
Qué está pasando en Belda Llorens: del ERE al concurso en la promesa española del reciclaje
Ni el reciclaje, la promesa de crecimiento de la industria textil española, ha salvado a Belda Llorens. El cierre de la empresa alicantina tras más de medio siglo de operaciones cayó por sorpresa y como un jarro de agua fría en el sector y, ahora, se enturbia día a día. Tras presentar un expediente de regulación de empleo (ERE) en febrero, este ha llegado ahora a su fin sin acuerdo entre la empresa y los trabajadores. La sombra de un posible concurso de acreedores y las potenciales demandas por impago de los trabajadores sobrevuelan ahora el proceso. ¿Qué está pasando en Belda Llorens?
El cierre de Belda Llorens se enmarca en la crisis que atraviesan muchas de las empresas industriales españolas. La presión en los precios por parte de las marcas ha llevado a que muchas compañías miren a nuevos mercados como el de la sostenibilidad o el tejido técnico para mantener sus negocios a flote. La menor demanda y, por ello, reducida escalabilidad, sin embargo, ha seguido pasando factura al sector.
Sin embargo, el cierre de Belda Llorens no está relacionado únicamente por la situación del sector en que opera, sino por un conflicto familiar. Según explicó el pasado marzo a Modaes el director general de la empresa, Jorge Mataix, diferencias entre los accionistas (miembros de la familia Mataix) son la causa del cierre. La mitad del capital está dividida entre Jorge Mataix, que se reparte su 25% con sus tres hermanas, y su primo, Francisco Mataix, que hace lo propio con su hermana. El otro 50% está en manos de otra rama de la familia. Tras levantar el ERE y comenzar el conflicto con los sindicatos, la compañía y la familia han dejado de hacer declaraciones.
Belda Llorens inicio el cese de sus operaciones en febrero
Fue precisamente Francisco Mataix el impulsor de la entrada de Belda Llorens al segmento de la sostenibilidad y el reciclaje. El directivo, que se incorporó a la empresa en 2005, impulsó entonces Ecolife, el segmento de hilo reciclado de algodón dentro del negocio. Durante unos años, este fue uno de los principales motores de Belda Llorens, que llegó incluso a introducirlo en colecciones de grandes gigantes como Zara, Ternua o Blue Banana. Francisco, sin embargo, abandonó la compañía a finales de 2023, lo que dio paso a la dirección a la rama de la familia de su primo, primero a través de una de sus hermanas, Beatriz Mataix, y ahora, con Jorge Mataix a la cabeza.
R. Belda Llorens, la principal compañía del grupo, forma parte del grupo Corporación Financiera Mataix SL, que posee, además, Evelio Mataix Molina, dedicada también a la fabricación de hilo, y Nave Campo de Oro, destinada al arrendamiento de inmuebles. Hasta 2023, el grupo también controlaba al cien por cien la sociedad Fénix Elastic, adquirida en 2021, pero que en enero de hace dos años discontinuó e inició un proceso de venta de sus activos para “saldar la máxima deuda posible con los acreedores”.
A pesar de la caída de los “riesgos de negocio a los que se enfrenta el sector textil en general”, mencionados en la memoria del grupo, R. Belda Llorens cerró 2023 con una cifra de negocio de 13,57 millones de euros y un resultado de explotación de 382.918 euros, frente a las pérdidas de 1,65 millones de euros del año anterior, y devolviendo así la cuenta de resultados a cifras positivas.
La sociedad matriz de Belda Llorens cerró 2023 con pérdidas de 2,39 millones de euros
Según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil de la matriz Corporación Financiera Mataix, que agrupa el conjunto de todas las sociedades dependientes de la familia, el grupo cerró 2023 todavía en números rojos. En concreto, la sociedad finalizó el año fiscal con pérdidas de 2,39 millones de euros, frente a los 1,33 millones que perdió el año anterior, según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil.
La facturación de Corporación Financiera Mataix SL se situó en el mismo periodo en 13,8 millones de euros, un 21,8% menos que el año anterior, cuando la empresa registró una cifra de negocio de 17,6 millones de euros. La principal partida de gasto dentro corresponde al aprovisionamiento (que incluye, por ejemplo, el consumo de materias primas), con un gasto de 6,68 millones de euros, un 23,6% menos que el año anterior.
