos con detalle cómo ocurre”, afirma Burkhart. “Nuestro descubrimiento de Eos es emocionante porque ahora podemos medir directamente cómo se forman y disocian las nubes moleculares, y cómo una galaxia empieza a transformar el gas y el polvo interestelar en estrellas y planetas”.
Un equipo internacional de científicos ha empleado una innovadora técnica de detección para descubrir Eos, una colosal nube de hidrógeno situada a solo 300 años luz de la Tierra. Eos había permanecido oculta cerca del sistema solar hasta que la nueva tecnología usada por los investigadores logró detectar su débil brillo ultravioleta. Esta nube es una de las estructuras más grandes jamás observadas en el espacio y de las más cercanas a la Tierra y al Sol.