
La pertinente apuesta por la minería – Los Andes
El desarrollo de la actividad minera en nuestra provincia parece encauzarse paulatinamente. Sin pausa, el gobierno local adapta los mecanismos de control buscando no violentar lo que establece la exigente legislación vigente.
Los pasos dados hasta aquí son demostrativos de que, en el marco de la ley, y sin renegar del crecimiento que le dio a Mendoza su tradicional matriz productiva, la minería no contaminante puede contribuir con el tiempo al crecimiento provincial deseado.
Nuestra provincia no debe seguir postergando la posibilidad de sumar a pleno una industria que le garantice un favorable impacto económico, además de trabajo calificado y registrado con retribuciones salariales que probablemente se ubiquen por encima de la media provincial. Es sabido que en cuanto a sueldos Mendoza no se ubica entre las mejores del país, pese a ser trascendente en cuanto a producción.
Además, aprovechar el empuje de la actividad minera, siempre en el marco de lo que establece la legislación vigente, debe resultar beneficioso para los mendocinos por la generación de empleos, tanto los directamente vinculados con esa actividad como aquellos que indirectamente la apuntalan desde los sectores que dan apoyatura a la minería, como transporte, logística, servicios, etc.
Se debe mirar sin temor el ejemplo de San Juan, que también tuvo una matriz agrícola similar a la nuestra. La provincia vecina avanza a buen ritmo en materia de exportaciones por el empuje que le otorga la extracción de minerales, mientras que Mendoza se sostiene, básicamente, con lo que resulta de la comercialización al exterior de productos primarios y agroindustriales, lo que deriva en una rentabilidad más limitada en el comparativo.
Sí se debe reconocer que la minería debe estar bien auditada. Eso en nuestra provincia se puede garantizar, como se lo viene haciendo, con medidas en línea con la legislación de la actividad vigente. Por otra parte, la exigencia del llamado consenso social hacia la actividad de exploración y extracción requiere, a su vez, de argumentos sólidos que se expongan en un marco de sana transparencia. A nivel mundial hay muchos ejemplos de minería aceptada por su buena gestión y mejores mecanismos de control.
Volviendo a los números, es pertinente hacer un balance comparativo sobre la incidencia del recurso minero. San Juan avanza en dicha actividad y muestra una razonable convivencia con la agricultura. Mendoza, en cambio, muestra estar más aferrada a su tradicional matriz productiva y manteniendo temor hacia la apertura minera.
Es por ello que los datos en cotejo sobre las ventas al exterior deben ser tenidos en cuenta. En 2024, en un contexto de repunte de las exportaciones en el país, nuestra provincia tuvo un desempeño levemente superior al promedio nacional, que fue del 20%, mientras que San Juan, por el impacto de la actividad minera, creció más del 60% y así encabezó el ranking nacional.
Por lo tanto, la reciente invitación del gobernador Cornejo a legislar sin temor en materia minera (“Hagamos cobre, hagamos mejor vino y cuidemos el agua”) puede orientar a la Mendoza productiva que se necesita.