
La ONU alerta de la criminalidad vinculada a la creciente demanda de minerales
Viena, 20 may (EFE).- La ONU advirtió este martes de los «graves riesgos de delincuencia y corrupción» que trae la creciente demanda de minerales requeridos para la transición energética, así como del oro, pues está impulsando la minería ilegal con serios daños sociales, económicos y medioambientales en regiones como Latinoamérica.
«La minería se ha convertido en una actividad crucial en el contexto del actual desarrollo económico y la triple crisis planetaria (cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad)», afirma la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) en un informe publicado hoy.
Titulado ‘Estudio de delitos relacionados con la minería’, el documento revela una implicación cada vez mayor de grupos de delincuencia organizada en este sector.
A más demanda, más crimen
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que la demanda de los ‘minerales críticos’, como cobre, litio, níquel, cobalto o tierras raras, se duplicará hasta 2030 y se triplicaría hacia 2050.
«Si la demanda supera la oferta, la presión resultante puede crear un terreno fértil para que los actores criminales se infiltren, exploten y distorsionen las cadenas de suministro», e incluso se hagan con el control de los lugares de extracción.
Las actividades ilegales ya forman parte de este sector, como también de la explotación del oro, añade el informe, resaltando la necesidad de mejorar el control de la cadena de la minería.
«Necesitamos mejores datos para detectar y responder rápidamente a la explotación criminal del sector minero, junto con una legislación y normas más armonizadas a nivel mundial», subraya en un comunicado Angela Me, jefa de Investigación y Análisis de la ONUDD.
«La debida diligencia y la trazabilidad de los minerales críticos son esenciales, junto con respuestas específicas de las fuerzas del orden, para garantizar la seguridad de las cadenas de suministro de minerales críticos», añade.
Narcotraficantes en Sudamérica
El informe señala que Sudamérica, con sus ricos yacimientos de litio, cobre, plata y oro, es uno de los focos de la minería ilegal, de la que sacan provecho sobre todo grupos de narcotráficantes.
«A diferencia de las drogas, la minería ilegal permite a las organizaciones criminales transnacionales beneficiarse de una cadena de suministro legal, lo que les facilita ocultar su participación al mezclar actividades ilegales con el comercio legítimo», explica el documento.
Esos grupos han establecido «intrincadas redes transnacionales», con empresas fantasma, que involucran a corporaciones en varios países para blanquear ganancias ilícitas, añade.
Según los datos de la ONUDD, en el 44 % de los territorios colombianos con explotación aluvial también había en 2022 cultivos de coca, mientras que entre 2014 y 2023, cuatro países sudamericanos exportaron en conjunto más de 3.080 toneladas de oro de origen desconocido.
Recuerda este organismo de la ONU que la minería ilegal, y en particular la del oro, «es altamente lucrativa y, en Colombia o Brasil, por ejemplo, se ha demostrado que está entrelazada con otros delitos graves en los mismos territorios».
También en Ecuador hay «evidencias» de que grupos delictivos controlan la extracción de oro y extorsionan a mineros, unas actividades que añaden al narcotráfico y el contrabando de armas.
Todo ello ha contribuido al aumento de la violencia y la inestabilidad en las regiones afectadas, destaca el informe.
Por otro lado, indica que otra forma de generar ganancias ilegales en la industria minera pasa por la creación de empresas ‘fantasma’ (o ‘fachada’), usadas para evadir la supervisión regulatoria, aprovechar lagunas regulatorias y blanquear dinero.
Daños al medioambiente
«La negligencia en la cadena de suministro se ha documentado en América Latina», entre otras regiones, afirma la ONUDD.
No solo el fraude, la corrupción y el lavado de dinero están a la orden del día en este tipo de actividades sino que, a su vez, éstas alimentan otros flagelos, como el tráfico de personas, el trabajo forzoso y la degradación del medioambiente, subraya el informe.
Y es que la minería genera una demanda de mano de obra y servicios sexuales que se abastece mediante la trata de personas y la explotación, explica.
Particularmente vulnerables son las mujeres y los niños, pues además de verse explotados en minas como mano de obra barata, son con frecuencia víctimas de «trata de personas, abuso sexual, violencia doméstica y otras violaciones de derechos humanos».
El estudio enfatiza, asimismo, en que la minería ilegal está intensificando el daño ambiental con sustancias químicas prohibidas o peligrosas como el mercurio, así como la deforestación para acceder a depósitos minerales y el vertido ilegal de residuos sólidos.
«Estas prácticas (…) no solo degradan los ecosistemas y aceleran la pérdida de biodiversidad, sino que también representan graves amenazas para la salud pública», advierte. EFE
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