Rigoletto es una ópera con “una fuerte carga feminista”: Enrique Singer

Merry MacMasters

Periódico La Jornada
Jueves 8 de mayo de 2025, p. 3

La ópera Rigoletto, estrenada en 1851, es mucho más que una pieza de museo, porque aborda un tema de actualidad. En términos reales, concretos, la obra con música de Giuseppe Verdi y libre-to de Francesco Maria Piave, trata de “un feminicidio. A Gilda (hi-ja de Rigoletto, bufón de la corte del ducado de Mantua) la matan. Si es por equivocación o no, eso no importa, es la muerte de una mujer apuñalada. Si eso no nos importa en el México actual, pues, ¿qué nos importa entonces?

De qué sirve hacer ópera y gastarse el dinero de todos, si no vamos a hablar de lo que quería Verdi, señala Enrique Singer, director escénico de la nueva producción de Rigoletto, que se estrena hoy en la sala principal del Palacio de Bellas Artes y cuenta con la dirección concertadora del francés Benjamín Pionnier.

Singer recuerda: esta obra fue hecha como una denuncia. Verdi tuvo que hacer algunas pequeñas concesiones, muy enojado, porque quería hablar de una manera cruda del poder, en específico, el patriarcal.

Rigoletto está basada en la obra de teatro El rey se divierte, de Víctor Hugo, un drama cargado de crítica social, poder, injusticia y tragedia. La pieza fue censurada en sus inicios en Francia por su crítica abierta a la monarquía. Verdi enfrentó una lucha similar con la censura en Italia porque el compositor quería hablar de su sociedad. Ésta es una ópera absoluta y rotundamente política, que está puesta en Italia de alguna manera adrede.

Para Singer, las grandes obras permiten que cada época las adecue para que regrese el original. La gran riqueza que tienen estas obras es su posibilidad de darles un discurso actual. Eso fue lo que hizo el director escénico, al situarla en los años 60 del siglo XX. La ópera de origen tiene una fuerte carga casi feminista, en la medida que todas las mujeres en ella viven una realidad dura. Toda la participación femenina en la obra está, no nada más subrogada, sino las mujeres están en una situación muy vulnerada.

El también actor y productor teatral enfatizó esta situación y ubicarla en México porque aquí tenemos una realidad muy dolorosa, sobre todo en este asunto y en muchos más, por supuesto. La traigo, pues, a un México ficticio sesentero, porque fue una época de cambio muy fuerte en el mundo y aquí, en la que todavía conviven dos mundos poderosos: uno conservador, patriarcal, en la que los hombres estamos todavía adueñados del poder; sin embargo, hay otro en el que las mujeres ya empiezan a expresarse no sólo en términos intelectuales, sino de manera corporal y sexual, es decir, en muchas frentes. En los años 60 comenzó un movimiento que nos tiene donde estamos ahora.

En 2014, Singer dirigió una versión de Rigoletto alejada de la realidad mexicana. Ahora, Marcelo Lombardero, director artístico de la Compañía Nacional de Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, le pidió una nueva puesta en escena que tuviera que ver con una de sus líneas conductoras enfocada en la denuncia del abuso de poder y la violencia contra la mujer. De acuerdo con el director escénico, la ópera no puede estar ya al margen de los conflictos de nuestra sociedad. Hacemos ópera europea, incluso las puestas son muy europeas, ¿por qué no nos aventuramos un poquito en hablar de nosotros mismos y acercarnos a nuestra realidad?

Conocido mayormente como director de teatro, para Singer montar una ópera es un poco al revés: “Las cosas suceden al revés porque en la ópera uno debe tener la idea perfectamente calculada desde el primer ensayo. Las posibilidades de improvisación son muy pequeñas. Las condiciones de producción son limitadas por la naturaleza misma de la situación: hay poco tiempo y es un espectáculo muy grande. Las muchas variables hacen que uno tenga que ser muy asertivo.

En el teatro, por lo normal, la búsqueda ocurre al hacer la obra. Sí hay un concepto anterior, pero la planeación no es tanta. Aquí es al revés, debe estar perfectamente planeada. En el teatro depende mucho de lo que hacen los actores y del desenvolvimiento de la puesta en escena. Es distinto.