
Cuando los volcanes moldean el cielo: lo que no sabías sobre la ceniza y las nubes heladas
Aunque solemos asociar a los volcanes con catástrofes en tierra firme, sus efectos alcanzan mucho más allá. Una reciente investigación demuestra que las partículas que lanzan al cielo no solo modifican la atmósfera, sino que también alteran el comportamiento de las nubes heladas. Esto podría tener implicancias inesperadas en el balance térmico de la Tierra y en las estrategias contra el cambio climático.
El vínculo entre volcanes, nubes y radiación
Las nubes desempeñan un papel clave en el equilibrio térmico del planeta. Las bajas y densas enfrían la superficie al reflejar la radiación solar, mientras que las altas y delgadas, como los cirros, tienden a retener calor al absorber la radiación infrarroja terrestre. Estas últimas suelen generar un efecto neto de calentamiento.
Los volcanes también influyen en este balance mediante la expulsión de aerosoles y partículas. Tradicionalmente, los científicos han estudiado los aerosoles de sulfato, generados por el dióxido de azufre volcánico. Estos reflejan radiación solar y contribuyen al enfriamiento global, aunque con efectos colaterales como la lluvia ácida o el deterioro del ozono.
Un nuevo actor en escena: la ceniza volcánica
Hasta ahora, la ceniza volcánica no había recibido la misma atención que los aerosoles de sulfato. Sin embargo, un estudio del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LLNL) pone este material bajo una nueva luz. Analizando datos de satélites de la NASA, los investigadores hallaron que las nubes expuestas a erupciones ricas en cenizas tenían menos cristales de hielo, pero más grandes.

Contrario a lo esperado, estas condiciones se relacionaban con un tipo de formación llamada nucleación heterogénea, donde las partículas de ceniza actúan como «semillas» para el hielo. Así, las gotas se congelan en contacto con impurezas, en lugar de hacerlo espontáneamente como en la nucleación homogénea.
Implicancias para el clima global
Este descubrimiento tiene consecuencias relevantes. Las nubes con cristales de hielo grandes reflejan menos radiación solar, pero permiten que escape más radiación infrarroja desde la superficie terrestre. Además, las erupciones cargadas de ceniza generan un aumento en la formación de nubes cirros, asociadas al calentamiento.
Los investigadores subrayan la importancia de incluir la ceniza volcánica en los modelos climáticos. Incluso sugieren que estudiar su comportamiento podría aportar claves para futuras estrategias de geoingeniería, como eliminar nubes cirros para favorecer la disipación de calor y así frenar el calentamiento global.
Fuente: Meteored.