
Lo que yacía oculto bajo el Atlántico: Científicos descubren una isla sumergida del tamaño de Islandia
En un mundo donde cada rincón parece ya explorado, el fondo del océano sigue escondiendo secretos que desafían nuestra comprensión. Gracias a una misión científica pionera, investigadores hallaron evidencia de una antigua isla sumergida del tamaño de Islandia en el fondo del Atlántico Sur. El descubrimiento abre nuevas preguntas sobre lo que permanece oculto bajo el mar… y sobre nuestro pasado geológico.
Una anomalía del tamaño de Islandia emerge desde las profundidades
El hallazgo se produjo a unos 650 metros de profundidad, en la Elevación del Río Grande frente a las costas de Brasil. Allí, científicos brasileños y británicos, apoyados por vehículos submarinos autónomos, detectaron señales inusuales: restos de una isla que habría emergido hace 45 millones de años y que luego se hundió lentamente.
La clave fue una capa de arcilla volcánica roja atrapada entre flujos sucesivos de lava alcalina. Este tipo de arcilla, extremadamente rara a esa profundidad, sugiere que la zona estuvo expuesta a la atmósfera durante un largo periodo, antes de desaparecer bajo el mar.
Las huellas de una isla que el océano quiso esconder

El mapeo detallado del lecho oceánico y el análisis de las muestras recolectadas revelaron materiales como caolinita, magnetita oxidada, hematita y goethita, típicos de ambientes terrestres. Bramley Murton, científico de la expedición, señaló que encontrar este tipo de sedimento a tal profundidad «es prácticamente imposible», lo que refuerza la hipótesis de una antigua isla emergida.
Las rocas volcánicas recuperadas datan de hace 44 millones de años y cubren una vasta superficie, lo que indica que esta estructura fue una verdadera isla, expuesta al aire durante decenas de millones de años, hasta que la actividad tectónica la hundió.
Una historia geológica que reescribe el mapa del océano
Según los investigadores, una intensa actividad volcánica elevó esta formación sobre el nivel del mar durante un periodo geológico que pudo extenderse por 80 millones de años. Durante ese tiempo, la isla habría sido moldeada por la erosión, los vientos y el clima.
Con el paso de los siglos, el desplazamiento tectónico la llevó lentamente al oeste y al fondo del océano. Hoy, sus restos siguen allí, testigos silenciosos de un pasado que recién comenzamos a entender.