
Astrónomos detectan un posible candidato a ser el ‘Planeta Nueve’ del sistema solar
Un equipo de astrónomos ha identificado un posible candidato para el misterioso Planeta Nueve, un hipotético cuerpo celeste del sistema solar que podría tener una masa mayor que la de Neptuno. Este hallazgo, liderado por Terry Long Phan, astrónomo de la Universidad Nacional Tsing Hua de Taiwán, surge de un análisis exhaustivo de datos provenientes de dos observaciones infrarrojas realizadas con un intervalo de 23 años.
La idea de un noveno planeta no es nueva. Desde hace décadas, astrónomos han considerado la posibilidad de la existencia de un cuerpo planetario adicional en el sistema solar que podría explicar fenómenos como alineaciones orbitales inusuales o el posible influjo periódico de cometas hacia la Tierra. Sin embargo, esos estudios no lograron sostenerse científicamente, lo que dejó el concepto fuera de consideración.
La teoría del Planeta Nueve, diferente en enfoque, fue propuesta en 2016 por Michael Brown y Konstantin Batygin del Instituto de Tecnología de California para explicar un agrupamiento anómalo en las órbitas de ciertos objetos del Cinturón de Kuiper, como Sedna.
De acuerdo con el modelo de Brown y Batygin, este supuesto planeta tendría una órbita altamente excéntrica que lo llevaría a alejarse hasta cientos de unidades astronómicas o UA (una UA equivale a la distancia entre el Sol y la Tierra), lo que dificultaría enormemente su detección mediante telescopios convencionales. Sin embargo, se cree que este objeto podría brillar con mayor intensidad en las longitudes de onda del infrarrojo medio y lejano, lo cual hace posible su búsqueda a través de observatorios con esas capacidades.

El equipo de Phan analizó datos del satélite IRAS (Infrared Astronomy Satellite), que operó en 1983, y del satélite japonés Akari, en servicio entre 2006 y 2011. Su objetivo era detectar objetos que estuvieran presentes en las imágenes de IRAS pero que mostraran movimiento significativo en las capturas posteriores de Akari.
Considerando el movimiento previsto del Planeta Nueve en su lejana órbita alrededor del Sol, a una distancia de 700 UA, los investigadores buscaron objetos que se desplazaran una pequeña porción del cielo cada año. Asimismo, tuvieron en cuenta el efecto del paralaje, un fenómeno que causa un ligero cambio en la posición aparente de un objeto debido al movimiento de la Tierra alrededor del Sol.
Después de un examen detallado, el equipo identificó un posible candidato: un pequeño punto avistado en las imágenes de IRAS que estaba ausente en las mismas coordenadas en los datos de Akari, pero este telescopio mostró al objeto en una nueva ubicación a 47,4 minutos de arco de distancia (más que el ancho de una luna llena en el cielo), lo que concuerda con el movimiento esperado en un lapso de 23 años.

Aunque el hallazgo es prometedor, aún no es concluyente, ya que la información disponible no permite trazar con precisión su órbita completa. Para confirmar que realmente se trata del Planeta Nueve, será necesario localizar nuevamente el objeto en imágenes más recientes.
El brillo promedio de este candidato, captado en los datos infrarrojos, sugiere que tendría una masa mayor a la de Neptuno, lo que sorprendió al equipo, ya que inicialmente buscaban un objeto del tamaño de una supertierra. Esto también excluye la posibilidad de que se trate de un planeta masivo como Júpiter o Saturno, ya que observatorios anteriores, como el telescopio WISE de la NASA, ya habían descartado cuerpos de ese tamaño en regiones adyacentes al sistema solar.
El origen del Planeta Nueve, si es probada su existencia, también es motivo de debate. Una hipótesis señala que pudo haberse formado cerca del Sol y, en las etapas tempranas del sistema solar, fue expulsado hacia una órbita distante debido a las interacciones gravitatorias con Júpiter, Saturno u otros planetas gigantes. Otra posibilidad sugiere que podría tratarse de un planeta errante capturado por el Sol de manera fortuita cuando aún se encontraba cerca de sus estrellas hermanas.
El artículo, aceptado para publicación en la revista Publications of the Astronomical Society of Australia, marca un avance significativo en la búsqueda de este hipotético cuerpo celeste. Mientras tanto, futuros proyectos astronómicos, como el telescopio espacial Nancy Grace Roman y el Observatorio Vera C. Rubin, junto con herramientas actuales como la Cámara de Energía Oscura del telescopio Víctor M. Blanco en Chile, podrían ayudar a resolver el misterio en los próximos años.