
El reto en estos tiempos “es distinguir lo real en la imagen digital”: Rebeca Monroy
El reto en estos tiempos es distinguir lo real en la imagen digital
: Rebeca Monroy
▲ Imagen de Francisco Barriga, de la serie Sin título (1979), y una mujer feminista con un cartel que muestra una foto del mismo autor.Foto tomadas del libro
Ángel Vargas
Periódico La Jornada
Martes 27 de mayo de 2025, p. 2
La historiadora Rebeca Monroy Nasr es una convencida de la fuerza transformadora de la imagen en la historia de México: Siempre he considerado el poder de la fotografía. Por ejemplo, mientras no se vieran las fotos de los muertos y heridos de 1968, la gente no creía que hubiera pasado o desdeñaba esa información considerando que no era real
.
El desafío en estos tiempos es distinguir lo real en lo digital
, afirma la investigadora y docente, quien acaba de publicar La fuerza decisiva de la imagen: Una mirada desde suelo mexicano, editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que fue presentado hace unos días en el Museo Archivo de la Fotografía.
Este libro –disponible actualmente sólo en formato electrónico en librerías digitales como Google, Amazon y Gandhi– narra una parte de la historia del Consejo Mexicano de Fotografía (CMF), piedra angular en el desarrollo de esa especialidad en nuestro país y América Latina.
La creación, desarrollo y declive de esa institución, según se describe en la contraportada de dicha obra, forman parte de la historia reciente, y es necesario redimensionarla para comprender cómo se catapultó esa profesión en esos años
.
Forjada como fotógrafa en medio del torbellino social de finales de los años 70, primero como estudiante de sociología y después de artes plásticas, al cubrir cámara en mano marchas y el acontecer de los movimientos sociales de esa época, Rebeca Monroy es de quienes sostienen que una imagen dice más que mil palabras.
Me parece importantísimo, sustancial, que muchas veces convence más una imagen que todo un texto. Eso es desde la parte visual. Del lado de la fotohistoria, sí hay que hacer un contexto para que sí diga más que mil palabras
, señala.
La imagen tiene una fuerza discursiva y decisiva en lo que es, por eso se trata de un mundo que nos está invadiendo. El desafío consiste ahora en aprender a deslindar cuáles son las imágenes informativas. Será el reto a seguir en el siglo XXI.
Un hito y nuevas vetas
Cuenta Monroy que esta nueva obra nació de que el Centro de la Imagen puso a disposición de un grupo de investigadores el acervo que resguarda del CMF. Fue muy interesante, porque abrieron todos los archivos que estaban a la mano, pero que nadie se había puesto a revisar
, indica.
“Fuimos invitadas varias colegas –entre ellos Karen Cordero y Laura González– y cada quien eligió un tema. Opté por hacer la parte relacionada con la Ciudad de México, lo que había trabajado aquí el consejo. Me parecía muy importante analizar su papel en términos de cómo había abierto nuevas vetas.”
Recuerda que el CMF fue creado a mediados de los años 70 del siglo pasado por personajes muy importantes, que en esos momentos estaban en la palestra de la fotografía
, entre ellos Pedro Meyer y la crítica de arte Raquel Tibol, con la intención de romper moldes
.
Antes de esa década, explica, la fotografía en México era desdeñada, no tenía, por ejemplo, un espacio propio en la prensa. “Fue hasta que surgen periódicos como el Unomásuno (1977) y La Jornada (1984) que aparece este nuevo fotoperiodismo, como lo llama (el historiador) John Mraz”.
Afirma que antes de esos años, el fotógrafo siempre estaba supeditado al reportero e, incluso, su nombre no aparecía en muchos de los periódicos y revistas: El reportero hacía el texto y la imagen sólo ilustraba. Lo importante es que (con la creación del CMF) la foto empezó a tener una gramática, discurso y vida propios, no sólo en los diarios, sino también en espacios de exposición
.
Enfatiza: “Entonces, sí fue un momento importantísimo. La aparición del CMF marcó un hito en la historia de la fotografía, de la prensa y de la cuestión editorial. Fue la manera en que los fotógrafos se hicieron presentes, pusieron ‘un hasta aquí’, defendieron su nombre y tradición, y rompieron con lo anterior para hacer una historia diferente”.
La historiadora aclara que en esa época ella era disidente de ese grupo –el cual se mantuvo en activo hasta 2000–, junto con otros colegas que hoy son figuras en la fotografía mexicana, como Pedro Valtierra y Marco Antonio Cruz.
No fui parte del consejo, por eso es todavía más lindo reconocer ahora que sí funcionó
. Agrega que la publicación de la historia del CMF permite, entre otros aspectos, revisar cómo creció la profesión y la fotografía en nuestro país.
Refiere que esa instancia organizó exposiciones tanto en espacios institucionales como no convencionales, entre ellos las calles y la Alameda Central. También lo hizo con la primera Bienal de Fotografía en el país y el primer Encuentro Nacional de Fotografía
Mención aparte, dice, merecen los Coloquios Latinoamericanos de Fotografía, con los cuales generó redes a lo largo de esta región, fundamentales en ese momento.
“Logró un vínculo muy importante cuando estaban las dictaduras tan férreas en Sudamérica, y nosotros en México teníamos una dictablanda: se hizo una complicidad visual. La injusticia, la explotación, la corrupción… todo eso se parecía mucho entre nuestros países.”
Granito de arena
Tras asegurar que tal vínculo trascendió fronteras a Europa, Estados Unidos y a zonas más lejanas, Monroy destaca que esta investigación le permitió advertir la lucha emprendida en esos años por los fotógrafos de los ámbitos documental y de la prensa, y desde una necesidad expresiva.
Pensaba que en los archivos iba a encontrar sobre todo fotografía documental o periodística, pero hay muchísima experimental. Eso habla de que había muchos fotógrafos con deseos de trabajar la imagen también desde otra veta, haciendo fotomontajes, puestas en escena o paisajes.
Otro punto destacado por la historiadora es la numerosa participación femenina en el CMF: Muchas mujeres estaban incursionando en la fotografía, territorio privilegiado, sobre todo en la prensa, de la masculinidad. Lourdes Almeida me contó que no consideraban las propuestas que ellas hacían
.
No obstante, asevera que las autoras –como la propia Almeida– lograron abrir puertas y mantenerse con base en sus imágenes intimistas, irredentas y transgresoras. Laura Gonzalez hizo desnudos masculinos, algo rarísimo en la época; Eugenia Vargas, fotos durísimas, como unas tripas que salen de entre las piernas de mujeres; Adriana Calatayud exploró el cerebro femenino, mientras otras jóvenes venían con muchos bríos
.
A todo esto, y más, es a lo que permite adentrarse La fuerza decisiva de la imagen. Los archivos resguardaron todo eso. Hay también archivos individuales, además de que se cuenta con una minicurrícula de los fotógrafos. Aparte, hay una memoria histórica de Pedro Meyer y de todo el equipo que inició ese gran trabajo de resguardo de documentos y cartas
, detalla Monroy.
Para concluir, reconoce que se trata de un libro colectivo
, en la medida en que los 41 fotógrafos de los que se incluye obra no cobraron por ello. Aquí estamos todos participando y aportando nuestro granito de arena
.