Le siguen los gastos de personal, donde la matriz destinó hasta 4,28 millones de euros en 2023, un 7,6% menos, principalmente a causa de la reducción de plantilla que efectuó ya ese año la compañía. La partida de otros gastos de explotación, a su vez, también supuso a la matriz un gasto de 4,25 millones de euros, frente a los 5,6 millones de euros del año previo.
A cierre del ejercicio, Corporación Financiera Mataix SL contaba con unos fondos propios de 14,6 millones de euros, hasta un 13,3% menos que en 2022. La deuda de la empresa, por otro lado, se situó en 10,2 millones de euros, un 11,3% menos que el año anterior, distribuida en 2,5 millones a largo plazo y otros 7,6 millones a corto plazo. Del total de la deuda, además, 6,3 millones corresponden a deuda con entidades de crédito, más de la mitad.
De un ERE no resuelto, a un concurso
La compañía notificó el lunes a los trabajadores su decisión de “desistir” en la realización de un ERE, en base a las posturas alejadas entre la parte empresarial y los trabajadores, según la carta remitida por la empresa a la que ha tenido acceso Modaes.
Las negociaciones iniciaron con una propuesta de máximos por parte de la plantilla, con una indemnización de 33 días por año trabajado durante 24 mensualidades, frente a la oferta de 20 días por año durante doce mensualidades de Belda Llorens.
En las últimas negociaciones, ambas partes acordaron finalmente un punto medio, que situaba la indemnización en un pago de 27 días por año trabajado durante un periodo de 18 mensualidades, según explica Antonio García, secretario del comité de empresa de Belda Llorens, a Modaes. El trato se truncó, sin embargo, ante la negativa de la compañía de presentar una garantía de pago, relata el representante, lo que reavivó el conflicto.
El proceso, que afectará a un total de 103 empleados, en su mayoría contratados por R. Belda Llorens, aunque también por Evelio, que actualmente se encuentran en situación de permiso retribuido. “El 2 de mayo, la empresa Belda Llorens decidió retirar el ERE y comunicó a través de la prensa que irá pagando los despidos a medida que tengan liquidez para pagar las indemnizaciones”, explican desde el comité de empresa.
El ERE pactado contemplaba una indemnización de 27 días trabajados durante 18 mensualidades
Desde este lunes, además, el conflicto ha aumentado su intensidad, después de que, denuncia García, la empresa haya comunicado a una parte de los trabajadores que no ingresará los anticipos de las nóminas por falta de liquidez. Ante esta situación, y tras haber hecho un requerimiento formal a la compañía, el comité ya ha empezado a recolectar toda la documentación necesaria para enviar las papeletas de conciliación ante los organismos competentes, a la espera de, si no se resuelve el conflicto, poder presentar una demanda ante los tribunales.
“Terminado el plazo de consultas, la empresa no ha aportado información ni documentos solicitados por los trabajadores para poder llegar a un acuerdo, lo que da a entender que la pretensión del director general es ocultar información y ganar tiempo para llegar al concurso de acreedores vendiendo el único activo que le queda a la compañía, los stocks de hilados y la maquinaria de hilatura”, denuncian desde el organismo de trabajadores.
La empresa asegura, según ha relatado el propio García, que acaba de presentar la documentación necesaria para acogerse al concurso, lo que, de resolverse, permitiría que el pago de las nóminas pasará a responsabilidad estatal, ante la incapacidad material de Belda Llorens.
La compañía dio sus primeros pasos de la mano de la familia fundadora a través de la empresa Evelio Mataix Molina, en referencia al abuelo de sus fundadores. Años más tarde, en 1969, la familia se hizo con una pequeña empresa de hilatura en Alcoy (Alicante), denominada Belda Llorens. Finalmente, este fue el nombre escogido para impulsar el crecimiento del negocio familiar en todo el mundo, convirtiéndose en el nombre de la compañía.
Si la dirección de Francisco Mataix selló el camino hacia la sostenibilidad dentro de la compañía, la tarea de Jorge Mataix, desde su incorporación, ha estado marcada por la lucha de retornar la empresa a beneficios. La crisis del sector, sin embargo, ha pasado factura a Belda Llorens estos últimos años, obligando a la empresa a reducir su capacidad productiva, de dos a una sola planta, y reducción de sus líneas de producción. La plantilla también se ha contraído en los últimos años, desde los más de 150 trabajadores con los que contaba, a los 103 con los que aún cuenta actualmente.