
Por qué un experimento sobre el origen de las plantas podría cambiar la biotecnología moderna
Un grupo internacional de científicos logró un avance significativo al recrear en laboratorio el proceso de simbiosis celular que dio origen a las plantas, un suceso que revolucionará el campo de la evolución biológica y la biotecnología moderna.
Este hito, que fue publicado en la revista de la Royal Society of Chemistry y mencionado por Muy Interesante, resalta la posibilidad de entender y utilizar mecanismos evolutivos ancestrales que podrían aplicarse en la biotecnología, desde el diseño de probióticos hasta prácticas agrícolas sostenibles.
Hace aproximadamente mil millones de años, ocurrió un encuentro evolutivo fortuito: un organismo unicelular, un eucariota capaz de albergar un núcleo, absorbió dentro de sí una cianobacteria. En lugar de consumirla, como sería habitual en procesos digestivos estándar, ambas entidades establecieron una relación simbiótica.
La cianobacteria proporcionaba azúcares y oxígeno mediante la fotosíntesis, mientras que el organismo anfitrión le ofrecía protección vital y suministro de nutrientes. Esta interacción condujo a la endosimbiosis primaria, donde la cianobacteria se transformó en un cloroplasto, un componente esencial de la célula, allanando así el camino para el surgimiento de todas las plantas actuales.

El proyecto “1+1=1”, realizado por científicos de Alemania, Estados Unidos y Francia, busca recrear esta simbiosis primitiva mediante la combinación de metodologías propias de la biología evolutiva, la ingeniería genética y la tecnología microfluídica. ¿El objetivo? Entender mejor este evento evolutivo y explorar sus aplicaciones prácticas. El uso del organismo unicelular Paramecium bursaria, conocido por su relación simbiótica con la microalga Chlorella vulgaris, se presenta como una herramienta ideal para investigar estas interacciones bajo condiciones controladas.
La investigación se centra en si Paramecium bursaria puede establecer una relación simbiótica con una cianobacteria genéticamente alterada para excretar azúcares, un fenómeno no presente en su comportamiento natural. Al hacerlo, los científicos esperan observar los primeros pasos de este proceso simbiótico: la captación, la tolerancia mutua, el intercambio de sustancias y la posibilidad de sincronización en el ciclo celular. Para observar este fenómeno, sometieron a los paramecios a condiciones de estrés diseñadas para fomentar las relaciones simbióticas. Los científicos esperan observar los primeros pasos de este proceso simbiótico.
Un aspecto esencial y novedoso del proyecto es la utilización de microchips especializados, que permiten cultivar microorganismos en ambientes de manejo preciso. Estos chips, según el informe, ajustan con meticulosidad la luz, la temperatura y el suministro de nutrientes, permitiendo medir cómo cada factor ambiental afecta el crecimiento celular.

El uso de una plataforma de cultivo microfluídica desarrollada bajo la dirección de Dietrich Kohlheyer constituye una evolución tecnológica trascendental. A diferencia de los biorreactores tradicionales, que sufren problemas de eficiencia como la sombra celular, esta plataforma ofrece condiciones homogéneas para cada célula, aplicando ciclos de luz natural y simulando las concentraciones de gases de manera precisa. Este sistema permitió el análisis de más de 2,8 millones de cianobacterias, ofreciendo datos cruciales para modelar procesos biotecnológicos a gran escala.
El proyecto tiene vastas implicaciones para el futuro de la medicina y la agricultura. La capacidad de recrear simbiosis en un entorno controlado puede revolucionar el diseño de probióticos personalizados, mejorando la salud intestinal y combatiendo infecciones con mayor eficacia. También anticipa un futuro donde los microorganismos modificados puedan producir compuestos valiosos, como vitaminas y antioxidantes, de manera sostenible.
Finalmente, el entendimiento profundo de cómo se forman las simbiosis entre organismos distintos tiene un potencial enorme para el desarrollo de estrategias agrícolas que mejoren la salud de las plantas mediante relaciones simbióticas con bacterias beneficiosas. Este enfoque aborda una curiosidad evolutiva, prometiendo caminos concretos hacia una biotecnología más inteligente, adaptada a los desafíos del siglo XXI. La investigación es un viaje al pasado biológico, y una mirada al potencial futuro de la humanidad, subraya el impacto de estos descubrimientos en el progreso humano.